Luis Suárez rescata al Barça en Vallecas
El Barcelona salió vivo de Vallecas y eso que hasta el minuto 85 iba perdiendo y jugando fatal. Pero la grandeza de los culés amilanó a un Rayo Vallecano que se encerró excesivamente en los lances finales sabiendo el gran premio que podían llevarse y al final se quedaron con el molde por culpa de un soberbio Luis Suárez.
A falta de Messi, la eficacia del uruguayo decantó un choque en el que los locales merecieron mejor suerte, pero la pegada culé finalmente prevaleció sobre el juego vistoso. Valverde debe dar un toque a varios de sus pupilos, aunque el resultado es magnífico para sus intereses.
En Vallecas no hay partidos sin goles ni ocasiones. Es lo bueno de jugar en un campo casi de fútbol sala. No hay huecos, pero la cercanía de las porterías hacen que las ocasiones caigan por su propio peso. El Rayo quiso acosar al Barcelona inicialmente con una gran presión, pero los culés supieron zafarse tocando rápido y mareando a los locales.
A través de la jugada favorita de los de Valverde llegó el primer gol. La historia es bien conocida por todos los equipos, pero nadie todavía ha dado con la solución para defenderla. Marear y marear con la posesión hasta que el extremo que cubre a Jordi Alba se despista y éste puede entrar como un cuchillo a la espalda de la defensa. El lateral pisa línea de fondo y sólo tiene que esperar a un compañero –preferentemente Luis Suárez o Messi si estuviese– para que la empuje al fondo de las mallas.
Era el minuto 10 y el Barcelona encarrilaba un partido que parecía que sería sencillo. Tocando y tocando, con el árbitro Hernández Hernández molestado por su colocación, los culés casi se echan una siesta sobre el balón. El Rayo despertó de la anestesia gracias a su público y las ocasiones empezaron a llegar a la media hora.
El Rayo toma el control
La más clara la tuvo un Pozo que falló a puerta vacía lo imposible. Trejo y De Tomas habían perpetrado un contragolpe de libro, pero el ex del Manchester City marró una ocasión de alevín con Ter Stegen totalmente vencido. Al futbolista malagueño, sin embargo, no le dio apenas tiempo a darle vuelta a su error. A la siguiente que tuvo marcó un golazo.
Pozo recibió en la frontal tras una serie de rechaces y desde ahí se sacó un disparo colocado y que dio en el poste para batir el marco de los de Ernesto Valverde. El jugador de 22 años demostró un talento inmenso en un golpeo que está al alcance de los elegidos. Hay madera de crack.
El Barça no daba crédito. Su siesta le había costado cara y debía reaccionar de algunas manera frente a un Rayo que se le subía a las barbas volviendo a presionar muy arriba. La suerte pudo cambiar con un disparo al poste de Luis Suárez en el minuto 40. El uruguayo, ahora flaco y en forma, soltó un zapatazo lleno de calidad que dejó a la grada más que satisfecha al descanso.
Y en la segunda parte, el partido siguió loco, descontrolado, en la salsa del Rayo. Y muestra de ello fue que en apenas 30 segundos hubo dos manos a manos en las dos porterías. Primero Rafinha marró su intentona y después Raúl de Tomás se plantó sólo ante un Ter Stegen que la sacó soberanamente, aunque la jugada estaba invalidada por fuera de juego.
Los locales creían y veían vulnerable a un Barcelona que evocaba al mismo conjunto que cayó hace algunas jornadas en Butarque. Con más hambre y empuje, los madrileños encontraron el gol en un gran centro de Embarba que remató en el primer palo Raúl de Tomás. Su cabezazo fue al poste y el rechace cayó en el recién ingresado Álvaro, quien sólo la tuvo que empujar.
El Barça se quedó groggy por el golpe inesperado. El Rayo estaba enchufadísimo. Mordían a la yugular a unos culés que mostraban una versión estática y apática personificada en un Coutinho horrible y un Dembelé impreciso en cada acción.
Los vallecanos empezaron a jugar con el cronómetro ante las urgencias azulgranas, pero no había frescura de ideas. Sin Messi, la vida es mucho más complicada. Y encima, los locales sabían parar el juego a tiempo con faltas e interrupciones continuas. Era imposible enchufarse entre el fango.
Luis Suárez, al rescate
Y lo que son las cosas, el Barcelona encontró el gol de la manera más atípica conforme a su estilo. Pelotazo arriba, la baja Piqué de improvisado delantero centro y Dembelé remata raso metiendo el balón entre las piernas de dos rivales. Era el 86 y al Rayo le esperaba una montaña.
La remontada la culminó Luis Suárez en el minuto 89 con un gran error de marca de Embarba. El uruguayo entró sólo en el segundo poste y sólo tuvo que batir a Alberto para tranquilidad de un Ernesto Valverde que veía casi imposible –como todos- que su equipo diese un giro de 180 grados al partido.
El Barça suma y sigue sin Messi y casi que renunciando a su estilo. Los culés salieron vivos de Vallecas jugando muy lejos de su mejor nivel, pero exhibiendo una tremenda eficacia. Luis Suárez tiene mucha culpa de ello. El charrúa ha vuelto a su nivel de delantero estrella.