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Adiós al cemento de toda la vida: investigadores crean un material constructivo más barato a base de tierra y cartón

Material constructivo
Ilustración ficticia del CCRE. Foto: ilustración propia.

El interés por conseguir un material constructivo que consiga equilibrar desempeño estructural, coste y menor impacto climático pasó a tener un papel relevante en los tiempos que corren. En distintas partes del mundo se hacen ensayos con alternativas que eviten el uso intensivo de cemento, un componente cuya producción genera una carga ambiental difícil de ignorar.

En este contexto, un grupo de especialistas de la Universidad RMIT, en Melbourne (Australia), ha propuesto un sistema que reinterpreta la técnica del tapial mediante una configuración que emplea tubos de cartón reciclado para confinar tierra humedecida y compactada. Esta propuesta prescinde del cemento y plantea un modo distinto de concebir el material constructivo.

¿Cómo es el nuevo material constructivo basado en tierra y cartón?

El método, identificado como CCRE (Carton-Confined Rammed Earth), parte de la premisa de que la tierra compactada puede mantener su capacidad estructural si queda confinada en un cilindro de cartón desechado que actúa como refuerzo.

Este configurador evita la necesidad de cemento, lo que reduce de forma significativa la huella de carbono en comparación con el hormigón convencional. El propio sistema aprovecha técnicas conocidas, pero las adapta a una estructura modulable que puede fabricarse directamente en el lugar de obra.

Según los ensayos realizados, publicados en la revista especializada «Structures», la resistencia puede ajustarse aumentando el grosor del cartón o incorporando refuerzos adicionales, como fibra de carbono. Esto permite configurar piezas con un rendimiento estructural variable en función del tipo de edificio o las necesidades específicas de carga.

La modularidad también facilita la sustitución de elementos dañados sin alterar el conjunto de la estructura.

¿Por qué este material constructivo creado en Australia consume menos energía?

El uso de cartón reciclado como envolvente aporta otra ventaja: la reducción de residuos generados durante el proceso constructivo.

Australia, por ejemplo, envía cada año más de 2,2 millones de toneladas de papel y cartón a los vertederos. Integrar parte de ese flujo en un material constructivo como el CCRE permitiría mitigar la presión sobre la gestión de residuos y, al mismo tiempo, reducir el coste general de las obras.

El proceso de fabricación resulta sencillo. Basta con mezclar tierra y agua, verter la masa en el cilindro de cartón y compactarla por capas. Esta metodología no depende de fábricas centralizadas ni de transporte pesado, lo que amplía su aplicabilidad en regiones remotas o en zonas con infraestructuras limitadas.

La tierra apisonada destaca por su capacidad para regular la temperatura interior gracias a su masa térmica, una característica útil en climas cálidos donde la demanda energética para refrigeración es elevada.

Prestaciones y potencial del CCRE

El equipo investigador ha comprobado que la integridad estructural del CCRE se mantiene incluso ante cargas significativas. La combinación de tierra y cartón evita el agrietamiento habitual en el tapial contemporáneo cuando no se utiliza cemento.

Por su parte, el refuerzo cilíndrico proporciona estabilidad vertical y mejora la distribución de tensiones. Esto abriría la puerta a su empleo en edificaciones de baja altura donde se valoren las soluciones locales y los materiales fácilmente disponibles.

Si hacemos un repaso general, estas serían las características más destacadas del sistema CCRE:

  • Uso de tierra y agua como base estructural.
  • Confinamiento mediante cartón reciclado.
  • Ajuste de resistencia variando el grosor del cartón.
  • Fabricación in situ con herramientas de bajo consumo.
  • Posibilidad de incorporar refuerzos como fibra de carbono.
  • Reciclabilidad completa de todos los componentes.

Las primeras pruebas muestran que este material constructivo produce emisiones cuatro veces menores que el hormigón habitual y presenta un coste de fabricación inferior a un tercio del convencional. Su potencial radica en que no requiere recursos escasos ni infraestructuras complejas, lo que facilita su integración en proyectos de distinta escala.

Hacia una transición en los sistemas de edificación

El interés creciente por soluciones como el hormigón de cáñamo o los compuestos a base de micelio demuestra que la industria busca opciones de bajo impacto ambiental. Sin embargo, el CCRE se distingue porque se puede producir en el propio emplazamiento. Esto elimina la dependencia de cadenas logísticas extensas y reduce los tiempos asociados a las fases iniciales de obra.

Los ingenieros responsables del proyecto afirman que la versatilidad del CCRE puede convertirlo en un candidato para proyectos que necesiten rapidez de construcción y un control preciso de la huella ambiental.

Ya se han iniciado contactos con empresas del sector para realizar pruebas de campo y evaluar su comportamiento en edificaciones reales. A modo de conclusión, podría decirse que su desarrollo se enmarca en un periodo en el que administraciones y compañías buscan alternativas viables frente a materiales tradicionales que presentan altos niveles de emisiones.

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