El síndrome HELLP. Todo lo que necesitas saber
Aunque por regla general, cualquier embarazo se desarrolla de manera normal, es cierto que algunos sufren determinados contratiempos que pueden poner en peligro la salud de la mujer o del bebé e incluso el desarrollo de lo que es el parto. En concreto, uno de esos es el que se conoce como síndrome HELLP, del que a continuación te vamos a dar a conocer sus principales particularidades.
¿Qué es?
En 1 de cada 1.000 embarazos se produce este mencionado síndrome que afecta a las mujeres con hemólisis, con enzimas hepáticas por encima de los parámetros considerados normales o un conteo de plaquetas bajo. De ahí que, basándose en los nombres ingleses de dichas situaciones (H de hemolysis, EL de elevated lived enzymes y LP de low platelet count), se dé en llamar de esa manera.
Se considera que viene a ser una preeclampsia grave y, por regla general, suele aparecer durante lo que es el tercer trimestre del embarazo.
Síntomas
Con hepatitis o incluso con algún tipo de gripe o lupus puede llevar a confundirse este problema que ahora nos ocupa, ya que cuenta con alguna serie de síntomas similares a los que se producen en esos casos. En concreto, las señales más claras que indican que la gestante no está bien y que tiene que recibir atención médica son los siguientes:
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Vómitos y náuseas frecuentes, que van más allá de los habituales que se producen durante el primer periodo del embarazo.
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Convulsiones.
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Sensación de no encontrarse bien.
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Cansancio y fatiga constantes.
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Molestias y dolores estomacales.
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Problemas de visión, llegando a que la misma sea borrosa en momentos puntuales.
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Dolor incesante en el abdomen.
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Frecuentes dolores de cabeza sin motivo aparente.
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Sangrados nasales.
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Un aumento considerable de peso y una contundente problemática de retención de líquidos.
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Hipertensión.
Tratamiento y actuación
Si se diagnostica de manera prematura, hay que tener en consideración que se podrá actuar a tiempo de evitar situaciones que pongan en serio peligro la salud de la madre y del bebé. No obstante, si cuando se detecta el síndrome HELLP este ya se encuentra en una fase muy avanzada, habrá que hospitalizar a la mujer y tenerla continuamente bajo control, ya que se pueden producir consecuencias graves, tales como estas:
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Separación y desprendimiento prematuro de la placenta.
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Problemas de insuficiencia respiratoria.
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Hemorragias en el hígado.
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Aparición de edemas pulmonares.
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Diversos trastornos de coagulación que pueden dan lugar a hemorragias constantes.
Todo eso sin olvidar que, de la misma manera, el pequeño puede ser víctima de daños irreparables e incluso puede llegar a fallecer. No obstante, estos dos últimos casos son los más infrecuentes.
Lo habitual es que, cuando se detecta, la mujer y su feto esté sometidos a continuos exámenes y al pertinente tratamiento que darán lugar a que todo se resuelva de la manera más satisfactoria para ambos.
Otros datos de interés
Además de todo lo expuesto hasta el momento sobre el síndrome HELLP, merece la pena conocer otros aspectos interesantes acerca del mismo, tales como estos:
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Fue descubierto en el año 1982 por Louis Weinstein.
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En algunos casos, aparece en las primeras semanas posteriores al parto.
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Por el momento, no se ha conseguido descubrir ningún tipo de “truco” para conseguir evitar su aparición. Así se establece que lo único que las embarazadas pueden hacer al respecto es, desde el primer momento que descubren su estado, acudir al médico para que este les realice las pertinentes pruebas y exámenes. Sólo así y acudiendo a las citas hospitalarias pertinentes se puede diagnosticar cuanto antes este problema.
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En muchos casos, la primera y más importante solución que se lleva a cabo para proteger la salud materna y del bebé es provocar el parto antes de la fecha prevista para el mismo.
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El síndrome HELLP se divide en tres tipos, según la clasificación Mississippi que toma como base lo que es el número de plaquetas: Clase I, también llamada trombocitopenia grave, que es cuando ese es inferior a 50.000 / mm3; la Clase II, que es conocida como trombocitopenia moderada, cuando la cifra está entre los 50.000 y los 100.000 / mm3; y la clase III, o trombocitopenia leve, que es cuando las plaquetas se hallan entre los 100.000 y los 150.000 / mm3.
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Los bebés que nazcan afectados por este problema requerirán la hospitalización pertinente para, entre otras cosas, recibir ventilación pulmonar.
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Después de haber dado a luz, la mujer con el pertinente síndrome tendrá que seguir bajo vigilancia médica porque es la única manera de poder prevenir posibles fallos de tipo multiorgánico.
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Las gestantes que han sufrido este problema tienen un riesgo de entre un 20% y un 30% de volver a padecer el mismo en posteriores embarazos, a excepción de las que lo tuvieron antes del tercer trimestre, porque en esos casos el porcentaje aumenta hasta lo que es el 60%.