Hallazgo impactante: una sonda de la NASA fotografía un delfín en la superficie de Júpiter
El nuevo jet supersónico de la NASA sólo emitirá un leve susurro
La sorprendente foto de la Tierra que ha compartido la NASA
La aterradora imagen de la NASA que muestra los destrozos de la DANA de Valencia
Científicos atónitos: hallan una grieta en el océano que redefine la Tierra tal y como la conocemos
La confirmación de los arqueólogos sobre esta pirámide que lo cambia todo: no fue obra humana
La exploración espacial continúa revelando curiosidades sobre los planetas más enigmáticos del sistema solar. En este caso, la superficie de Júpiter vuelve a ser noticia gracias a una imagen que muestra una forma inusual en sus nubes, capturada por la sonda Juno.
Desde 2016, esta nave espacial recopiló datos únicos sobre la atmósfera y las tormentas del planeta más grande del sistema solar. Sin embargo, una reciente fotografía destaca por un detalle insólito: la figura de un delfín emergiendo entre las dinámicas nubes de su superficie.
¿Cuál fue la formación inesperada en la superficie de Júpiter?
En una imagen capturada por la sonda Juno, sobre la superficie de Júpiter, se observa una nube con una forma que recuerda a un delfín. Esta estructura se localiza entre los 32 y 59 grados de latitud sur en el llamado Cinturón Templado Sur de Júpiter.
La atmósfera del planeta, compuesta principalmente por hidrógeno y helio, es conocida por sus patrones caóticos y vientos que superan los 600 km/h, lo que explica la formación de figuras tan singulares.
Este fenómeno, conocido como pareidolia, ocurre cuando la mente humana interpreta estímulos vagos como formas reconocibles.
Según explican los expertos, la imagen del «delfín» es un ejemplo perfecto de cómo los intensos vientos y las interacciones atmosféricas de Júpiter moldean las nubes de manera aleatoria, creando figuras reconocibles para el ojo humano.
¿Cómo se forma una figura como el «delfín»?
La atmósfera de Júpiter es extremadamente dinámica. Las complejas interacciones entre los gases presentes, combinadas con la fuerza de los vientos, generan patrones de nubes únicos.
Estas formaciones pueden parecer aleatorias, pero están influenciadas por los procesos internos del planeta, como la transferencia de calor desde su núcleo y la rotación rápida que experimenta.
Aunque para los científicos estas formaciones son un ejemplo más de las características atmosféricas de Júpiter, para el público general, son curiosidades que generan fascinación y acercan la exploración espacial a la cotidianidad.
El papel de la sonda Juno sobre la superficie de Júpiter
La misión Juno fue lanzada en 2011 y llegó a Júpiter en 2016 tras recorrer más de 3.000 millones de kilómetros. Desde entonces, ha proporcionado información crucial sobre el planeta, incluyendo detalles sobre su composición, atmósfera y campo magnético.
Equipada con la cámara JunoCam, esta nave ha capturado imágenes de alta resolución que permiten a los científicos observar de cerca las dinámicas atmosféricas de Júpiter. La fotografía del «delfín» es producto del trabajo conjunto de Brian Swift y Seán Doran, dos expertos que procesaron decenas de fotogramas enviados por la sonda para componer la imagen final.
Además de revelar esta figura peculiar, Juno ha sido fundamental para estudiar las tormentas masivas del planeta, como la Gran Mancha Roja, y entender cómo funcionan sus sistemas climáticos.
La importancia de Juno para la ciencia
La misión Juno no solo brindó imágenes sorprendentes, sino que ha permitido a los investigadores obtener datos sin precedentes sobre Júpiter. Entre sus logros más destacados se encuentran:
- Estudio de los polos de Júpiter: Juno fue la primera nave en fotografiar los ciclones masivos en los polos del planeta.
- Comprensión del campo magnético: la misión ha ayudado a mapear el campo magnético de Júpiter, que es el más fuerte del sistema solar.
- Descubrimiento de nuevas tormentas: se han identificado patrones de tormentas previamente desconocidos, que aportan información sobre la dinámica climática del planeta.
Juno fue diseñada para soportar las intensas radiaciones de Júpiter, lo que la convierte en una herramienta única para estudiar un entorno tan hostil. Su misión fue extendida hasta 2025, permitiendo que siga proporcionando datos valiosos para la ciencia.
Así, la atmósfera de Júpiter actúa como un laboratorio natural para estudiar procesos climáticos extremos. Las formaciones en sus nubes son solo una manifestación visual de fenómenos que ocurren a una escala difícil de replicar en la Tierra.
Temas:
- Astronomía
- Espacio
- Planetas