MADRID

La Policía busca a un vecino desequilibrado por el asesinato del portero de su edificio en Madrid

La Policía no pidió una orden de entrada en el piso sospechoso hasta un día después de la denuncia de desaparición

Encuentra el cadáver del portero en el pasillo de la vivienda de un vecino del mismo edificio de Madrid

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Ángel Moya

La familia de Esteban Rodríguez siempre vivirá con la duda de si se podría haber salvado la vida de este portero de un edificio de la calle Alcalá de Madrid víctima de un asesinato. El martes denunciaron que a Esteban se le perdió la pista cuando entró en casa de un vecino, las cámaras de seguridad habían grabado la escena. Sin embargo,  la Policía no pidió una orden judicial de entrada en la vivienda hasta el día siguiente. Finalmente, los agentes entraron en el piso sospechosos la madrugada del jueves y cuando lo hicieron se encontraron a Esteban muerto, desangrado de una puñalada en el cuello.

Los hechos arrancaron en la tarde del martes. La víctima, Esteban Rodriguez de 68 años, era desde hace más de 30 el portero del número 366 de la calle Alcalá de Madrid, en el distrito de Ciudad Lineal. Estaba a punto de jubilarse.

La tarde del martes, Estaban desapareció a las 18:00 horas de la tarde. Su mujer fue la primera en alertar a la familia y avisó a su hijo que vive en el mismo edificio que sus padres. Le buscaron sin tregua por todo el barrio, pero Esteban no contestaba a su teléfono móvil.

Finalmente, en un momento de lucidez, su hijo llamó a la administradora y le pidió que revisara las cámaras de seguridad instaladas en cada planta de edificio. No había duda, el portero de este edificio de Madrid entró a las 18:00 en la vivienda de un vecino de la primera planta. Esa fue la última imagen con vida de Esteban.

El vecino es Alfredo, un hombre al que la comunidad de este edificio de la calle Alcalá define como «una persona muy problemática que no está bien de la cabeza, amontona trastos en su casa y es adicto al juego». Las cámaras de seguridad revelaron que Esteban nunca volvió a salir de la casa de Alfredo. El que sí salió fue el vecino poco después cargado de bolsas negras de basura que dejó en la puerta del edificio antes de desaparecer.

Alarmados por las circunstancias que no presagiaban nada bueno, la familia de Esteban avisó a la Policía Nacional y denunció su desaparición la noche del martes. Les mostraron las imágenes que no daban lugar a ninguna duda, pero la Policía no solicitó hasta el día siguiente la orden de entrada y registro en casa del vecino sospechoso.

Una espera interminable

A pesar de la insistencia de la familia la Policía decidió asegurarse antes de que Esteban, el portero, no estaba en casa de cualquier otro vecino.

La Policía puso bajo vigilancia la casa del vecino sospechoso y la puerta del edificio, luego fueron piso por piso revisando si el portero estaba en esas viviendas. Algunos vecinos habían salido y no regresaron hasta muy tarde. Desesperada, la familia del portero desaparecido insistía en entrar en la vivienda bajo sospecha.

La orden de entrada en la vivienda llegó el jueves de madrugada, 33 horas después de la denuncia de desaparición. La Policía ya había avisado a los bomberos, que de inmediato entraron con una escala por la venta de la casa. Allí, en el pasillo, encontraron a Esteban boca abajo y con una herida mortal de arma blanca en el cuello.

Su familia se lamenta amargamente de la tardanza en entrar en la vivienda del sospechoso. Nunca sabrán si su padre podría haberse salvado. Ahora, el Grupo V de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía Madrid busca a Alfredo, el vecino en cuyo piso hallaron el cadáver de Esteban.

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