El jefe de la UDEF asegura en el juicio que escudriñó a Trías porque su padre y su hermana ya tenían una cuenta en Suiza

Xavier trias
Xavier Trias saliendo del Juzgado de Madrid (Foto: Francisco Toledo).
Manuel Cerdán

Se las prometían muy felices abogado y cliente con el testimonio del comisario Manuel Vázquez, que ellos mismos habían solicitado al Tribunal. La declaración de quien era jefe de la UDEF cuando los periodistas desvelaron las cuentas del entonces alcalde de Barcelona en Suiza Xavier Trías era una de las balas que le quedaba en el cargador para ganar el juicio. De la otra ya me detendré más adelante. Es decir, obtener del comisario una testificación que rubricara los argumentos que les había llevado a interponer la querella: los autores de la información no habían sido ni diligentes ni veraces cuando informaron sobre la cuenta de Trías en Suiza. Demostrar que habían mentido y se habían basado en unos documentos policiales sin valor probatorio. Según su versión, la Policía nunca había investigado a Trías por su cuenta suiza.

Sin embargo, el comisario Vázquez, que intervino durante la vista judicial por medio de un plasma ya que se encuentra en la actualidad destinado en La Coruña como jefe superior de Policía de Galicia, hundió con su testimonio las pretensiones espurias de los acusadores. La Policía no sólo había realizado pesquisas sobre la cuenta helvética sino que, además, entregó los informes a la Fiscalía Anticorrupción para que se pudiera pedir una comisión rogatoria a Suiza y abrir diligencias contra Trías.

Habría que preguntar a la Fiscalía Anticorrupción por qué esa actitud tan reticente para iniciar unas diligencias contra Trías cuando su partido Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y los Pujol estaban sumergidos en numerosos casos de corrupción.

Vázquez, ante la insistencia del letrado de Trías, aclaró con contundencia que el informe remitido por el DAO de la Policía a la UDEF se pasó a la Brigada de Blanqueo y que existían «indicios razonables» para entender que Trías dispusiera de una cuenta en Suiza porque había residido allí. Aclaró que la tenía su padre -a quien le habían impuesto una multa- y una hermana y que él podría además ser beneficiario de un fideicomiso o de una sociedad. Según el jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, su departamento dio crédito a la información y que para nada parecía descabellado que Trías, como su padre y su hermana, disfrutara de la cuenta y que «pudiera existir blanqueo».

El abogado del ex alcalde de Barcelona le preguntó por el número de la cuenta que, según él, no coincidía con la nomenclatura del banco USB. Vázquez le respondió con una respuesta convincente: “Ese era un tema complejo. En Suiza hay fusiones bancarias, hay denominaciones muy dispares, cuentas de otros bancos cantonales”. Para el policía, que el número de dígitos no coincidiera con los que entonces manejaba la USB no era determinante para descalificar la credibilidad de la cuenta.

El abogado de Trías, desencajado

La cara desencajada del abogado de Trías era todo un poema. Me fijé detenidamente en su rictus cuando escuchó al funcionario policial sentenciar: “Había indicios razonables para iniciar una investigación y por eso pasamos el informe a Anticorrupción”.

Estaba claro que Trías y su letrado se olvidaron de una máxima que conocen muy bien los agentes secretos en Inteligencia Humana, quienes se encargan de captar confidentes y colaboradores: los testigos como las armas los carga el diablo. Existe la costumbre popular de echarle la culpa siempre al diablo y no a la impericia de los humanos. Pero en el caso del testimonio estrella de la vista oral se produjo un efecto bumerán: “El resultado de una acción que se vuelve contra su autor”.

“¿Qué coño es eso de la UDEF?”, se preguntaba Jordi Pujol cuando dos de los periodistas que se sentaban en el banquillo desvelaron el ya famoso borrador de la UDEF sobre el saqueo del erario público catalán por parte del molt honorable y su familia, a quien el magistrado de la Audiencia Nacional calificó de “organización criminal”.

Trías tuvo ayer la oportunidad de conocer de primera mano la sobriedad y la decencia del comisario Vázquez y del inspector jefe número 84548, entonces jefe del Grupo de Blanqueo. Ambos se vaciaron ante el magistrado sin reservarse ninguna bala en la recámara. Para ellos todo indicaba que Trías pudiera tener una cuenta en Suiza y de ahí que iniciaran sus pesquisas.

A nadie le gusta ver sentados en el banquillo a tres periodistas, los mismos que durante años han combatido la corrupción política y económica en este país, mientras un político del partido del 3 % se regodea de ello. El propio Eduardo Inda, director de OKDIARIO, nada más cederle la palabra el magistrado mostró su “estupefacción” porque, en lugar de Trías, quienes calentaban el banquillo de los acusados eran los periodistas.

Trías, el hombre de confianza de Pujol y de CDC durante los años de la corrupción en Cataluña y protagonista de los papeles del Paraíso, se presentó ante el juez como una víctima de los periodistas cuando disfrutaba de cuentas opacas en paraísos fiscales mientras era alcalde de Barcelona, según la policía.

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