Jaume, Miquel y Antonio

Jaume, Miquel y Antonio

La historia del Mallorca, fuera sociedad sin ánimo de lucro o anónima deportiva, está plagada de personajes en busca de dinero, reconocimiento popular o ambas cosas a la vez. Muchos de ellos se han erigido a si mismos en salvadores o refundadores de un club que como la canción de la inmortal Tina Turner del año 1966, River deep, mountain high, ha surcado profundos ríos y subido altas montañas. Siempre salió a flote, mejor o peor parado, igual que se despeñó.

Pero todo se resume en tres grandes etapas y si podemos hablar de fundadores, al margen del orígen alfonsino de 1916, únicamente podemos referirnos a Jaume Rosselló Pascual, Miquel Contestí y Antonio Asensio Pizarro. Siento que los americanos en curso no hayan sido incluidos en el libro de colonizadores, lo que ya les recordó el doctor Bartolomé Beltrán en el Teatro Principal durante el impresentable acto del centenario: «fue un mallorquín, Fray Junípero Serra, quien cristianizó California antes que un solo norteamericano supiera de la existencia de nuestra isla»

Ayudado por el abogado y años más tarde senador europeo, José María Lafuente López, el líder del primer ascenso a primera división en 1960, transformó una asociación amateur en un club de fútbol profesional y lo hizo, además, en tiempo record: tres años. A finales de los 70’s, en 1978, el «arenaler» que había sido directivo tiempo atrás, tuvo que sacar al enfermo de la UCI, sin electricidad, teléfono, jugadores, entrenador, un montón de deudas y ni un duro en cualquier banco. Devolvió al equipo a la máxima categoría, reformó el Lluis Sitjar, contrató futbolistas de primer nivel, rescató obligaciones y otros títulos de propiedad del estadio y se fue a las puertas de su reconversión en SAD cumpliendo el mandato más longevo que registran los anales de la entidad.

En lo más profundo de otra de sus más grandes crisis, tras el fracaso de la oferta popular de adquisición de acciones promovida por el doctor Miguel Dalmau que soñó con un Mallorca de todos, apareció en 1995 el empresario periodístico que ha dado nombre a la Ciudad Deportiva, cuyos terrenos fueron adquiridos durante su gobierno, igual que el acuerdo para el traslado a Son Moix y logró que el escudo y sus colores clásicos fueran conocidos en Europa. Recuerdo que el taxista de Amsterdam que me llevaba al campo del Ajax se sorprendió cuando me preguntó quién jugaba y al responder que el Mallorca, me dijo: «¡vaya!, pues yo he estado de vacaciones en El Arenal y nunca imaginé que en aquella ciudad hubiera un equipo de fútbol».

El Real Mallorca SAD no nació en Perelada. ¡Ni de coña! Pese a que eso es lo que pretende hacer creer la actual propiedad.

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