Melilla informa de nuevas rutas en la inmigración: la red de alcantarillas que une la Ciudad con Marruecos

El coronavirus se esconde en las alcantarillas
Una alcantarilla en la vía pública.
David García de Lomana

La inmigración ilegal afila su astucia e incorpora nuevas prácticas para alcanzar suelo español. Además de por tierra, mar, y aire, el Gobierno de Melilla ha informado este viernes de la proliferación de una nueva vía: el sistema de alcantarillado.

Las tuberías que cruzan el subsuelo de la Ciudad Autónoma es el nuevo camino elegido por los menores extranjeros no acompañados (menas) que alcanzan Marruecos, dada la cada vez más compleja tarea de saltar la valla de Melilla -reforzada en los últimos meses- y el gran desembolso económico que supone subirse a una patera. La red de alcantarillas se presenta como una opción sin costes y sin aparente peligro.

Para ello, por supuesto, es necesario conocer al detalle el sistema de alcantarillado, qué caminos coger y por qué salidas optar. Una vez en Melilla, alcanzar la Península es más fácil: los barcos que unen la Ciudad y la Península son su opción preferente.

115 menas en las calles de Melilla

El viceconsejero del Menor en Melilla, Abderrahim Mohamed Hammú (CPM), ha informado este viernes en rueda de prensa de que la Ciudad Autónoma cuenta con 140 inmigrantes viviendo en la calle, de los que algo más de una veintena son de reciente llegada: «Actualmente pernoctan chabolas abandonadas y mendigan a las puertas de grandes supermercados», ha detallado.

De ellos, 115 son menas que rechazan ser tutelados en los centros de acogida. ¿El motivo? Prefieren vivir en la calle y esperar su oportunidad de alcanzar la Península.

Los otros 25 inmigrantes sin techo estuvieron bajo la tutela de la Ciudad pero que alcanzaron la mayoría de edad en el último año, momento en el que abandonan el centro y pasaron a deambular por las calles de Melilla.

El viceconsejero ha apuntado que «a los adultos que ya dejaron de ser menores tutelados, se les ayuda a gestionar sus trámites, en cuanto a documentación se refiere».

Objetivo: convencerles de su ingreso

El programa de ‘Educadores de Calle’ está formado por 44 personas que trabajan en la empresa Arquisocial, una vez adjudicado este servicio para seis meses por 675.000 euros.

«Este mes se han repartido 400 mascarillas a menores en situación de calle y a extutelados, así como 500 prendas de ropa y calzado» ha indicado Mohamed. Asimismo, ha asegurado que «a diario se les ha dado desayuno y merienda y así seguirá siendo durante los seis meses que dure el contrato de Educadores de Calle».

Los educadores tienen la misión de «convencer a menores para que ingresen en los centros; realizar actividades lúdicas con ellos; averiguar dónde pernoctan; acompañarlos a los centros en caso de ingreso voluntario y atención al ciudadano sobre quejas, hurtos o incidencias con los menores, todo ello con una metodología activa, dinámica y participativa».

Abderrahim Mohamed ha señalado que entre los objetivos del proyecto también se encuentran «conocer el número exacto de menores que están en la calle, informarles de los beneficios de estar tutelados por la Ciudad Autónoma de Melilla y conseguir recursos de empresas privadas y ONG».

Los 44 puestos de trabajo de Arquisocial corresponden al director, cuatro trabajadores sociales, cuatro educadores sociales, cuatro coordinadores de campo, tres auxiliares administrativos, una enfermera y 26 auxiliares educativos.

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