El Consell de Menorca gobernado por el PP también exige nivel avanzado de catalán para ser bombero
Al igual que sucede en Mallorca reclama a los aspirantes como requisito un certificado B2
El que apruebe la oposición pero no reúna los requisitos lingüísticos no podrá optar a la plaza
Al igual que ha sucedido en el Consell de Mallorca gobernado por la coalición de PP y Vox, en el de Menorca donde los populares lo hacen en solitario, para ser bombero hay que tener un nivel avanzado y notable de catalán y demostrarlo con las pertinentes titulaciones oficiales. En ambas islas, el título B2 de conocimiento hablado y escrito de una de las dos lenguas oficiales de Baleares.
Así figura en las bases específicas de la convocatoria aprobada por la institución insular presidida por el presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, en la que se recoge como requisito obligatorio para optar a una de las plazas de este concurso oposición, estar en posesión del certificado oficial B2, en un proceso abierto para reclasificar las plazas de bombero y subirlas de categoría laboral.
El citado certificado de catalán acredita un nivel avanzado de conocimiento y dominio de esta lengua, y fue establecido de conformidad con el acuerdo del Consejo Ejecutivo del Consell de Menorca de fecha 5 de septiembre de 2022, relativo a los requisitos lingüísticos para el catálogo de puestos de trabajo del Consell de Menorca.
Según recoge ese acuerdo, para las titulaciones de ciclos formativos de grado superior o equivalentes de la categoría profesional C1, como sucede en este caso, se exigirá el certificado de conocimientos de catalán B2.
Una normativa por tanto aprobada por el anterior gobierno de izquierdas presidido por la socialista Susana Mora, y que el PP no ha modificado al llegar a la presidencia insular.
Además tal y como se especifica en la convocatoria, los certificados obtenidos en Cataluña y la Comunidad Valenciana y los estudios de ESO o Bachillerato cursados en estas comunidades, no son directamente válidos, si no es mediante la homologación por parte de la Dirección General de Política Lingüística del Govern.
Para despejar cualquier duda en las bases de la convocatoria se deja claro que sin ese título B2 de catalán, aunque se apruebe el examen, no podrá el aspirante tener plaza de bombero en Menorca.
El personal que no pueda acreditar la titulación requerida o el conocimiento de la lengua catalana correspondiente al nivel B2 pero que reúna el resto de los requisitos exigidos en la convocatoria, puede tomar parte en el proceso de selección.
Sin embargo, en caso de superarlo, quedará en la situación de «a extinguir», salvo que obtenga la titulación requerida y la acreditación del conocimiento de la lengua catalana, en cuyo caso será reclasificado de forma automática, previa comprobación por parte de el órgano competente en materia de función pública.
Llama la atención que en el programa electoral insular del PP de Adolfo Vilafranca de 2023, no se hiciera mención expresa en materia de lengua y tradición a la imposición del catalán. En este apartado el compromiso de Vilafranca hace referencia a promocionar «los modismos y palabras propias del menorquín, para que no se pierdan y para que los jóvenes las introduzcan en su vocabulario diario».
En el segundo punto de este apartado del programa electoral de 2023, se indica expresamente el compromiso por «defender el uso sin prevalencia de ninguna lengua oficial sobre la otra», y que «cualquier ciudadano podrá usar cualquiera de las dos lenguas oficiales ante la administración y en cualquier ámbito social, cultural y económico».
Aunque no se recoge expresamente la derogación de la legislación que fija el catalán como requisito para acceder a un empleo público, la realidad es que hasta el día de hoy el catalán tiene prevalencia sobre el español, en Menorca.
Baste como ejemplo la web oficial del denominado Servei de Política Lingüística i Cultura Popular del Consell de Menorca, cuyos objetivos y funciones son los de «consolidar el uso de la lengua catalana como propia y vehicular en todas las actuaciones y promover su uso en el resto de instituciones, administraciones y entidades públicas de la Isla».
Y en segundo lugar, «coordinar las políticas públicas de normalización lingüística, impulsando acciones encaminadas a conseguir una mayor presencia del catalán en los distintos ámbitos de la sociedad menorquina». Ni rastro, por tanto, de menorquín ni menos aún, del español.