ARAGÓN

Vecinos denuncian el campamento ilegal del Parque Bruil de Zaragoza: «Duermen 40 personas en los porches»

Los vecinos del parque Bruil se concentrarán el próximo domingo en el Centro de Historias

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Paula Ciordia

Los vecinos del Parque Bruil de Zaragoza llevan años sufriendo en los bajos de su casa un campamento ilegal. Decenas de indigentes duermen cada noche en los porches de dos bloques de edificios. Se quejan de la inseguridad y la suciedad que tienen que soportar diariamente sin que las instituciones hagan nada para disolver esta concentración de los sin techo, «que llega a concentrar hasta 40 personas, la mayoría varones».

El Parque Bruil de Zaragoza

Según explican los vecinos, estas personas comen y cenan en el albergue municipal que se encuentra a pocos metros de estos edificios ubicados en el corazón del Parque Bruil de Zaragoza, compartiendo manzana con el edificio de El Trovador, donde se ubican importantes compañías como BSH, OHLA, SACYR o HYDRA.

Sin embargo, nadie diría que a menos de un minuto de distancia en línea recta la realidad cambia de forma tan radical. Decenas de indigentes que duermen a refugio de estos edificios están sembrando el pánico y la desesperación de unos 200 vecinos que están hartos de soportar «la conflictividad que genera el estado de marginalidad en el que viven».

Alcohol, drogas y sexo

Alcohol, drogas, sexo en la calle y excrementos es el escenario diario de esta manzana del Parque Bruil de Zaragoza. OKDIARIO ha visitado la zona y se ha entrevistado con los vecinos para darles voz a su problemática. Desde hace unos meses, se han declarado en pie de guerra y advierten que no van a parar hasta que se revierta la situación en su zona y vuelva la paz y armonía que reinaba cuando vinieron llenos de ilusión a vivir en la década de los 2000.

«Estos porches se han convertido en un albergue más. En un campamento ilegal. Aquí vienen los que no les aceptan en el albergue municipal, ya bien porque consumen alcohol, son conflictivos, o bien porque ni ellos mismos quieren ir ahí», señalan.

Sitios asignados para dormir

El regreso a casa se vuelve un infierno a partir de las diez de la noche, cuando empieza a llegar una marea de personas en busca de un lugar para dormir con sus colchones. Los vecinos sospechan que tienen previamente un sitio asignado.

«Creemos que esto lo controla una mafia, y hay una persona que lo organiza. Cada uno tiene su sitio», explica una vecina que no quiere ser identificada por miedo. Como ella hay varias. Desean hablar, denunciar lo que les sucede, pero tienen temor a que luego sufran las represalias.

Niños testigos del escándalo

«Lo paso muy mal con mis hijos. Tengo una hija que cuando sale por la noche, el taxi le tiene que acompañar. Incluso a veces le ha acompañado la policía. Un día, al entrar, se le coló una persona en el portal. Fue un susto horroroso», explica. «A las cuatro de la mañana te encuentras 20 hombres, y no sabes qué puede pasar. Da miedo».

«Aquí vivimos con nuestros hijos, y muchas veces les hemos tenido que tapar los ojos. Esta es una zona magnífica, cercanos a un parque, y sin embargo, tenemos miedo de que bajen. Un día vimos a una persona con el culo al aire, otro día practicando sexo a las ocho de la tarde», relatan.

Otra vecina relata que alguna vez han llegado a entrar y subir varias plantas del edificio con un colchón para dormir en las escaleras: «Llamé al conserje y advertí a la Policía. Ya no podemos más. Esto va de mal en peor, y como sigamos así, nuestra zona se convertirá en un gueto como ha pasado en La Magdalena o en El Gancho. Después es muy difícil de revertir la situación».

«Pagamos impuestos»

«Están alcoholizados. Algunos se drogan. Pueden reaccionar de cualquier manera. ¿Por qué tenemos que soportar eso? Somos ciudadanos que pagamos impuestos, no tenemos por qué padecer esta situación», denuncian.

 

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Según explican desde la consejería de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, esta situación ha empeorado a raíz de las obras en el albergue «porque se ha reducido el espacio que tenían para estar durante el día».

Sin embargo, los vecinos refutan que es una problemática más antigua y que las obras sólo lo han agudizado: «Llevamos años con este problema. Y somos nosotros los vecinos los que estamos sufragando los costes de mantener este espacio limpio, porque es de propiedad privada, pese a ser de uso público».

«Sin duda es de uso público, pero no tiene una función de pernoctación. Es decir, si las instituciones no ponen solución, que nos permitan a nosotros cerrar esta zona para evitar este problema, esta inseguridad y este miedo», reivindican.

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