ARAGÓN

El dueño de un bar de Zaragoza se hace famoso por su felpudo anti Sánchez: «Pisotee sobre los traidores»

El Cuartelillo del Caimán es un bar emblemático del Tubo de Zaragoza

La decoración del bar es un homenaje a la Guardia Civil

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Bar El Cuartelillo del Caimán, Zaragoza.
Paula Ciordia

El Cuartelillo del Caimán es uno de los bares más icónicos de la popular zona de tapeo de Zaragoza conocida como El Tubo, debido a la estrechez de sus calles. Si bien, su propietario Luis se está haciendo famoso en toda España por un gigantesco felpudo que ha colocado a las puertas del bar.

En la entrada de este emblemático bar de tapas un mensaje invita a sus clientes a pisotear a los ministros y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez por «traidores». El propio Luis reconoce que no se esperaba tanta repercusión en redes, pero «tal y como están las cosas…, no sorprende», explica a OKDIARIO.

De la misma manera, tampoco se imaginaba, cuando hace años abrió su bar, que terminaría por convertirse en una especie de santuario de la Guardia Civil y que representaría él mismo un icono de defensa de la unidad de España, lo que le ha llevado a registrar su propia marca: «Así es, sin darme cuenta, fui creando una marca».

Anti separatistas y anti traidores

Desde hace años, cuando se produjo la crisis de la sedición catalana, Luis no dudó y colocó dos mensajes elocuentes en varias zonas de su bar. En uno da una «advertencia legal»: «Entra en un bar no apto para separatistas, traidores. Este bar es para personas que aman España. Gracias».

En otro cartel se puede leer: «Entra Ud. en El Cuartelillo del Caimán, sitio el cual estamos gente que nos gusta la milicia, afrontamos el riesgo y por encima de todo amamos España. Pensamos que usted es de la misma opinión, si no… no entre».

De ahí que finalmente se haya decidido por blindar su bar con un complemento el pasado fin de semana, recién llegado de Málaga, pues ha sido su amigo hostelero del Asador Guadalmina, quien se lo ha enviado.

 El Cuartelillo de Zaragoza

Los curiosos clientes que se acercan hasta este establecimiento pueden pasar horas identificando el sinfín de escudos y emblemas de la Guardia Civil y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de todas las partes del mundo.

Luis explica que su clientela siente un fervor y un cariño especial por este lugar: «Todos los clientes que vienen si no ven su escudo me dicen ‘falta el mío’, y yo les animo a que me lo traigan. Así poco a poco hemos ido engalanando las paredes del bar. Algunos me lo mandan de muy lejos y muchos otros me los traen en persona».

«Así he recopilado todo esto. Salvo dos o tres cositas mías cuando estuve en el Ejército, lo demás son regalos. Hay bastantes de fuera de España… ¡Hay muchos españoles que viven fuera!», subraya.

Además, El Cuartelillo del Caimán trata de guardar un especial homenaje a las víctimas de ETA. La banda terrorista atizó Zaragoza cruel y vilmente a decenas de familias. La ciudad sufrió el atentado de la Casa Cuartel, en el que murieron 11 personas, o el asesinato a quema ropa del presidente del PP en Aragón, Manuel Giménez Abad.

«Hay que representar y defender los valores de la Guardia Civil y de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se lo merecen. Si no fuese por ellos, estaríamos peor que ahora. Su defensa la pagan con sus vidas lamentablemente. Eso duele», lamenta. «Que estos seres hayan atentado contra la vida de las personas y ahora estén donde estén… Yo como español de bien, no lo veo», defiende.

Montaditos y marchas militares

Su carta llama la atención por los nombres con los que ha bautizado a los «montaditos con autoridad» que ofrece: guardia civil, guardia civil picante, guardia civil cabreado (muy muy picante), soldado (con pimiento del piquillo y huevo), legionario (ensaladilla rusa y rulo de cabra), polilla (mejillón y anchoa), secreta (salmón, pepinillo, mostaza…), nacional (jamón y tomate), local (bacalao y pimientos), guerrillero (arroz y chipirón en su tinta), caimán (sardina, boquerón).

Pero además, lo más divertido de todo es que sus «parroquianos», como cariñosamente llama a su clientela, se conocen todos entre sí y están acostumbrados a que suenen desde el mediodía marchas militares, en lugar de las clásicas canciones de reggaeton o pop de la radio.

Además reconoce que a él, como a la presidenta de la Comunidad de Madrid, «le gusta mucho la fruta», pues como decía el cantaor sevillano Caracol, «¡quien quiera entender, que entienda!».

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