Tribunales

El turista que sacó las vísceras a machetazos a un hostelero de Sevilla podrá cumplir la pena en su país

El acusado, de origen neerlandés, fue condenado a cinco años y un día de cárcel

Atacó al encargado de un bar de la calle Feria con un machete de 28 centímetros

El turista que sacó las vísceras a machetazos a un hostelero de Sevilla podrá cumplir la pena en su país
Bar La Bicicletería en la calle Feria de Sevilla, lugar de los hechos.
David García de Lomana

El turista neerlandés que la Audiencia de Sevilla condenó a cinco años y un día de cárcel por atacar con un machete al encargado de un bar del centro de Sevilla podrá cumplir su pena privativa de libertad en Países Bajos, aunque su defensa prevé recurrir la sentencia para que los hechos sean calificados como un delito de lesiones agravadas en lugar de un delito de homicidio en grado de tentativa.

El pasado mes de enero, antes del juicio, la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla ya emitió un auto en el que señalaba su compromiso a que la eventual pena de prisión para el acusado, Lofti Belghanch, pudiera cumplirse en su país de origen, merced a la petición de la defensa y la no oposición de la Fiscalía.

En la sentencia emitida el pasado 24 de abril, el tribunal declara probado que sobre las 5:00 horas de la madrugada del 7 de junio de 2019, el procesado se encontraba con su pareja en el bar La Bicicletería, ubicado en la calle Feria, cuando fue expulsado por el dueño y el encargado de vigilar la entrada al local tras «fumar una sustancia extraña en el interior».

El acusado salió a la calle «alterado» y quiso entrar de nuevo al bar porque su novia se había olvidado algo dentro. Como no se lo permitieron, comenzó a golpear la puerta del local, hasta que el encargado y otras personas salieron del bar para recriminarle su actitud. La disputa fue en aumento y Lofti B. sacó de su mochila un machete de 28 centímetros (12 de empuñadura y 16 de hoja) con el que asestó dos puñaladas al encargado que intentaba calmarlo, una de ellas en la zona abdominal de abajo arriba, que le evisceró parte de los intestinos, y otra en la ingle, según el relato de hechos probados.

La Audiencia considera que el inculpado sabía que con esos machetazos «podía acabar con la vida» del agredido, de 35 años, y pese a ello, siguió intentando asestarle más puñaladas. «A pesar de su estado», el encargado del bar se echó para atrás y logró esquivar una nueva agresión, tras lo cual el acusado huyó del lugar.

El hombre fue perseguido por varias personas que lograron darle alcance y conseguir que tirase el arma, si bien el acusado cogió un palo para atacar de nuevo a sus perseguidores, que pudieron frenarlo.

La versión del acusado

En su comparecencia en el juicio, Lofti B., de 24 años a fecha de los hechos, defendió que por aquel entonces se encontraba de vacaciones en una zona de acampada en Huelva y «como en todos sus viajes», en su mochila lleva «elementos típicos para tal objeto», entre ellos el machete empleado en la agresión. Antes de volver a su país, hizo noche en Sevilla, donde dio un paseo nocturno con su entonces pareja y entraron al bar La Bicicletería.

Bar La Bicicletería, en Sevilla.

Según su tesis, ni él ni su novia consumieron sustancias estupefacientes dentro del bar y fueron expulsados por una confusión. El acusado alegó que intentó regresar al interior del local para recuperar sus pertenencias, entre ellas su pasaporte, suscitándose una discusión con los empleados del establecimiento, que le habrían golpeado con una piedra en la cabeza, ocasionándole una herida que requirió puntos de sutura.

El acusado, siempre según su tesis, se vio rodeado de hasta cuatro personas y fue entonces cuando empuñó el machete e hizo un movimiento «aleatorio» con él, alcanzando a la víctima pero sin intención de matar.

Sin embargo, el tribunal desestima este extremo al tener en cuenta «la utilización de un machete de grandes dimensiones y la forma de ejecución de las puñaladas»: una de ellas afectó a la región abdominal con una trayectoria de abajo para arriba, con fuerza, provocando la exposición de vísceras y una herida penetrante que habría llevado al fallecimiento de la víctima de no haber mediado asistencia médica, y la segunda, de haber afectado a la arteria femoral, también le habría causado irremediablemente la muerte.

«Si a ello unimos el último intento de agresión eludido por la víctima, nos permite afirmar, fuera de toda duda racional, la intención homicida que presidió su acción, pues con la utilización de dicha arma, la zona del impacto agresor, su contundencia y reiteración, no cabe concluir otra valoración más que estimar que le era claramente previsible al acusado que con dichas puñaladas el resultado podía ser mortal y aceptó su realización», argumenta el tribunal.

Así, la Audiencia de Sevilla condena a Lofti B. a cinco años y un día de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa y a siete años de prohibición de acercarse a la víctima o comunicarse con ella, a quien tendrá que pagar además una indemnización de 25.541 euros.

La sentencia es susceptible de recurso de apelación y la defensa del acusado ya ha anunciado que así será, ya que considera que «hay un error flagrante en la valoración de la prueba», pues «ninguno de los testigos que declararon en el juicio era imparcial». «Todos se afirmaron amigos del denunciante y ninguno fue testigo directo de los hechos».

Además, su abogado apunta que el fallo no ha tenido en cuenta que el acusado se vio «superado en número» -cuatro contra uno, según su versión- ni «la relación casuística» por la cual el individuo portaba un cuchillo aquella noche. La defensa sostiene así que el inculpado, que ha reconocido los hechos pero ha negado la pretensión de matar, es responsable de un delito de lesiones agravadas y no de un delito de homicidio en grado de tentativa.

Lo último en España

Últimas noticias