CASO TRASPINEDO

La Guardia Civil reduce «drásticamente» la lista de sospechosos por el crimen de Esther López

Dos meses después de la desaparición y muerte de la joven de Traspinedo, la lista original de casi una docena de “personas de interés” se ha recortado al máximo

Los tres hombres que viven en la ‘zona caliente’ de la desaparición de Valladolid son claves en el caso

El caso de la muerte de Esther López «muy cerca» de una o varias detenciones por homicidio imprudente

Esther López
Los investigadores han descartado a numerosos sospechosos en el caso.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Este sábado 12 de marzo se han cumplido dos meses desde que Esther López saliera de su casa a ver un partido de fútbol con amigos para no regresar nunca más. La investigación del caso ha tenido una precisión quirúrgica, sobre todo superados los primeros días repletos de improvisación y voluntariedad vecinal. Pero incluso de aquel galimatías se obtuvieron datos valiosísimos. Ahora, ocho semanas después, la lista de sospechosos está compuesta por un listado de nombres “reducido y manejable”, según fuentes directas del caso.

Pocos se acuerdan ahora, pero la desaparición de Esther López llegó a ser calificada como de bajo riesgo, y no porque la familia de Esther no denunciara inmediatamente, ese dato corrió como la pólvora y es manifiestamente falso, sino porque tal vez faltó la diligencia administrativa que a veces rodea estos casos. El tiempo al menos ha demostrado que aquello no supuso una diferencia para el destino de la mujer de 35 años ya que se da por sentado que Esther fue víctima de una muerte violenta y una desaparición forzosa esa misma noche. Cuando Miguel López, su padre, quiso denunciar la desaparición de su hija, tras descubrir su mujer Chus a primera hora de la mañana que Esther no estaba en su cama, el destino de la chica ya estaba decidido.

Y a partir de ahí llegaron los responsables del caso desde la Comandancia de Valladolid, quienes además aceptaron de buen grado la colaboración de la Unidad Central Operativa, la UCO. No, no hubo desacuerdos ni desavenencias. Desde entonces ha habido reuniones fluidas y permanentes para tomar las grandes decisiones del caso, una de ellas, la última, y por unanimidad, rebajar el calibre de las sospechas sobre el único detenido hasta ahora, Ramón alias El Manitas, a quien la juez del caso no retira su condición de investigado, pero sí le rebaja las medidas a las que estaba sujeto.

Pero que hubiera un solo detenido hasta el momento no significa que no hubiera más sospechosos. A Ramón se le detuvo por una mezcla de necesidad y convencimiento. Lo segundo lo sustentaban sus contradicciones, dijo haber visto a Esther cuando llevaba cuatro días desaparecida, su proximidad al punto exacto de su desaparición y su historial violento, pero la necesidad se impuso a la prudencia porque Ramón tenía billete para viajar fuera de España. Junto con él transcendió que los agentes tenían su atención puesta en otros dos hombres: Óscar y Carolo.

Todos los demás sospechosos

Como para no tenerlos en cuenta. Se trataba de las dos últimas personas en ver con vida a Esther la noche de su desaparición. La joven salió del último bar en el que estuvo aquella noche pasadas las dos de la madrugada. Los tres salieron del pueblo en coche, hicieron una parada en la que los hombres acabaron reconociendo que hubo consumo de drogas y siguieron trayecto hasta dejar a Carolo cerca de su casa, a unos kilómetros a las afueras de Traspinedo. Luego Óscar contó que unos metros más adelante Esther se enfadó con él por no querer seguir de fiesta y que por eso tuvo que dejarla en mitad de una carretera comarcal, a altas horas de la madrugada y con temperaturas bajo cero.

El listado de personas de interés para la Guardia Civil lo completaban más nombres: el amigo que recogió a Esther en su casa aquella tarde, otro más con el que vio el partido de fútbol en un bar, los que interactuaron con ella en algún momento de aquella noche, bien en persona bien a través de su teléfono móvil, algunos de sus amigos en redes sociales. De hecho, los investigadores se centraron en tres varones que aparecían entre sus contactos en Internet. Hubo personas de interés en Traspinedo, pero también lejos de allí, de hecho, en Valladolid se siguió la pista a personas que mantenían cierta relación con la joven desaparecida.

Los investigadores le dieron la vuelta como a un calcetín a la vida de Esther López y de su familia, llevándose de su casa elementos como el ordenador de la joven y revisando las coartadas de todos los que tuvieran relación con ella fuera del tipo que fuera. Tan intensa fue la prospección sobre el entorno de la joven que una vez fue hallado su cadáver y entregado a su familia fueron varios los investigadores que asistieron a su entierro para no quitarle ojo al comportamiento de todos los asistentes, independientemente de su edad, sexo y parentesco. De hecho, el comportamiento de un varón desconocido para los guardias civiles que llevan el caso de Esther les llamó poderosamente la atención.

Ahora todos esos nombres han sido recolocados, como el de Ramón El Manitas, tachados o subrayados. Estos últimos son sobre los que recaen las mayores sospechas. Tal vez porque sus coches fueron grabados la noche de la muerte de Esther, o porque sus teléfonos delatan algún movimiento o quizá porque su coartada flaquea. Al menos es ya un número “muy manejable” fruto de haber reducido “drásticamente” la lista de sospechosos entre los que buscar al responsable de la muerte de Esther.

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