Manuel Valls: el independentismo ha gestionado la crisis «con fanatismo y desde el odio»
El ex primer ministro francés y portavoz de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, ha censurado que «en la primera parte» de la crisis de la COVID-19 en Cataluña el ejecutivo independentista aprovechase para «imponer su relato» ante esta situación, «a veces con fanatismo y desde el odio».
En una entrevista con la Agencia Efe, el ex primer ministro francés ha lamentado que se haya pasado «del España nos roba, al España nos mata» y que, a su juicio, se utilizaran los medios públicos y los privados con subvención de la Generalitat para insuflar esa «propaganda» secesionista en el contexto de crisis sanitaria.
Aunque vea las elecciones catalanas lejanas por la emergencia de la pandemia, Valls ha subrayado su «preocupación» por un Govern que sigue viviendo en «continuas peleas y contradicciones» que «dañan al buen gobierno» y que a la vez son capaces de ponerse de acuerdo para «el separatismo» y la «propaganda».
El regidor, que con su voto hace un año invistió a su adversaria Ada Colau para evitar un alcalde independentista en Barcelona, ha apuntado que en las últimas semanas se ha pasado desde la Generalitat a una «visión más práctica» porque las autoridades se han dado cuenta de que «lo que importa al ciudadano es la gestión pública».
Con todo, ha dicho que no es el momento «de simplemente criticar», sino también de reconocer las «dificultades» para gestionar en el marco de las distintas administraciones en el contexto del estado de alarma y mando único en un país de competencias descentralizadas a las CCAA.
Preguntado sobre si ve al independentismo igual de fuerte que antes de esta crisis, Valls ha indicado que, aunque parezca que hay una «tapadera» sobre el asunto, «los bloques de independentismo y constitucionalismo siguen vigentes».
Los problemas de los ciudadanos
«No creo que se pueda dar por muerto a ningún líder independentista, tampoco al que está fuera de España», ha dicho en referencia implícita sobre el ex president huido Carles Puigdemont.
Al mismo tiempo ha apuntado que estando todavía en estado de alarma, a los ciudadanos les cuesta proyectarse en el futuro político porque tienen urgencias más relevantes sobre su propio futuro y el de su familia.
En ese sentido, ha dicho que hacer predicciones es complicado: «De esta crisis podría salir lo mejor, que es la unidad de los constitucionalistas, o lo peor, el nacionalismo, el populismo, el fanatismo», ha apuntado.
Para Valls, lo ocurrido esta semana en Badalona -la llegada del popular García Albiol a la alcaldía tras frustrarse un acuerdo entre PSC y Guanyem Badalona- evidencia la «incapacidad» de los socialistas para entender lo que pasa al intentar llegar a un acuerdo con fuerzas independentistas.
«Se habló de un eje progresista. No se puede ser de izquierdas y nacionalista o pretender pactar con antisistemas», ha subrayado al respecto.
A propósito de su futuro, y con unas elecciones catalanas próximas aunque sin fecha y para las que ya está registrada su marca electoral, Valls ha evitado concretar sus intenciones.
Eso sí, ha dicho que prefiere ser «útil» -como cuando evitó que Barcelona tuviera un alcalde independentista- que «candidato» y ha añadido que «no puedo ser candidato a todas las elecciones», al tiempo que ha reconocido que él no «representa» a una fuerza política con gran infraestructura.
«Aquí además el sistema electoral y de representación da una importancia yo creo demasiado fuerte de los partidos políticos», ha dicho.
Y ha añadido: «Soy regidor en Barcelona, me va bien. Lo otro ya se verá».
Por otro lado, tampoco ha cerrado definitivamente la puerta a seguir participando de debates políticos en Francia, si bien volver a la arena política gala no está en sus planes inmediatos porque en Barcelona dice que «está feliz».
Dentro de esa apuesta personal por la «utilidad» ha insistido en que «no se puede dejar a España ante los que quieren romperla, que son los mismos que quieren romper Europa».
«En España, como en Francia, los responsables políticos están ante un momento histórico. «Y por eso hay que apostar por la alianza» de las tres grandes familias políticas europeas en España: PP, PSOE y Ciudadanos, como pasa en Europa, ha defendido.