MUERTE EN TRASPINEDO

Los investigadores creen que el cuerpo de Esther López no llegó a estar dentro de la casa de Óscar

La Guardia Civil ha planeado cuatro jornadas de registros para buscar restos de la joven

Los agentes descartan registrar otras casas en Valladolid y La Cistérniga

Buscan sangre en el coche del amigo de Esther López porque su cadáver tenía una herida en la frente

El teléfono móvil de Esther López hallado junto a su cadáver fue limpiado y no tenía ni huellas de ella

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Los agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Valladolid que tratan de desentrañar el misterio de la desaparición y muerte de la joven de 35 años ponen a prueba el relato del amigo que dijo haberla dejado en la carretera la noche que desapareció. Desde el pasado viernes, día en el que comunicaron a Óscar el registro de sus propiedades, tres en total, los expertos en inspecciones oculares trabajan en la casa de verano de los padres del amigo de Esther López.

Lo hacen a conciencia y con el convencimiento de que la joven, o su cadáver, no llegaron a estar en el interior de ese domicilio. Lo que buscan, restos biológicos de la chica, creen que si llegó a esa casa fue por transferencia indirecta: algo o alguien que tocara el cuerpo de Esther pudo entrar luego en contacto con superficies de la vivienda.

Los investigadores del caso conocen ya un par de verdades irrefutables en el caso de Esther López que colocan en una posición complicada a Óscar, el hombre que estuvo con la joven justo antes de desaparecer y perder su vida. Esta persona no ha contado toda la verdad de lo que sucedió aquella noche y jornadas posteriores; de hecho, si están ahora mismo registrando la casa familiar, ese es uno de los motivos. Pero es que, además, los investigadores también saben que Esther derramó sangre a través de una herida en la frente la noche que falleció, que en el maletero del coche de Óscar hay saliva de ella y que su cuerpo fue manipulado por alguna persona antes de ser encontrado en la cuneta 24 días después de desaparecer.

Con todo lo anterior, los investigadores ya no se creen que Óscar dejara a Esther en la carretera, sola y de madrugada, y que él se marchara a dormir a la casa de la urbanización El Romeral que ahora registra la Guardia Civil. Saben que los teléfonos móviles de Esther y Óscar estuvieron juntos en esa casa más tarde de la hora en la que el hombre asegura haber dejado a la joven. De hecho, a los agentes de la Guardia Civil siempre les llamó la atención el hecho de que el lugar donde el hombre dice haber dejado a Esther se encuentre a escasos metros de la casa en la que él pasó la noche.

ADN por transferencia indirecta

Así que por todo lo anterior esa casa es crucial, pero los agentes no creen que Esther, más bien su cuerpo, haya llegado a estar dentro de esa vivienda. A través de una ingeniosa pericia sí saben que el teléfono de la chica estuvo allí, el mismo teléfono que se encontró junto a su cadáver, un terminal limpiado, sin huellas, ni siquiera las de la propia Esther, pero en el caso de que el cuerpo entrara en la propiedad, los dueños de la casa pueden introducir los vehículos dentro de la finca, apuestan a que no estuvo en la edificación. Entonces, ¿qué buscan dentro? Restos de la joven llegados allí a través de otra persona.

Un elemento en el cuerpo de Esther demuestra que la joven sangró lo suficiente a través de una herida en la frente como para manchar. En el caso de que alguien manipule un cuerpo que ha sangrado, el de una mujer con cabello largo y prendas de abrigo, y luego entre en una casa, las posibilidades de que éste deje restos de la mujer en la casa son dignas de descartar.

Registro de la casa

Por eso el registro de la casa de la familia de Óscar no es cualquier registro. Pomos y manillas de puertas, sus marcos, las paredes, cerca y lejos de los interruptores, los grifos, los desagües de los lavabos y las duchas, las juntas de las losas del suelo, los rodapiés, los filtros de la lavadora y un largo etcétera son los recónditos lugares donde puedo llegar un resto de Esther López por transferencia y no por contacto directo. De ahí que a este registro se le haya dado un margen de hasta cuatro días, tienen previsto acabar el martes.

Óscar asiste paciente a los trabajos de la Guardia Civil y ya sabe que no van a registrar sus casas en Valladolid y La Cistérniga, localidad a la que se ha mudado hace unas semanas. En la capital tiene su negocio, no el de la familia, una agencia de viajes que regenta él mismo. También en Valladolid posee una vivienda a su nombre, en el barrio La Rondilla, y en La Cistérniga parece que ha buscado pasar desapercibido en un piso de alquiler. Pero ahora todo se centra en El Romeral, lugar donde pasó la noche que desapareció Esther López hace ya tres meses.

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