Creado un dispositivo que descarta que el niño llore porque le duele algo

le duele algo
Dispositivo que descarta que el niño llore porque le duele algo

El llanto se convierte en el principal recurso que tienen los bebés para comunicar lo que les sucede. De ahí que sus padres estén preocupados por saber entender qué intentan expresar con el mismo a cada momento, especialmente si están enfermos. Y a eso les va a poder ayudar ahora un singular dispositivo que se ha creado y que descarta que el niño llore porque le duele algo.

¿Quieres descubrir todo lo que se ha dado a conocer al respecto? A continuación, la información que ha trascendido.

Los autores del invento

Un grupo de investigadores de la prestigiosa Universidad de Oxford, al frente de los cuales ha estado la doctora Rebeccah Slater, es el que se encuentra detrás del dispositivo que ahora nos ocupa. Invento del que aún se conocen pocos datos y los que se tienen se han logrado a través de la publicación especializada “New Scientist”

El objetivo del dispositivo

Como hemos mencionado al principio de este artículo, lo que más preocupa a los padres es no saber si sus bebés están llorando porque se encuentran mal de salud. Por eso, lo que se pretende lograr con el nuevo artículo diseñado es, al menos, poder tranquilizarles en ese sentido. Sí, porque este permite descartar que el llanto sea provocado porque les duele algo.

¿Cómo funciona?

El sistema de funcionamiento del dispositivo diseñado es muy sencillo. Básicamente se trata de un pequeño sensor que se coloca en el cuero cabelludo del niño. De esta manera, lo que se logra es monitorizar las señales nerviosas del cerebro del menor que se encuentran en relación al dolor. Y eso es lo que permite saber si el llanto está producido porque siente alguna molestia. En el caso de que deje constancia de que no es por esa razón, será ya cuando los padres tendrán que descartar si es porque tiene sueño, hambre, necesita que se le cambie el pañal o quiere mimos.

Por el momento, según se ha podido saber, el citado artículo ha sido ha sido probado en distintos bebés prematuros así como en otro recién nacidos mientras se les realizaban pruebas para extraerles sangre. Y los resultados han resultado óptimos.

No obstante, aunque ese es un gran paso, habrá que seguir trabajando e investigando en ese sentido. En concreto, desde el grupo de la Universidad de Oxford se ha dado a conocer que se abre una nueva línea de trabajo. Sí, el poder lograr que el dispositivo pueda ser capaz de diferenciar entre dolores leves o agudos.

Sea como sea, lo que está claro es que este invento puede ser una gran herramienta tanto para los padres como, sobre todo, para los hospitales. Y es que les permitirá reconocer claramente el estado del pequeño, cómo se siente y la intensidad de los dolores que puede estar sufriendo. No obstante, habrá que esperar para que el sistema se perfeccione e incluso para que se establezca la viabilidad de darle forma real a su producción.

Después de los llantos, llegan las primeras palabras

Frente a esta medida científica, podemos subrayar que hemos conocido una singular propuesta que un padre ha llevado a cabo respecto a las primeras palabras de los hijos. Sí, este adulto ha querido analizar a fondo cuáles son las expresiones que los pequeños dicen y comienzan a utilizar como sistema de comunicación en detrimento del llanto.

Jon Jivan. Este es el nombre del adulto que ha optado por analizar el desarrollo de su hijo en materia de lenguaje desde que nació hasta los 20 meses. De ahí que, al final, haya procedido a crear una tabla de Excel donde viene a indicar cuáles son las palabras más habituales que salen de la boca de los pequeños en base a la edad que tienen.

Haciendo uso de herramientas tales como grabaciones de vídeo caseras o aplicaciones como Google Sheet, ha conseguido unos resultados curiosos:

  • Las primeras diez palabras que pronunció su hijo fueron estas: no, car, toot, ball, baby, papa, hi, bubbles, eyes y bye.
  • El monosílabo “sí” no se encuentra entre las primeras cien palabras que el niño aprendió a decir.
  • Las seis primeras palabras que aprendió a expresar verbalmente salieron de la boca del pequeño cuando tenía entre 16 y 17 meses de edad.

Este progenitor, que ha compartido su tabla en redes sociales, ha querido exponer, eso sí, que no siempre esos términos su hijo los pronunciaba correctamente. No obstante, está tan encantado con el resultado que ha manifestado que volverá a hacer otro estudio similar con su segundo pequeño, que está a punto de nacer.

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