Antonio Méndez opta por el formato alemán para dirigir la ‘Sinfonía nº 4’ de Johannes Brahms
El jueves 8 finalizó la temporada de abono 2024-2025 de la Orquesta Sinfónica de Baleares
La recta final conectó plenamente con el público, en especial las dos últimas citas con Behzod Abduraimov y Alena Baeva

El jueves 8 finalizaba la temporada de abono 2024-2025 de la Orquesta Sinfónica de Baleares, que en sus inicios llegó a causar cierta inquietud por las constantes referencias al siglo XX, si bien con ciertas alegrías como por ejemplo escuchar a Gidon Kremer al violín en el Concierto Opus 67 de Miczyslaw Weinberg. En cambio, la recta final ya conectó plenamente con el público, en especial las dos últimas citas. El 1 de mayo con Behzod Abduraimov comandando el Concierto de piano nº 5 de Beethoven, y el 8, Alena Baeva sacándole buen juego al Concierto de violín de Sibelius. Los dos, jóvenes y valores plenamente consolidados en la escena internacional.
El programa del concierto de clausura era la combinación de circunstancias opuestas, empezando con la única obra concertante para instrumento solista que compuso el finlandés Jean Sibelius en 1903, reconocido por su excesiva complejidad para un intérprete no tocado por el virtuosismo. Por supuesto, no fue el caso de Alena Baeva, que enamoró al público por su gran destreza y lírica interpretativa, a pesar de la abrumadora complejidad de esta obra. Lo cierto es que la violinista rusa, nacionalizada en Luxemburgo, acompañó su presencia magnética sacándole petróleo a su Guarnieri del siglo XVIII.
Aunque me permitiré subrayar muy en especial la segunda parte que estuvo dedicada a la Sinfonía nº 4 de Johannes Brahms compuesta en 1885 y que cerraba de paso su capítulo sinfónico. Llegaba, por tanto, en plena madurez artística del compositor de Hamburgo y sin necesidad alguna de demostrar cuáles eran sus capacidades. El resultado, una partitura sin sobresaltos, toda ella plagada de inmensos y bellos matices, con la excepción de ese tercer movimiento, un allegro giocoso que enamoró de inmediato al público de la época, hasta el punto de que hubo que repetirlo al finalizar el concierto.
En mi opinión, fue providencial encomendar la dirección a Antonio Méndez, mallorquín para más señas que desde el 2007 reside en Alemania, y por lo tanto probablemente el motivo que le llevó a organizar la orquesta según el formato alemán, colocando segundos violines y violas a la derecha, en el centro los chelos y a la izquierda los primeros violines custodiados por los contrabajos a su espalda, reforzando entonces ampliamente el sonido de la cuerda, otorgándole una fuerza e intensidad admirables. Lo natural en una obra de Brahms, tan próximo emocionalmente al legado de Beethoven que también se caracterizaba por la intensidad de las secciones de cuerda. El resultado fue de una espectacular belleza sonora. Un completo éxito en el final de la temporada de abono de la Sinfónica de Baleares.
Como viene siendo costumbre los últimos años, acompañando al programa de mano del concierto de clausura el anuncio del Festival Bellver, que ya va para las dos décadas de vigencia. Este año se celebra entre el 26 de junio y el 17 de julio. Cuatro conciertos a celebrar en el patio de armas de Bellver y en esta ocasión los invitados serán: Denis Kozhukhin, solista el 27 en el Concierto de piano nº 4 de Beethoven; el tenor Celso Albelo y el bajo de la isla hermana de Menorca Simón Orfila, liderando la Gala Lírica del 3 de julio; el austríaco Leopold Hager dirigirá la noche del 10 y clausurando el Festival Bellver tendrá lugar el 17 de julio el concierto homenaje a Eduardo Bernabéu –solista de clarinete de la Sinfónica de Baleares, fallecido el mes de noviembre pasado- interpretándose el Concierto de clarinete K 622 de Tchaikovsky, interviniendo como solista el valenciano Joan Enric Lluna.
El titular de nuestra Sinfónica, Pablo Mielgo, dirigirá tres de los cuatro conciertos programados para este verano.
Temas:
- Baleares
- Música clásica