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Serrano y Sánchez Vara brillan en el desafío ganadero de Las Ventas

Serrano y Sánchez Vara brillan en el desafío ganadero de Las Ventas
El diestro Sergio Serrano recibe a su primer astado durante el segundo y último desafío ganadero del mes de septiembre en Las Ventas (Efe)

El albaceteño Sergio Serrano se ha destapado hoy en Las Ventas con una emotiva y valiente actuación, en una tarde reivindicativa por parte de Sánchez Vara, que también rayó a buen nivel en un desafío ganadero en el que el hierro de Araúz Robles se impuso al de Saltillo.

A la puerta de chiqueros se fue Sergio Serrano a recibir a su primero, un torazo de Saltillo al que cosieron después a capotazos, en uno de los cuales se llevó por delante a Caco Ramos, hiriéndole de forma certera mientras continuaba la capea en la que se había convertido la lidia.

Tanto desorden provocó que el animal acabara orientándose antes de cuenta, llegando a la muleta muy avisado. Pero Serrano no se arredró con él, ni mucho menos, y, base de firmeza y un arrojo tremendo, le plantó cara en lo que fue una actuación de lo más sincera y en la que demostró que está preparado de sobra para ponerse a funcionar desde ya.

Más sincero y más de verdad no pudo estar con semejante «prenda», al que robó muletazos soberbios por lo quieto se quedó y lo mucho que tuvo que tragar. Y cuando un torero se entrega de esta manera, Madrid responde de la misma manera. No hubo oreja, pero la vuelta al ruedo que dio fue de las de verdad.

Un auténtico «barrabás»

A portagayola volvió a irse a recibir al sexto, al que toreó después por jaleadas verónicas y chicuelinas abrochadas con un farol de rodillas. Pero todo quedó ahí, pues el toro fue un auténtico «barrabás» en el último tercio, imposible se mirase por donde se mirase, y Serrano nada más que pudo estar digno con él.

Abrió el desafío un imponente toro de Saltillo, de 616 kilos, largo, hondo y enseñando las puntas. No se empleó en los capotes, escarbón y con las manos por delante, y «cantó la gallina» en la primera vara, dejándose pegar sin más en las dos siguientes.

Sánchez Vara anduvo muy solvente, primero metiéndolo en vereda con el percal, y, tras un buen tercio de banderillas, en una faena de muleta en la que se mostró por encima de un animal de cortas y rebrincadas embestidas por el derecho, pero que tenía guardado un notable pitón izquierdo, por donde el alcarreño le robó pases inmaculados por cadenciosos y profundos.

Es verdad que no redondeó una serie completa, pero la puesta en escena fue más que loable, como también lo fue el oficio mostrado y lo resuelto que se le vio.

Con el cuarto, éste de Araúz de Robles, brilló, y de qué manera, Adrián Navarrete con tres magníficas varas en las que el astado arremetió con mucho poder.

En el último tercio, sin embargo, le faltó empuje, pero Sánchez Vara estuvo otra vez a muy buen nivel, atacándole mucho para provocarle las arrancadas y gobernar después las embestidas por abajo sobre ambas manos, en lo que fue una faena autoritaria del alcarreño.

El primero de Castaño, de Araúz, llevó también la emoción a los tendidos con dos grandes peleas en el caballo, yendo de largo y apretando en las dos soberbias varas que agarró Pedro Iturralde.

En la muleta tuvo mucha nobleza, aunque la faltara un punto de transmisión. Y Castaño, sin estar mal, sin embargo, no puso ese plus para que la faena fuera más allá de la mera corrección.

El quinto fue un «saltillo» muy descarado por delante, mansurrón en el caballo y muy soso en el último tercio. Castaño aquí pasó sin pena ni gloria en una faena tan insulsa como anodina.

Ficha del festejo

Tres toros de Saltillo (1º, 3º y 5º), de imponente presencia y juego desigual. De buen pitón izquierdo el primero; avieso y complicado, el tercero; y muy soso y descastado el quinto. Y otros tres de Araúz de Robles (2, 4º y 6º), bravos en el caballo y con mucha nobleza, segundo y cuarto; y el sexto fue un auténtico barrabás.

Sánchez Vara, de blanco y oro: pinchazo y estocada atravesada (ovación tras aviso); estocada trasera y caída, y dos descabellos (ovación tras aviso).

Javier Castaño, de añil y oro: pinchazo y estocada ligeramente trasera (silencio); tres pinchazos, otro hondo y dos descabellos (silencio).

Sergio Serrano, de canela y oro: pinchazo y estocada (vuelta al ruedo); pinchazo, media en los blandos y nuevo pinchazo (ovación).

En cuadrillas, sensacional tercio de varas de Pedro Iturralde en el segundo, en el que se desmonteró Joao Ferreira en banderillas; y gran tercio de varas de Adrián Navarrete en el cuarto.

En la enfermería fue intervenido el banderillero Caco Ramos de: «Cornada en tercio distal del muslo izquierdo con una trayectoria hacia fuera y atrás de 20 cms que rodea la cara posterior del fémur, contusionando la arteria poplítea y el nervio ciático, alcanzando la cara externa del muslo, de pronóstico grave».

La plaza registró un tercio de entrada (7.957 espectadores, según la empresa) en tarde otoñal.

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