Los forenses demuestran que alguien movió el cuerpo de Esther López al menos 24 horas después de morir

El cadáver de la mujer desaparecida en Traspinedo fue encontrado boca abajo, pero ahora saben que estuvo al menos 24 horas en otra postura

Lo que los forenses todavía no pueden precisar es el tiempo que estuvo en la posición original que adoptó tras haber fallecido

Fuentes del caso confirman que Esther no tenía la cadera rota, sino “contusionada”

El cuerpo de Esther, con sus prendas y su bolso, «fue colocado» en una cuneta de Traspinedo

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Esther López
Los forenses ya saben que Esther López no estuvo siempre en la cuneta donde la encontraron.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Cuando el pasado 5 de febrero un paseante encontró el cadáver de Esther López en una cuneta a las afueras de Traspinedo se despejó la mayor de las incógnitas que tuvo durante 24 horas en vilo a una familia, un pueblo y todo un país. La mujer de 35 años había fallecido el mismo día que desapareció. Pero lo siguiente fueron dudas y más dudas, y una de ellas ya está resuelta y es la información a la que ha tenido OKDIARIO: Esther López permaneció las primeras horas tras su fallecimiento en otra postura distinta a la que tenía cuando fue hallada, lo que hace pensar a los investigadores de la Guardia Civil que también estuvo en un lugar diferente a esa cuneta.

Fuentes forenses consultadas por OKDIARIO explican cómo se ha podido llegar de manera científica a esa conclusión. “Cuando una persona fallece una de las consecuencias es que su sistema cardiaco y circulatorio se detiene. El corazón ya no bombea sangre y esta se detiene en los vasos sanguíneos del cuerpo. La persona fallecida está en una posición determinada y esa postura está sujeta a dos factores: la superficie y la fuerza de la gravedad”. Es decir, si una persona fallece y su cuerpo queda tumbado sobre el suelo u otra superficie, la parte del cadáver en contacto con esa superficie desarrollará un fenómeno conocido como “livideces cadavéricas”.

Estas livideces son fáciles de identificar para los forenses ya que se trata de enrojecimientos o amoratamientos de la piel provocados por “la acumulación y sedimentación de la sangre que ya no circula en esos lugares en contacto con la superficie por efecto de la gravedad”, explican las mismas fuentes consultadas, que para terminar de aclararlo explican a este periódico que un cuerpo boca abajo debería tener esas livideces en la parte anterior del cuerpo, es decir, en el pecho, abdomen, partes delanteras de las extremidades inferiores, etcétera.

Livideces en la espalda

Así que, ¿cómo han podido saber que Esther López fue cambiada de posición tras su muerte? Porque en el cuerpo de la joven vallisoletana las livideces cadavéricas fueron detectadas en la parte anterior de su cuerpo, en la espalda fundamentalmente. Este hallazgo confirma lo que el resto de los indicios hallados en la cuneta hizo pensar a los investigadores. Esther se encontraba prácticamente tumbada boca abajo, “colocada” fue el término que algunas fuentes utilizaron para describir su posición a este periódico. Sus brazos estaban rectos a cada lado del tronco, su mochila muy cerca de ella con las correas fuera de los hombros y su teléfono móvil a escasos centímetros. En esa postura las livideces debían haber aparecido en el pecho de la joven.

Además, hay un dato que destacar sobre esas marcas, las livideces cadavéricas en el cuerpo de la joven. Aparecen a las 24 horas del fallecimiento, así que, como poco, Esther estuvo tumbada de espaldas hasta que aparecieron esas marcas. Tuvo que pasar al menos un día para que se produjera el cambio de posición que la dejó en la postura en la que el paseante la encontró en la cuneta. Lo que por el momento no tienen claro en la investigación es cuánto tiempo estuvo allí, pero ven cristalino que la mujer no estuvo durante los 24 días que desapareció a la vista de las personas que la buscaban, los paseantes, los deportistas ni los animales, bien salvajes, bien domésticos.

Para colmo la orientación del cuerpo de Esther con respecto a la vía de circulación junto a la que fue hallada tampoco era la esperada si la mujer hubiera sido víctima de un atropello. Tal y como dicen fuentes del caso a OKDIARIO, “que fuera atropellada es una posibilidad, pero sólo una para explicar sus contusiones, porque hay otras maneras de sufrir las lesiones que ella padeció”. Por eso la tesis que impera en el caso es que la joven fue víctima de una muerte violenta, que los responsables de la misma ocultaron temporalmente su cuerpo y que, llegado el momento, se le cambió de postura para que fuera encontrada en la cuneta de la carretera. Por cierto, estas fuentes desmienten que la cadera de la joven estuviera rota. «Contusionada sí,  pero fracturada no».

La resolución del caso de la muerte de Esther López no está lejos, pero los informes definitivos y la ciencia forense requieren de sus tempos y eso los investigadores lo saben. El dolor en casa de los López es infinito y mientras los padres de la joven fallecida rebuscan cómo reengancharse a la vida, el resto, su hermana, la pareja de esta, sus primas y sus amigos tratan de no olvidar ni el deseo de hacer Justicia no los agradecimientos a todos los que la buscaron. Sara, la prima de Esther que la echa de menos como si fuera su hermana, lo ha dejado por escrito: “Ruego Justicia para Esther. Por favor, os necesitamos más que nunca. No existen palabras suficientes para agradecer todo el amor, cariño y ayuda que recibimos”.

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