Fiestas curiosas para disfrutar en España en verano
El verano es época de fiesta, de disfrutar, de ir a la playa, de dejarse llevar… De ahí que haya miles de festejos en todas las poblaciones de España. Eso sí, siempre los hay que son algo diferentes… Y de esas fiestas curiosas vamos a hablar a continuación.
Fiestas curiosas. La Batalla del Vino
La primera es todo un clásico. En Haro (La Rioja), en la mañana del 29 de junio, el protagonista es el vino. Pero no solo para beberlo, sino también para bañarse en él. Lo que empezó como un bautizo al final de la romería a los Riscos de Bilibio, se ha terminado convirtiendo en una Batalla del Vino.
En esta contienda tan lúdica, cualquier recipiente es válido para lanzar el vino: pistolas de agua, jarras, botellas, cubos… Eso sí, todo de plástico. Las directrices son vestir de blanco y lanzar este fantástico caldo a diestro y siniestro.
Fiestas curiosas. Romería de los Ataudes
Esta romería de los muertos se celebra en Santa María de Ribarteme en Pontevedra. En esta pequeña localidad del concejo de As Neves, el 29 de julio, se celebra La Romería de los Ataúdes.
El evento consiste en ir en procesión metido en un ataúd que portan familiares y amigos. Los «portados» son personas enfermas y ocupan las cajas de madera creyendo que la Virgen curará sus enfermedades. La romería sale de la iglesia y tiene un recorrido de 700 metros. Quizás la escena más tétrica se produce cuando se levantan de los ataúdes.
Fiestas curiosas. Romería vikinga
También en Pontevedra, aunque en esta ocasión en Catoira, tiene lugar este curioso desembarco. La romería comenzó a celebrarse entre un grupo de amigos del Ateneo de Ullán en los años 60 recordando los desembarcos vikingos de la Edad Media.
Este momento tan friqui fue declarado en 2002 de interés turístico. Así que ahora no escatiman en esfuerzos: utilizan drakkars, escudos de madera, cascos de cuernos, fuego y espadas.
Fiestas curiosas. Nochevieja en Agosto
En Berchules, un pueblecito de las Alpujarras granadinas, comenzó esta tradición cuando en la Nochevieja de 1994 hubo un apagón y no pudieron comer las uvas. Así que decidieron celebrar el Año Nuevo en el primer fin de semana de agosto. Desde entonces no se pierden una.
Por la mañana sacan una burra con polvorones y anís dulce. Al mediodía hay una verbena con migas, arroz y cerveza. Y por la noche es el pregón. Tiran copos de corcho blanco como si fuera nieve y lanzan fuegos artificiales. Además, preparan uvas para que nadie se quede sin comer sus doce.