El Metaverso: un espacio virtual donde crear oportunidades de negocio reales

El Metaverso: un espacio virtual donde crear oportunidades de negocio reales
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Vivir experiencias –mundanas o increíbles, todo es posible– de manera virtual, pero sintiendo estímulos muy reales. El pasado mes de agosto, la estrella del pop Ariana Grande dio un conciertazo de manera online a través de la conocida plataforma digital Fortnite. Nadie fue a ninguna sala de conciertos ni a ningún estadio de fútbol, nada de nada. Todos los asistentes virtuales disfrutaron del concierto Rift Tour de Fortnite con sólo iniciar sesión desde un dispositivo electrónico.

Una nueva forma de ofertar conciertos en un momento en el que, además, se están dando nuevas olas de Covid en todo el mundo. De alguna forma, gracias a estos espacios, ni la industria se frena ni los usuarios se quedan sin el concierto de sus artistas favoritos, pero tienen una experiencia absolutamente segura porque no hay contacto humano real.

Bien, este concierto –como millones de experiencias más en diversos sectores, no sólo en el del ocio– ha sido posible gracias a la existencia –no tangible, eso sí– del Metaverso. «El origen de los metaversos está en Snow Crash, un libro de Neal Stephenson (1992). Se trata de un mundo virtual al que nos conectaremos usando una serie de dispositivos tecnológicos que nos harán pensar que realmente estamos dentro de él a través de tecnologías inmersivas. Podemos interactuar con todos los elementos presentes dentro del metaverso, ya sean personas, objetos o experiencias», explica con detalle José María López, analista independiente, a OKDIARIO.

De alguna forma, recuerda López, la vida virtual que se vivía en la plataforma Second Life. «Los usuarios –que eran conocidos como residentes–», explica, «tenían la capacidad de interactuar entre ellos mediante un avatar, podían establecer relaciones sociales, así como participar en diferentes actividades –individuales y en grupo– y crear y/o comercializar con propiedades virtuales a través de su moneda virtual que compraban con monedas reales».

Un espacio virtual que, además, estuvo en su momento salpicado de alguna polémica entre las que destacan, por ejemplo, la sospecha de que en este mundo virtual –sin controles ni legislación– se hubieran podido planear atentados terroristas relacionados con el Daesh, según los Servicios de Inteligencia de EEUU.

Dejando de lado la delincuencia o el terrorismo de estos espacios virtuales que funcionan con este nuevo mundo, el metaverso lo ha puesto de nuevo en primera línea Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, ya que ha apostado de lleno en las oportunidades de negocio de este espacio. Tanto es así que la compañía –dueña de Facebook o Instagram– ha pasado a llamarse simplemente Meta y ha llevado a cabo una importante reorganización de sus departamentos.

No obstante, y a pesar de los esfuerzos que hacemos por entender este mundo, debemos tener en cuenta que el metaverso no busca ser un mundo de fantasía, sino una especie de realidad alternativa en la que los humanos hacer las mismas cosas que hacemos hoy en día fuera de casa, pero sin movernos de la habitación.

De momento, es complicado afirmar con qué tipo de dispositivos accederemos a ese mundo del metaverso, ya que podrán ser unas gafas, quizá, pero lo que sí se conoce es que el futuro pasa por el hecho de que nuestro avatar hará y será exactamente lo que nosotros hacemos y somos en el mundo real. Todo ello llevará a transformar el mundo tal como lo conocemos, no sólo desde el punto de vista social, sino también económico.

Estrechar el mundo físico y el virtual

Second Life -nacido a principios de los 2000– fue el primer metaverso, sin embargo, no triunfó. Según López, «muere sobre todo porque las tecnologías no estaban maduras, el acceso a internet no era tan rápido como ahora y, además, no se había experimentado el auge de las redes sociales como un espacio de relaciones e interacciones entre personas. Es decir, no había tanta disposición –ni conocimientos– a representarnos a nosotros mismos en un mundo digital y a extender nuestro mundo conocido».

A todo este fenómeno, que además se ha visto impulsado por las restricciones de la pandemia, debemos añadir un aliciente más para presagiar un éxito futuro: las oportunidades de negocio que se hallan dentro de este mundo digital y el auge de la criptoeconomía.

«Hay muchas posibilidades de negocio y Zuckerberg, a través de Metaverso, podrá tener nuevamente a muchísima gente en su espacio donde se combinan varias tecnologías, como la realidad aumentada y la virtual, y tener –de nuevo– un gran control sobre todo a partir de datos. De nuevo, al igual que pasó con Facebook, el empresario pretende que haya avatares que interactúan entre sí y a través de elementos virtuales cada día más cercanos a la realidad», apunta López.

Expandir las oportunidades de negocio y mejorar la experiencia de cliente

Por último, apunta el analista independiente, al margen de las relaciones interpersonales las empresas están apostando claramente por las tecnologías inmersivas, ya que al estar viviendo un momento de poco contacto físico por la pandemia, el mundo virtual les permite extender su negocio y, además, mejorar la experiencia de cliente.

Sobre éste último aspecto, López señala que, por ejemplo, el mundo del retail textil tendrá en el metaverso un gran aliado. «Gracias a un avatar que tiene las medidas exactas de tu cuerpo, podrás probarte ropa sin tener que ir a la tienda y acertar siempre en la talla, sean las 4 AM o las 12 del mediodía», concluye.

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