La orientación y posición del cuerpo de Esther y sus pertenencias no encajan con un atropello violento
El cuerpo se encontraba tumbado boca abajo, con los brazos pegados al tronco, la mochila al lado y fuera de los hombros y su teléfono a menos de un metro
Los investigadores no descartan el atropello como causa de las lesiones, pero dudan de si la cuneta es la escena de la muerte o un escenario posterior
Buscan huellas de neumático y restos de un vehículo cerca de la cuneta en la que hallaron a Esther López
La juez impide la incineración de Esther López a la espera de nuevos exámenes forenses
Emotiva despedida de Esther: «Desde hoy tenemos un ángel más que nos cuida, junto al tío Luis y el Abu»
La investigación sobre las circunstancias de la desaparición y muerte de Esther López en Traspinedo tiene dos incógnitas sobre la mesa: cómo sufrió las contusiones detectadas en la autopsia de su cuerpo y en el caso de que éstas fueran consecuencias de un atropello dónde se produjo. Esta última cuestión trae de cabeza a los investigadores, que han recurrido al Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) para entender si la cuneta en la que el sábado pasado fue hallada Esther es la escena de una muerte violenta causada por un vehículo o un escenario montado posteriormente.
La postura del cuerpo de Esther, su orientación con respecto a la vía y la disposición de su ropa y de sus pertenencias no encajan precisamente como un guante ya no en la tesis de que Esther fuera o no atropellada, o más bien golpeada por un vehículo, sino en si ese hecho sucedió en la carretera junto a la que se halló su cuerpo.
OKDIARIO ha tenido acceso a los datos de la inspección ocular realizada en el lugar justo antes del levantamiento del cuerpo de la mujer de 35 años. Esther estaba boca abajo, con una de sus mejillas sobre el terreno, con la cabeza ladeada. Tenía ambos brazos paralelos al tronco y las piernas rectas, igualmente en paralelo. “Como si estuviera tumbada”, es la mejor manera que las fuentes consultadas por este periódico tienen de acercarnos a la imagen que obtuvieron de la joven.
Para que Esther acabara exactamente así después de ser atropellada en esa vía debería haber caminado un poco, detenerse y caer rígida hacia delante mientras su cabeza rotara para quedar de lado. La postura final de Esther sólo puede explicarse desde la voluntariedad, nunca desde la anarquía física que protagoniza la reacción de un cuerpo impactado por un vehículo que queda depositado en el suelo con los síntomas habituales de la violencia de un impacto que es capaz de provocar la muerte.
La mochila es clave
Pero no sólo la postura del cuerpo llamó la atención a los investigadores, también la disposición de algunas pertenencias de Esther, especialmente la mochila de la joven. La bolsa no se encontraba en la espalda de la chica, algo lógico tras recibir los impactos que provocaron las contusiones en la zona abdominal. La mochila estaba al lado de Esther y con ambas correas fuera de sus brazos. O no la llevaba colgada de la espalda, y de ser así nunca estaría tan cerca de ella, o alguien la dejó allí. Otro objeto que destaca en la inspección ocular es el teléfono de la chica. No estaba dentro de su mochila, estaba a unos cuantos centímetros de la joven.
Este detalle es importante. Si Esther llevaba el móvil en la mano, ¿la muerte le sobrevino tan rápido que no pudo usarlo? Su terminal refleja “una actividad” a las 05:40 de la madrugada que desapareció para dejar de estar disponible 10 minutos más tarde, cuando su madre la llamó al descubrir que no había vuelto a casa. Los expertos tratan ahora de saber si ese teléfono se quedó sin batería o si fue apagado intencionadamente.
Pero además de todo lo anterior otro dato intriga a los agentes. Si damos por buena la tesis del atropello de Esther en la misma carretera en la que fue encontrada y que no nos hallamos ante un violentísimo impacto, a tenor de la ausencia de lesiones más evidentes o restos de carrocería en la zona o en el cuerpo de la chica, ¿cómo se habría producido? Esther caminaría hacia Traspinedo dejando a su espalda un polígono industrial y lo estaría haciendo en el mismo sentido de la marcha de los vehículos, o sea, por la parte derecha de la vía en dirección a su pueblo, justo como no se debe caminar en una vía sin arcén.
Si damos por bueno todo lo anterior, a Esther sólo la pudo atropellar un vehículo que perdiera el control y cambiara de carril hasta impactar con la joven, pero cuyo conductor tuviera la pericia de no acabar en la cuneta como ella. Si el alcance se produjo en sentido inverso, el impacto lo habría recibido Esther desde atrás, lo que complica que recibiera el impacto en la zona abdominal. El cuerpo de Esther fue descubierto tumbado con la cabeza orientada hacia el camino del que venía y los pies hacia Traspinedo y esa posición del cuerpo también será clave en la reconstrucción del ERAT a la hora de marcar trayectorias.
Este periódico ha hecho la pregunta de manera muy directa a fuentes del caso sobre un posible atropello a Esther: ¿Estamos ante una escena de un hecho violento o un escenario posterior? La respuesta invita a entender lo complejo del caso, pero deja lugar a la esperanza: “No lo sabemos a ciencia cierta… todavía”.