Pablo Hasél

Los violentos pro-Hasél atacan con manuales de antidisturbios de los Mossos filtrados por un topo

Mossos ERC
Violentos enfrentándose a los BRIMO de los Mossos.
Pelayo Barro

El enemigo en casa. Los Mossos han detectado que algunos de sus manuales de instrucción de cara a intervenciones contra disturbios ya circulan entre los radicales que llevan ya ocho días consecutivos incendiando Cataluña en nombre del rapero Pablo Hasél, condenado por enaltacer a ETA y agredir a un periodista. «Alguien de dentro los ha tenido que filtrar», denuncian. Ya se ha abierto una investigación.

Saben cómo atacar, dónde hacerlo recurriendo a los puntos débiles y cómo replegarse a toda velocidad para no ser detenidos. Los ultras que desde hace una semana han puesto en jaque a la policía en Cataluña, y especialmente en Barcelona, no actúan de forma desorganizada ni improvisada. Han estudiado a su ‘enemigo’ y le hacen frente con sus propias armas… y con sus propios manuales.

El pasado fin de semana, relatan fuentes de los Mossos a OKDIARIO, los agentes descubrieron que algunos de los ultras detenidos tenían en su posesión extractos de un manual de intervención que utiliza habitualmente el cuerpo policial para la formación de nuevos agentes y para la instrucción de los grupos operativos de la Brigada Móvil (BRIMO). También los utilizan agentes del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO). Los documentos detectados se encontraban tanto impresos en papel -en forma de chuleta- como en formato digital en dispositivos móviles -«capturas de pantalla con el manual», explican-.

Estos hallazgos han alarmado profundamente a los agentes que se juegan el pellejo en las calles, ya que además de revelar sus vulnerabilidades, indican un hecho aún más preocupante: que alguien desde dentro les está ayudando y suministrando información. Tienen, como dicen, «el enemigo en casa» y así lo han trasladado a sus superiores. Les han confirmado, dicen, que ya se están investigando estos hechos para tratar de localizar una posible filtración y detectar a quienes pudieran estar colaborando con estos grupos.

Su ‘biblia’ ante los disturbios

Esos documentos incluyen información precisa sobre cómo se deben organizar las líneas de defensa, cómo y cuándo se dividen las escuadras y cuál es su reacción ensayada ante las situaciones que se les presentan.

«Lo hemos visto estos días claramente. Estábamos en una intervención cerca de la Jefatura Superior de Policía, preparándonos para cargar contra un grupo que estaba siendo especialmente duro y rápidamente otro grupo atacó las proximidades de un convoy de vehículos. Saben que en una situación así nuestra prioridad es acudir al auxilio de compañeros en los vehículos, que fue obviamente lo que hicimos. Neutralizaron la carga, y no parece casualidad», explican.

Los ultras adaptan sus movimientos con fluidez a todas estas instrucciones y evalúan el comportamiento de los agentes para prevenir su respuesta. «Saben que cuando aparecen los ‘manos libres’ deben iniciar el repliegue y la huida, nunca en grupo, siempre separados», explican fuentes de los Mossos. Los ‘manos libres’ son los agentes de intervención que no llevan escudos -sólo la porra- y que suelen llevar menor protección corporal. Su objetivo es poder alcanzar a la carrera a aquellos a quienes durante las cargas se haya identificado por alguna agresión, derribarlos y proceder a su detención.

Los ‘chivatos’ infiltrados

Además, advierten, conocen las ‘voces’, las instrucciones que reciben verbalmente los agentes de sus mandos cuando han de ejecutar una orden concreta, como formar, cargar, protegerse o replegarse. Pero para oírlas deben estar lo suficientemente cerca de los agentes. Saben que entre la nube de periodistas con chalecos reflectantes que les rodean suele haber infiltrados, ultras camuflados cuya misión es escuchar e informar a los cabecillas que están al otro lado de las barricadas. Ya los detectaron en otras ocasiones, como en las jornadas de violencia que se desataron en Cataluña tras la publicación de la sentencia condenatoria a los golpistas del 1-O.

Desde que comenzaron las algaradas callejeras en Cataluña, más de medio centenar de agentes antidisturbios de la Brigada Móvil (BRIMO) y del
Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) han resultado herido de diversa consideración. La agresividad que muestran en las calles los ultras ha llamado puesto en alerta al cuerpo policial, que incluso advierten temer por su propia vida.

Se toman en serio las amenazas y saben de lo que son capaces los ultras más violentos. La pasada semana, OKDIARIO desveló que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado habían detectado la circulación entre estos grupos de instrucciones para fabricar cócteles molotov. Apenas 48 horas después, un manifestante lanzó uno de estos artefactos incendiarios contra una comisaría de Barcelona, aunque por suerte estaba mal confeccionado y se apagó al instante.

«Salid a matar mossos»

El nivel de violencia verbal y amenazas también ha ido en aumento la última semana. Este miércoles era detenido un individuo que había llamado por redes sociales a «matar Mossos» e instigado a «quemar sus casas con su familia dentro».

Pero lo que más indigna a nivel interno en la BRIMO, explican, es la batalla que mantienen con sus propios ‘compañeros’, integrantes de otras unidades que se posicionan a favor de los violentos. Muestra de ello son los carteles que se han colocado en la puerta del Departamento de Interior de la Generalitat en los que se pide la liberación de uno de los cabecillas detenidos en las protestas. Algunos sindicatos y asociaciones policiales de corte independentista han mostrado públicamente su apoyo.

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