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Lucía, víctima de un violador y ahora de la Ley Montero: «Este Gobierno ayuda a los agresores»

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Borja Jiménez

Lucía es una chica sevillana de sólo 20 años que, gracias a la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como Ley del ‘sólo sí es sí’, ha visto cómo su agresor ha pedido una rebaja de condena. Ella sufrió agresiones sexuales desde los siete hasta los 13 años. Tras siete años de lucha su agresor, que además era su tío político, éste entró en prisión. Ahora, gracias a Irene Montero, Lucía tiene que volver a revivir su calvario.

PREGUNTA.- ¿Cuál es su situación?

RESPUESTA.- Fui abusada desde los siete hasta los 13 años, cuando denuncié, por mi tío político.

P.- Y ahora, con la nueva ley, su tío ha pedido una rebaja de pena.

R.- Sí. Nos enteramos ayer por la mañana, al hablar con nuestro abogado, de que había solicitado una rebaja de dos años de su condena. Por la nueva ley.

P.- ¿Cómo se sintió?

R.- Impotente sobre todo. Es algo con lo que sientes que estás con los brazos atados. No sabes qué hacer ni cómo afrontarlo. E indignación. Yo pienso que al final, lo importante y lo realmente fuerte, es que es un insulto para las víctimas. La posibilidad de que puedan pedir los agresores de este tipo una reducción de su condena cuando ya hay una sentencia firme y están entre rejas, es un insulto a las víctimas.

P.- ¿Lo esperaba de este Gobierno tan ‘feminista’?

R.- Es un Gobierno del que se esperaba totalmente lo contrario. Por ejemplo, cuando salió esta nueva ley, yo fui una de las que me sentí bien, sobre todo, porque incluye bastantes cosas que protegen a la infancia y a las víctimas de abusos sexuales infantil. Es algo que me toca de cerca y me alegré por eso.

Pero es algo que está dando el resultado totalmente contrario a lo que se quería inicialmente. No entiendo por qué. Al final, en vez de proteger a las víctimas y prevenir, lo que está haciendo es ayudar a los agresores.

P.- En Podemos siguen defendiendo que está bien hecho.

R.- Ya. Y yo creo que es algo que tienen que rectificar.

P.- ¿Qué le diría a Irene Montero?

R.- Que se fije en los hechos. En lo que está pasando. Porque es realmente lo importante. Yo entiendo que la intención fuera buena. Lo entiendo perfectamente. Porque yo creo que son leyes que hay que cambiar e ir mejorando. Pero esto es inaceptable. Si se ha equivocado, que rectifique. Tiene que rectificar.

Al final, lo que pasa siempre con el tema político es que es como la prensa rosa. Es tirarse piedras unos a otros cuando lo verdaderamente importante se deja de lado, que somos nosotras, las víctimas. Y nos dejan de lado. Debería rectificar porque es algo que ha hecho mal.

P.- Está teniendo además mucha repercusión…

R.- Sí. Y doy gracias a que se le esté dando mucha voz a esto porque hace falta. Se está viendo que hay gente que está muy afectada.

P.- ¿Entiende que su agresor pida la rebaja de pena?

R.- Lo entiendo porque él se va a agarrar a lo que sea. Igual que se agarró desde el primer momento para intentar no entrar. Pero no creo que sea algo que se deba permitir. Es una condena por la que he luchado, por la que hemos luchado muchos años, para que ahora tenga que volver a lucharse. Creo que ya es suficiente. Yo he luchado bastante, y todas las mujeres y niños afectados hemos luchado bastante como para que ahora tengamos que volver a revivir todo esto porque se le permita pedir una rebaja de condena.

P.- ¿Diría que ya está recuperada?

R.- Sí. Pero por muchos años de trabajo y de terapia conmigo misma. El hecho de que él entrara en la cárcel me hacía sentirme bien porque estaba dando frutos por todo lo que había luchado, y por el hecho de que había dado el paso de contarlo. Y no es fácil. Porque es algo que es una bomba en la familia. Es algo que nadie se espera y no es algo que te afecte a ti mismo, sino a tu entorno entero.

Yo ya estoy bien. Después de muchos años trabajando. Pero siempre quedan secuelas. Es algo con lo que se aprende a convivir. Mucha gente te dice que se acabará olvidando. Y, sí pero no. Es algo con lo que al final tienes que aprender a convivir, porque es algo que te ha pasado y que forma parte de ti.

Muchas de las cosas de lo que soy hoy en día se han creado a raíz de eso. La ansiedad que he tenido, trastornos alimenticios, depresión… Entonces, al final como que moldea un poco cómo eres. Tiene cosas malas, y tiene cosas buenas, como por ejemplo la fortaleza que tengo hoy en día.

P.- Cuando se enteraron de esto, ¿hubo un retroceso en el camino?

R.- Yo, por suerte, me veo ya lo suficientemente fuerte. Por suerte, me siento bien y puedo afrontarlo. Es algo que choca y que me hace volver a revivir ciertos momentos y a tener cierta ansiedad. Tener que contarlo para mí no supone un problema, pero el problema está en las personas a las que sí. Hay víctimas que no lo tienen superado todavía, y que se enteren ahora de que su agresor está pidiendo reducción de condena y que estén viviéndolo otra vez y tener que pasar por ese calvario.

A mí, en mi caso, no me va a afectar más allá de la indignación que tengo. Pero hay muchas mujeres a las que sí les va a afectar. Y es un palo bastante gordo.

P.- ¿Cree que Irene Montero tendrá interés en ver esta entrevista?

R.- Debería. Debería porque es fundamental. Lo que se tiene que hacer es dejar de ver esto como bandos políticos. Da igual quién esté en el poder. Es algo que está pasando, que se ha hecho mal, sean de izquierdas o de derechas. Se ha hecho mal, hay que rectificarlo y tiene que escuchar nuestros testimonios, los de las víctimas, que somos las realmente afectadas y a las que se supone que debería estar protegiendo. Debería escuchar.

P.- Porque, ¿cuánto lleva de calvario?

R.- Denuncié con 13 años, en 2014, y hasta hace menos de dos años, él no entró en la cárcel. Han sido siete años de lucha. Bastantes años.

P.- ¿Vuelve a revivirlo?

R.- Sobre todo, es el proceso jurídico. El tema del papeleo, de mover… Quema mucho. A mí, ahora, por suerte no tanto, porque soy mayor y soy fuerte. Pero es que cuando yo empecé todo esto tenía 13 años. Y un proceso jurídico de ese nivel, que tenga que pasarlo una niña, es duro. Y, después de casi toda mi vida luchando por esto, es un insulto.

P.- ¿Esperaba que esto pudiera pasar?

R.- No. No me lo esperaba. Cuando ayer por la mañana hablo con mi madre y con mi abogado, y me cuentan que ha pedido la rebaja de condena, me quedé en shock. Ayer lo viví como si no lo estuviera viviendo, como si fuera una broma. ¿Dónde está la cámara oculta? Es muy fuerte. Es indignante.

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