Juicio al yihadista de Algeciras

Uno de los policías que detuvo al yihadista de Algeciras: «Estaba satisfecho, puso cara de felicidad»

Inmerso ya en un proceso de radicalización, Kanjaa avisó a sus padres de que pronto tendrían noticias suyas en el telediario

Uno de los policías que detuvo al yihadista de Algeciras: «Estaba satisfecho, puso cara de felicidad»
Yassine Kanjaa, este lunes en la Audiencia Nacional. (Efe)
David García de Lomana

Uno de los policías locales que participó en la detención de Yassine Kanjaa, el yihadista marroquí que asesinó a machetazos al sacristán Diego Valencia en Algeciras (Cádiz), ha declarado que cuando lo arrestaron estaba rezando hacia La Meca y tenía «cara de satisfacción» y «felicidad».

La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a Kanjaa por irrumpir con un machete y al grito de Alá en dos iglesias de Algeciras el 25 de enero de 2023. Mató al sacristán e hirió de gravedad a un sacerdote. La Fiscalía pide 50 años de cárcel por delitos de asesinato, tentativa de asesinato y lesiones, todos ellos de carácter terrorista.

Tras el ataque, la Policía Local encontró al yihadista de rodillas, rezando, y con el machete a su lado, en el suelo. Según ha explicado este testigo, optaron por acercarse a él poco a poco para que no huyera. En la detención opuso resistencia y profirió palabras en árabe. Un compañero que hablaba el idioma les tradujo: «Dice que ya ha sido liberado por su Dios». «Puso cara de felicidad ante nosotros… entendí que era por satisfacción», ha añadido.

Yassine Kanjaa, tras su detención poco después del atentado.

En sala judicial se han mostrado imágenes de las cámaras de seguridad de la plaza Alta en las que se ve al yihadista seguir al sacristán y asestarle varios machetazos en la cabeza, hasta que el religioso cae junto a una fuente y el acusado lo remata en el suelo con dos machetazos más.

El agente ha relatado que, al recibir el aviso por la radio, acudieron en su búsqueda. Al llegar al Mirador del Muro lo encontraron de rodillas y de espaldas, «en dirección a Gibraltar, por donde se entiende que está La Meca»: «Estaba haciendo aspavientos, como si estuviese rezando, con el machete en el suelo y con bastante sangre, y con una chilaba negra puesta y una especie de rosario blanco en la mano izquierda». Una vez «engrilletado», Kanjaa intentó zafarse varias veces, y ya a bordo del coche patrulla dio varias patadas a la puerta con la idea de «escaparse», ha indicado el testigo.

Otra agente de la Policía Nacional ha declarado que desde el primer momento tuvieron claro que se trataba de un ataque yihadista porque cuando Kanjaa entró en las iglesias (la de San Isidro y la de Nuestra Señora de La Palma) fue directo a por un cura y el sacristán: «Su objetivo era muy claro y era contra los valores cristianos y contra la Iglesia».

También ha descrito que tras analizar su teléfono móvil encontraron conversaciones de WhatsApp entre el acusado y su madre en las que ésta se mostraba «preocupada» por el «cambio» que había sufrido «de repente». Kanjaa comenzó a rezar muy a menudo y dijo a sus padres que pronto «tendrían noticias suyas en los telediarios». Además, semanas antes del ataque, publicó en redes sociales contenido propagandístico de organizaciones terroristas islamistas «alentando a la yihad».

La Fiscalía sostiene que en los meses previos al atentado Kanjaa experimentó «un proceso de radicalización, asumiendo las tesis más rigoristas del islam, que defienden la incompatibilidad de esta religión con los principios y valores de otras religiones». El yihadista «eligió los lugares de su acción, dos templos de la iglesia católica», y atacó a un sacerdote y un sacristán con el objetivo de matarlos y «aterrorizar a los cristianos».

A falta todavía de la declaración de Kanjaa, por el juicio han pasado ya numerosos testigos, entre ellos un sacerdote que describió al terrorista «como un espectro», por su «silencio» y la «chilaba oscura» que vestía, y una camarera que dijo que una hora antes del ataque lo vio «echándole de comer a las palomas».

Yasine Kanjaa, tras asesinar al sacristán Diego Valencia.

Kanjaa fue expulsado de Gibraltar a Marruecos en 2019. Ya en su país, en 2021 estuvo un mes en prisión por conducir sin carné. Llegó a España en patera en 2022 y tenía una orden de expulsión a Marruecos pendiente de ejecución por estancia irregular. Vivía en un piso okupa con otros dos inmigrantes en la misma situación. No tenía antecedentes.

Kanjaa permanece ingresado en un centro psiquiátrico de forma preventiva. Según la Fiscalía, durante el atentado sufrió una crisis psicótica aguda que afectó «muy severamente» a sus emociones, conducta y capacidad para entender y controlar sus actos. Aun así, esas capacidades no quedaron del todo «anuladas», por eso la eximente por trastorno mental se aplica sólo de forma incompleta. El acusado ha sido diagnosticado con un cuadro psicótico de probable filiación esquizofrénica.

La sesión de este miércoles, en la que está previsto que declare el terrorista, arrancará precisamente con la pericial psiquiátrica sobre su estado mental.

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