Manuel Díaz ‘El Cordobés’: «Es lamentable la manía persecutoria que hay hacia el toreo»

Manuel Díaz acaba de reconciliarse con su padre
Manuel Díaz acaba de reconciliarse con su padre

«Es lamentable la manía persecutoria que hay hacia el toreo y la falta de respaldo por parte de las autoridades», así de tajante se ha mostrado esta noche Manuel Díaz ‘El Cordobés’ en el encuentro que ha mantenido con los aficionados a través de las redes sociales de la empresa Tauroemocion.

Se trataba de la «reaparición» en la vida pública de Manuel Díaz después de dos años alejado de los ruedos y todo ruido mediático, volcado únicamente en su familia y en recuperarse de las operaciones en sus dos caderas, machacadas a causa del esfuerzo físico que requiere su profesión, en la que lleva más de 25 años y en la que toreado más de 1000 festejos.

Pero El Cordobés ha vuelto como si nada, en una entrevista realizada por la periodista burgalesa Leticia Ortiz (y no la Reina como se había especulado por las redes estos días atrás) y en la que no ha eludido ningún tema, especialmente a la hora de hablar de la situación actual por la crisis del coronavirus.

«Lo que más me preocupa, como español, es la situación de todas esas familias que han perdido a un ser querido, todos los que están muriendo por culpa del virus, y la gente que está perdiendo sus empleos, que se quedan sin ingresos… eso me entristece muchísimo», reconocía Manuel Díaz.

Pero concretando sobre la situación que atraviesa la Tauromaquia, El Cordobés no escurre tampoco el bulto al reconocer que: «Me duele muchísimo que se nos trate cómo se nos está tratando, esa manía persecutoria y esa falta de respaldo en una época en la que ya no se nos reconoce como el segundo espectáculo de masas que somos, y todo es política y más política».

«No hay que olvidar toda la gente que vive del toro, la riqueza que generamos y que, además, lo que hacemos está amparado por la ley, que somos cultura igual que el cine, el teatro, la literatura… y como tal creo que se nos debería tratar, y no con ese ninguneo que parecemos que no pintamos nada», apostilla.

Este año iba muy especial para él, pues iba a reaparecer después de dos años en blanco tras someterse a una operación en sus dos caderas, en las que se ha implantado sendas prótesis para paliar una lesión que ya le impedía hasta hacer vida normal.

«Llegó un día que no podía bajar ni las escaleras de mi casa. Ahí decidí parar. Y es que más que al toro le tengo mucho miedo al ridículo. Y yo, por respeto al que paga en taquilla, para torear tenía que esta al cien por cien», manifestaba.

«Luego gracias a Dios las operaciones fueron perfectas y mi recuperación ha ido de maravilla, tanto que igual que dije a mi familia que paraba luego les anuncié que quería volver, que una lesión no podía acabar con mi carrera. Ahora estoy mejor que nunca, entreno cinco horas diarias y esta vuelta a la actividad me ha dado vida, me mantiene con espíritu, joven e ilusionado, añade.

El Cordobés es consciente de su significado en el mundo de los toros, de la importancia que posee en el circuito de las ferias pequeñas y plazas de tercera, de ahí que haya vuelto a reivindicar la importancia de los pueblos en la tauromaquia.

«La base del toreo está en los pueblos. Para que un chaval llegue a una ciudad, a una feria grande, ha debido tener un rodaje. Ahora veo a los chavales que son espartanos, que con apenas bagaje van a plazas de tremenda responsabilidad. Eso no puede ser. El oficio es la base para coger técnica y recursos. Por eso son tan importantes esas plazas que son el pulmón de la fiesta», manifiesta.

«Y en esas plazas serán donde yo vuelva, muy a pesar más tarde que pronto por culpa de esta pandemia. Pero sé que hay que me necesita, y por ellos trabajo todos los días, para que cuando llegue el día vean al Manuel Díaz de siempre. No sé si duraré una, cinco, veinte o cincuenta corridas, pero lo que dure está claro que lo haré con la máxima honradez de siempre», ha concluido.

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