CIUDAD REAL

«Me libré de milagro»: el vídeo de la reconstrucción del jubilado que mató a un ladrón en Ciudad Real

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"Me libré de milagro, así se lo digo": Pepe Lomas el librero jubilado que mató al ladrón que entró en su casa de Ciudad Real
Ángel Moya

«Me libré de milagro»: así se lo contaba a la juez el jubilado de 77 años que mató a un ladrón en Ciudad Real durante la reconstrucción que quedó grabada en este vídeo. Ahora, con 80 años Pepe Lomas debe volver a relatar todo lo que ocurrió aquella madrugada del año 2021 ante el jurado popular. La familia del ladrón le pide 25 años de cárcel por asesinato y la fiscalía 15 años por homicidio.

Éste vídeo de la reconstrucción se grabó poco después del tiroteo. El jubilado de Ciudad Real volvió ya detenido a su casa de La Atalaya a contarle todo a la juez, se trataba de que explicara todo lo que pasó en los escenarios donde se registró el suceso a la misma hora e iguales condiciones de visibilidad que la madrugada en la que disparó dos veces contra el intruso. Nelson David Ramírez, de origen hondureño, 35 años y numerosos antecedentes, murió de dos tiros de escopeta en el pecho.

«Soy una persona tranquila»

A lo largo de la reconstrucción que se prolongó durante más de una hora, Pepe Lomas cuenta de forma entrecortada, afectado por los hechos, lo que ocurrió aquella noche. Cuando termina su relato la juez le pregunta «¿Hay algo más que quiera añadir?» y el jubilado responde «Me libré de milagro, que quiere que le diga, me libré de milagro señoría».

«Yo soy una persona muy tranquila, pero esto, era un acceso de de pánico el que yo tenía, y no se me ha ido todavía créame», le cuenta el librero jubilado de Ciudad Real a la juez. Ahora, en 2024, tres años después de aquello, sigue manteniendo que presa del miedo insuperable esa noche agarró la escopeta y disparó «a bulto», y que lo hizo hasta tres veces porque pensaba que iban varios ladrones.

Pepe le cuenta a la juez que ya había sufrido un asalto a su finca horas antes, durante el que los ladrones provocaron diferentes destrozos. Tenía miedo, vivía solo, en una finca aislada, con su perro y sus escopetas de caza. Dormía en una habitación con las ventanas tapiadas por miedo a los ladrones.

Esa madrugada se despertó con ruidos que provenían de los corrales. Asustado, cargó su escopeta de cartuchos del 6. Dos cartuchos, dos disparos. Salió, cuenta, con la intención de espantar al ladrón, pero se topó de frente con él y llevaba una motosierra apagada en las manos que acababa de sustraer. «No sabía qué hacer, se me fue la cabeza», le cuenta a la juez. Pepe terminó disparando al ladrón a una distancia de 5 ó 6 metros.

«Disparé para que escapase»

«¿Entonces qué pasó?», pregunta la juez. «Yo disparé para dar tiempo a que escapase, si era un hombre o cualquiera sabe, y yo vi que aquello no se movía… Cuando vi que con esa no se movía, disparé otra vez», relata Pepe Lomas. «¿Oye algún ruido que viene desde eso a lo que dice que disparó?», pregunta la juez. «Ni mú. Yo estaba más en que eso era una trampa o algo que pudiera explotar o simplemente alguien agazapado que estaba esperando a lanzarse sobre mí».

La juez le pregunta al librero jubilado si se acercó a ver si había hecho algún daño al intruso. Y el anciano, con dificultad, le explica que nunca se acercó a ese «bulto». «No me acerco al bulto, era el temor, era el pánico de no saber qué es lo que había allí, y entonces vuelvo otra vez a la habitación», explica el jubilado. Pepe volvió a su habitación, con las ventanas tapiadas por miedo a los intrusos, a recargar su arma.

«Dejé la escopeta, cojo los cartuchos y le meto otros dos cartuchos y ahora ya me voy un poco más tranquilo otra vez para allá, pero con muchísimo pánico», explica a la juez el anciano detenido.

Pepe le cuenta a los policías allí presentes que tenía pánico a que hubiera más ladrones, que no sabía que estaba ocurriendo: «Entonces vuelvo a salir por esta puerta, porque estaba seguro de que eran más de uno, me vengo para acá y vi las dos puertas de la finca abiertas, que era el motivo de susto mayor por si venían con una furgoneta».

El librero jubilado volvió a disparar: «Y entonces, yo ya disparé el último cartucho hacia donde estaba el bulto y ya me vine para acá (a la casa) y todo esto sabiendo que una y no más, que estaba al descubierto y me podía matar, esto había que vivirlo».

Pepe no vio a ningún ladrón más, escuchó unas voces y regresó a toda velocidad a su habitación a recargar el arma y llamar a la Policía. Los agentes tardaron poco en llegar. Tras esta reconstrucción con la juez, le enviaron a prisión provisional. En la cárcel cumplió 78 años.

El jubilado de Ciudad Real se sienta esta semana en el banquillo de la Audiencia Provincial de Ciudad Real. Un tribunal popular tendrá la última palabra.

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