Rato concedió 900.000 euros al PSOE tras autorizar el Gobierno de Zapatero la salida a Bolsa de Bankia
La Comisión Ejecutiva de Bankia, presidida por Rodrigo Rato, concedió el 22 de noviembre de 2011 un crédito de 900.000 euros al PSOE cuando esta formación política atravesaba una situación de evidente riesgo económico: impagos de dos millones con Hacienda y la Seguridad Social desde hacía tres años, además de una deuda bancaria de 70 millones, de los cuales 30 estaban soportados por una mera “garantía personal” o pignorados con algo tan incierto como futuras subvenciones electorales. Rato tenía este gesto con el partido que había avalado la salida a Bolsa de Bankia sólo cuatro meses antes.
Pero no fue la única operación arriesgada que Bankia aprobó en esa fecha. Ese mismo día otorgó un contrato de 800.000 euros, denunciado por UPyD, a Publicis, agencia publicitaria acusada de sobornar a Rato.
El crédito hipotecario concedido al PSOE, cuyo destino eran las arcas del Partido Socialista de Madrid (PSM) de Tomás Gómez, presentaba muchas singularidades. La primera es que en esa Comisión Ejecutiva que aprobaba un crédito a la formación socialista se sentaba un militante y exministro del partido: Virgilio Zapatero. Un consejero de Bankia se estaba autoconcediendo un crédito a su empresa. Nadie puso reparos.
Virgilio Zapatero y Rodrigo Rato vieron unida su suerte años más tarde por un vínculo más grave: ambos fueron usuarios de tarjetas black, lo que le costó a Zapatero la imputación y posterior expulsión del PSOE. Pero ese 22 de noviembre de 2011 ambos, junto con los demás consejeros de Bankia, aprobaron un préstamo de 900.000 euros con garantía hipotecaria a devolver en 10 años. El titular era PSM-PSOE.
Las condiciones del cliente no eran precisamente las más adecuadas para la concesión de un préstamo. El PSOE debía 70 millones a los bancos en 2011, de los cuales nueve vencían a corto plazo. Y, lejos de mermar la deuda, había subido en casi siete millones respecto al año anterior. Pero lo más grave es que el partido arrastraba deudas con Hacienda y la Seguridad Social que sumaban más de dos millones. A una formación política que no podía pagar los impuestos ni las cotizaciones se le concedía un crédito de casi un millón de euros. Pero las deudas del PSOE no preocuparon a Rato ni a los demás consejeros de Bankia.
El crédito se produjo en un contexto de extrañas operaciones financieras del PSOE y del PSM: la Federación Madrileña liderada por Tomás Gómez traspasó un inmueble a la Comisión Ejecutiva Federal, lastrado por dos créditos solicitados para su adquisición y rehabilitación. Pero PSOE y PSM lo contabilizaron como un ingreso. La consecuencia fue que los resultados contables se sobrevaloraron en 3,3 millones, según el Tribunal de Cuentas, cuyos informes señalan que en 2010 los socialistas madrileños suscribieron una póliza de crédito de 1,5 millones, renovada en 2011 por un límite inferior de un millón de euros, con un saldo de 999.091 a fines de año. El informe parece aludir al crédito de Bankia.
El endeudamiento del PSM era vertiginoso: 858.338 euros en 2009; 1,4 millones en 2010 y 3,2 millones en 2011. Y las únicas garantías que dio para la concesión del crédito de Bankia fue pignorar las cantidades a recibir por la Asamblea de Madrid, «sin que dicha circunstancia quede reflejada en la memoria de las cuentas”. El PSM, por otro lado, ni demás federaciones socialistas, mostraba cuál era su calendario de pagos de intereses.
La situación empeoró en 2012: un millón más de deudas. De los 71 millones que el PSOE debía a la banca, 29,8 estaban bajo cobertura de “garantía personal”. El partido tuvo que pedir ese mismo año un crédito de 14,7 de millones para financiar despidos de sus trabajadores. Como garantía puso las futuras subvenciones electorales.
El PSM, por su parte, seguía debiendo un millón de euros de la póliza que iba renovando año a año desde 2010, presumiblemente con Bankia, y pignorados siempre con las futuras subvenciones de la Asamblea de Madrid. Pero la formación liderada por Gómez ya tenía deudas vencidas con Hacienda y la Seguridad Social de 267.000 euros. En el caso del PSOE, estas deudas eran de 2,2 millones. Todo esto ocurría sólo un año después de que Bankia le prestara un millón.
Pero la locura económica de la era de Gómez no sólo vino de los créditos hipotecarios, sino también de los alquileres. El líder de los socialistas madrileños se encaprichó de la sede de Callao en su segundo año como secretario general (ejerció el cargo desde julio de 2007 a febrero de 2015) y firmó un contrato de arrendatario por 10 años a razón de 16.000 euros mensuales en el Palacio de la Prensa.
El inmueble cuenta con dos plantas de casi 1.000 metros cuadrados y fabulosas vistas a la Plaza de Callao. Sin embargo, el PSM ya tenía un edificio en propiedad de 2.500 metros cuadrados, con cuatro plazas de garaje y situado en la calle Miguel Fleta. Este edificio fue comprado por dos millones en 2002 con Rafael Simancas como secretario general.
La excusa fue que la nueva sede iba a ayudar a acercarse a la ciudadanía al emplazarse en un lugar “muy bien comunicado y céntrico”. Así lo vendió Gómez, quien aseguró que emplearía el metro (a pie de sede) para acudir desde Parla al que sería su lugar de trabajo durante más de cinco años. Siempre acudió en moto.
El cambio vino acompañado de polémica por la falta de licencia para la obra, por la que finalmente fueron sancionados con 1.600 euros por las acusaciones de haber tocado elementos protegidos del edificio. Aunque finalmente el PSM consiguió la autorización municipal tras seis meses de espera.
Cuando en octubre de 2012 salió a la luz que el PSM tenía problemas para pagar la Seguridad Social, la formación madrileña aseguró que se encontraban al corriente de los pagos del alquiler de sus oficinas en el centro de Madrid, y que la sede de Callao era «más barata» que la de Fleta. El alquiler mensual en el Palacio de la Prensa les costaba 16.000 euros mensuales, mientras que el pago de la hipoteca de la antigua sede de Miguel Fleta costaba 17.000 euros, según explicaron entonces desde el PSM. Además, afirmaron que se ahorraban alrededor de 7.000 euros en alquiler de hoteles para realizar actos. El partido paga ahora sólo 5.000 euros de alquiler en su nueva sede.
La situación llevó a Gómez a despedir a numerosos trabajadores en 2012, además de retrasarse en el pago de las nóminas y plantearse hacer un ERE. Tras conocerse su intención de hipotecar las sedes más representativas de las agrupaciones socialistas y de pedir un adelanto a la Asamblea de Madrid con el fin de poder pagar a sus trabajadores, los militantes se le echaron encima.