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La historia de la pila bautismal más grande de Zaragoza en la que se inspiró el Pilar: «Todo empezó aquí»

La parroquia de San Pablo conserva la pila bautismal histórica más grande de Zaragoza

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Paula Ciordia

La pila de bautismo más grande de Zaragoza data de 1670. Este pila bautismal inspiró a las existentes en la Basílica del Pilar y la Seo. Se trata de la que se conserva, desde hace casi cuatro siglos, en la parroquia de San Pablo, situada en el barrio que le da nombre.

«Todo empezó aquí», explica el historiador Sergio García a OKDIARIO, quien desde hace años se encarga de divulgar el patrimonio cristiano que aguarda estos muros. «Sí, todo empezó aquí, esta iglesia es la que dio vida al barrio, fue la parroquia más grande de Zaragoza», subraya.

Hasta la división parroquial que se produjo a principios del s. XX, la de San Pablo aglutinaba a todos los feligreses de la Iglesia del Portillo, Santiago y el Carmen, siendo la más rica. De hecho, su Rosario de la Aurora es uno de los precedentes del Rosario de Cristal.

Según estima este historiador, en la pila de bautismo de esta parroquia de Zaragoza, se llegó a bautizar a una media de 10.000 personas por siglo hasta el s. XX. Un contraste demasiado fuerte, si nos atenemos a la situación de marginación y abandono que asola al barrio, con cada vez menos feligreses en sus bancos, fruto del éxodo barrial a otras zonas de la ciudad, ante el incremento de inmigración y delincuencia en sus calles.

El valor de esta pila de bautismo en Zaragoza

El valor de esta pila de bautismo custodiada en la parroquia de San Pablo, es incalculable.

La profundidad de la pila alcanza los setenta y cinco centímetros, y su diámetro supera el metro sesenta. Es posiblemente la única que sea octogonal en forma concha venera, simbolizando la que porta San Juan Bautista para administrar el agua bautismal, teniendo gran importancia en la tradición jacobea.

La pila está realizada con jaspe de Ricla, una valiosísima roca que se agotó hace siglos, formada por cantos de caliza negra de la época del Jurásico. «Una piedra muy valiosa que estaba a disposición de los arquitectos reales, y que se usó, por ejemplo, para todos los zócalos de la basílica del Pilar y para su pila bautismal», nos detalla el historiador.

La pila bautismal y la Virgen del Pópulo

Este pila bautismal de San Pablo se realizó para la capilla de la Virgen del Pópulo, donde todavía se siguen bautizando a los nuevos cristianos. La advocación no es casualidad.

Su adoración llegó desde Roma, según cuenta la tradición por un devoto llamado Pedro Victoria, quien trajo una imagen pintada de la Virgen. En poco tiempo, fue grande su devoción entre los parroquianos y se convirtió, en el s. XVII, junto con San Blas, San Pablo y San Gregorio Oscense, en patrona de la parroquia, cuya celebración es el 5 de agosto.

«Esta historia son muchos la que la desconocen, pero el fervor a la Virgen María se inicia en esta época, cuando los españoles defienden su Inmaculada Concepción, puesto que fue la Iglesia de España la promotora de conseguir su proclamación en 1854, por el Papa Pío IX con la Constitución Apostólica Ineffabilis Deus», explica el nuevo párroco Ángel Lahuerta.

La huella de este pasado fervoroso de España queda impresa también en otra capilla próxima, la consagrada a San Miguel del Tercio. «En sus bóvedas está pintada la Inmaculada Concepción antes de su reconocimiento», detalla el historiador. «La importancia de los españoles en la proclamación queda patente en la plaza España de Roma, donde levantó la Columna de la Inmaculada», añade.

El agua bendita de la pila

Siguiendo la tradición milenaria, la bendición del agua se realiza cada Vigilia Pascual, coincidiendo con el final de la Semana Santa y el renacimiento de Jesucristo. De esta manera, en la pila bautismal, el sacerdote bendice el agua para cada año.

De ahí que los católicos, durante la Vigilia Pascual, también renovemos nuestras promesas de bautismo. Es además costumbre dispensarla ese día a los parroquianos en botecitos para que la custodien en sus casas y puedan persignarse durante los rezos o antes de salir a la calle.

Hay que advertir que esta gran pila bautismal que se encuentra en San Pablo acogió en su seno, al poco tiempo de ser realizada, otra pila bautismal más pequeña para mayor practicidad.

La pequeña pila, realizada con piedra de Calatorao, conserva a día de hoy el agua bendita de la parroquia. Estas, junto con las pilas benditeras de la entrada, conforman un valioso el conjunto artístico y cultural. «Al final, la belleza sirve para acercarte a la belleza de Dios», explica el historiador.

Ahora estas dos pilas benditeras, situadas a la entrada de la iglesia, esperan a recibir de nuevo el sacramental, retirado en tiempo del coronavirus. Como ésta, todavía tristemente muchas iglesias no han decidido devolver el agua bendita y siguen privando de la purificación a los devotos.

El párroco nos ha prometido que en la iglesia de San Pablo se recuperará la tradición milenaria, para que los fieles podamos persignarnos a la entrada del templo. Ya lo decía Santa Teresa de Ávila: «Tras muchas ocasiones, tengo la experiencia de que no hay nada como el agua bendita para hacer huir a los demonios y evitar que regresen. De la cruz también huyen mas vuelven. Debe ser grande la virtud del agua bendita».

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