ARAGÓN

Vecinos claman más seguridad en el Parque Bruil de Zaragoza: «Ni mujeres ni niños podemos ir solos»

En los porches de sus casas llegan a dormir hasta cuarenta personas cada día

Piden actuar contra la okupación y los campamentos ilegales

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Paula Ciordia

Este domingo, se han concentrado decenas de zaragozanos para exigir que se ponga fin a la inseguridad que asola la zona del Parque Bruil de Zaragoza desde hace años. La degradación es palpable. Denuncian que hay muchas casa okupadas, así como campamentos ilegales donde cada noche duermen decenas de sin techo en los los porches de varios edificios, denuncian los vecinos, que alertan que «ni las mujeres ni los niños podemos ir solos a casa».

Todos los días, cuando comienza a oscurecer y entra la noche, decenas de personas con sus colchones empiezan a ocupar los bajos de estos edificios: «Llegan a ser hasta cuarenta personas las que pueden llegar a dormir aquí». Los vecinos de la zona aseguran que ya no pueden más y exigen al Ayuntamiento que solucione esta problemática.

«Nosotros no somos los responsables de esta situación. No podemos acarrear con la limpieza diaria de esta zona», explican a las puertas del Centro de Historias, donde ha convocado la concentración organizada por el Colectivo vecinal Parque Bruil, y en la que ha participado una niña para tratar de concienciar a la sociedad civil de los perjuicios que está causando a la infancia la situación.

A la misma, han acudido la socialista Eva Cerdán, así como varios representantes de Vox, como el presidente de la Junta del Casco Histórico, Armando Martínez, junto con el líder de Vox en Zaragoza, Julio Calvo, quien lleva años comprometido con la regeneración del Casco Histórico a fin de evitar que estos barrios se conviertan en guetos apostando por la regeneración comercial y urbanística.

«Debemos impedir que esta zona se convierta en un gueto, como sucede en El Gancho o en el entorno Zamoray-Pignatelli. La zona del Parque Bruil requiere más presencia policial en Zaragoza», ha señalado.

«Queremos cerrar los porches»

Según denuncian los vecinos, el conserje de la comunidad es quien se encarga de limpiar diariamente esta zona de cartones, excrementos humanos, colchones, bebidas alcohólicas y drogas: «Queremos un barrio digno, y no vamos a parar hasta que se nos escuche».

«Nosotros no pagamos impuestos para esto. El conserje además se tendría que encargar de otras cosas, no de limpiar una suciedad que no creamos los vecinos», exponen. «Pedimos una solución, y si no que nos dejen ponerla a nosotros: queremos cerrar este espacio para evitar que vengan a dormir», plantean, debido a que esta zona, pese a que es propiedad de los edificios, es de uso público, porque sirve de paso, por lo que no es legal poner un elemento de cierre.

¿La consecuencia? Que debido a las características de estos porches, es elegido como lugar predilecto para decenas de sin techo dado que los soportales les permiten refugiarse del frío y de la lluvia. De ahí piden al Ayuntamiento que se les permita cerrar esta zona común por la noche, para evitar estas situaciones de inseguridad.

El albergue municipal

El motivo por el que estas personas acaban durmiendo en los bajos de estos edificios del Parque Bruil es evidente. Suelen comer en el albergue municipal que está a escasos minutos de los porches y que también ofrece hospedaje para personas sin hogar. El problema que muchos de ellos tienen fuertes adicciones al alcohol y a las drogas y no se les permite pernoctar porque no cumplen las normas impuestas por el Ayuntamiento.

De modo, que toda esta zona junto al edificio Trovador (donde se ubican importantes compañías como BSH, OHLA, SACYR o HYDRA), se ha convertido en un campamento ilegal que sirve como albergue en plena calle, para decenas de indigentes que beben, se drogan y practican sexo, tal y como nos explican los vecinos.

Una mesa de trabajo

Desde el Ayuntamiento de Zaragoza justifican que se ha producido un aumento del número de personas que duermen en estos porches privados de esta zona del Parque Bruil porque el «albergue está de obras y se solían poner en la entrada que ahora está cerrada».

Sin embargo, los vecinos refutan que este problema viene de antes, y que lo llevan sufriendo años. «Tenemos miedo, llegar a casa por la noche es un horror, porque aquí hay muchos hombres y nunca sabes cómo van a reaccionar».

Miedo entre los vecinos

La mayoría temen que a sus hijos les puedan asaltar de vuelta a casa y extreman las medidas de seguridad para evitar que un susto vaya a más: «Mi hija siempre vuelve en taxi cuando sale por la noche, y le acompaña hasta el portal. Pero a veces cuando ha abierto la puerta se le han metido dentro. Incluso en alguna ocasión le ha acompañado la policía».

Además en el vecindario hay muchos niños pequeños y sus padres no quieren que los menores vean situaciones de sexo en la calle o de exhibicionismo, como alguna vez ha sucedido, explican: «Ninguno estamos seguros aquí con nuestros hijos. Son pequeños y no tienen por qué ver estos espectáculos. Vivimos en un entorno estupendo, justo al lado del parque y, sin embargo, tenemos miedo a que bajen solos».

«Yo como mujer también tengo miedo. Ni las mujeres ni los niños podemos ir solos ya por aquí. Es mi barrio de toda la vida. Aquí vivimos gente trabajadora y ahora no se puede vivir», señala.

Un plan de actuación

Desde el Ayuntamiento, la consejera de Políticas Sociales, Marian Orós, se ha comprometido a abordar la situación para dar una solución efectiva al problema, y ha prometido que este diciembre se constituirá una mesa de trabajo para trazar un plan de actuación, en el que estarán integradas varias áreas municipales, así como otras instituciones, asociaciones y vecinos.

«Vamos a regenerar la zona del albergue, para que haya lugares y espacios dignos para los usuarios y para usos comunitarios de los vecinos. También se va ampliar la plaza del Centro de Historias, hasta la plaza San Agustín, que se está reformando», aseguró en la última comisión de noviembre.

«En el horizonte, está la rehabilitación de la zona de Aloy Lasala así como los locales, y la zona del río Huerva. La intervención es prioritaria, es muy compleja y requiere de una coordinación de muchas de las áreas, además de otras instituciones, entidades y asociaciones de vecinos», añadió.

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