Y en esas, UM se dispone a renacer

Transcurridos ocho años de la ocupación de la Moncloa, por ese combo de perdedores a quienes solamente une el odio al contrario, basta con apelar al sentido común de los ciudadanos de Baleares para concluir que disponemos de la radiografía certificada, de los ocho años de un Pacte de Progrés que se asemejaba como alma gemela a cuanto está sucediendo en la actualidad.
Las tribus en torno a Francina Armengol asentían sin sentido crítico alguno a las incendiadas afirmaciones de cariño lady Hart Bar de ser los únicos en condiciones de dialogar, aunque eludiendo decir que hablaban, a propósito de los afines, y no del adversario, que precisamente es el que le da sentido a la naturaleza y verdad última del diálogo. Solo que esta extrema izquierda decidió compulsivamente que no había adversarios sino enemigos políticos.
El muro decretado por el presidente Pedro Sánchez, inspirado en el odio y peor aún, negando el derecho a la alternancia, es buena prueba de ello.
El okupa de La Moncloa ha decidido cerrar el espacio aéreo español a los vuelos oliendo a Israel; de paso, prohibir la entrada en España a cualquiera sospechoso según la extrema izquierda en el poder, de apoyar el genocidio en Palestina, y entretanto abriendo los brazos, ¡yupi!, a los de Hamás, unos santos -para esta tropa- el 7 de octubre de 2023. Aquí entre nosotros está la regidora residual de Podemos en el Ayuntamiento de Palma, embarcada en la flotilla súper chupi camino de Gaza, pidiendo a Sánchez que les proteja frente a Israel mientras el alcalde de Palma le recuerda que su obligación es asistir a los plenos de la Corporación. Dejación de funciones, en definitiva.
Nuestra política exterior ya no puede ir peor. Días atrás, el Aló presidente de turno pretendía distraer la atención de la opinión pública ante el proceso judicial que envuelve al Gobierno de España todo él en el punto de mira de la Justicia. Ahora resulta que un conseller próximo a Armengol empieza a saberse que podría estar implicado en la trama de las mascarillas, en el caso Koldo en definitiva. Querida Armengol, y ahora, Querido Marc. El tiempo judicial nos dirá qué hay de cierto en todo ello. Qué decir de Més, unido a Sumar en las pasadas Generales y votando a favor de la fraudulenta Ley de Amnistía, como muy probablemente va a declarar el Tribunal de la UE.
Las encuestas de intención de voto inciden otra vez, y van…, en una abultada victoria de la derecha en caso de producirse unas elecciones generales ya mismo. Parece ser que el señuelo de ultraderecha y fascismo va perdiendo fuelle conforme la opinión pública descubre cuánto le gusta la fruta. Pero una vez más aparece en escena el CIS acólito de Sánchez para decretar que el PSOE va a ganar por goleada de producirse elecciones. Pues a qué están esperando para convocar elecciones, si parece que van a ganarlas…
¿Todo esto afecta a Baleares? Pues claro que sí. Somos parte de España y por eso mismo nos afecta el okupa de Moncloa, su entorno familiar y esa estrafalaria política exterior que nos está llevando a la nada y al vacío más absoluto en las relaciones internacionales cuando el turismo, nuestro primer sector económico, depende en buena medida del prestigio, y hoy por los suelos gracias al Frankenstein a escala nacional. Y en ésas, parece ser que Unió Mallorquina (UM) se dispone a renacer. Un partido que perdió su razón de ser, si alguna vez la tuvo, el año 2010 con la cascada de registros y de entradas en prisión de sus principales dirigentes, Munar incluida.
Entiendo que el común de la ciudadanía balear está al corriente de lo que pasa y cuánto se asemeja a las maneras implantadas por Armengol entre 2015 y 2023. Hasta desembocar en la presidencia del Congreso gracias a la imposición de ERC en los pactos de investidura. Su gestión ha llamado la atención de los medios de difusión estatal por su arbitraria conducta. Y sin olvidar el papel de su puppet Negueruela, que se ha cargado al sector crítico del PSOE-Palma, última esperanza –imagino- del votante socialdemócrata.
La extrema izquierda balear es consciente de necesitar a un partido bisagra de centro, aunque nacionalista, para aspirar a regresar al poder. Una vez ha desaparecido el PI, su opción es resucitar a UM. De lo contrario, no tendría nada que hacer. Entre medias sigue sorprendiéndonos el oficio de Sánchez en su intento desesperado de afianzarse al poder. La autocracia se avecina.
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