Las imágenes de las cámaras de seguridad que delataron en Alemania al sicario ‘el Pastilla’
Paseaba por las calles de Leipzig sin inmutarse
Las imágenes de las cámaras de seguridad que delataron al sicario fugado el Pastilla, es el vídeo que grabaron las cámaras de seguridad y que facilitaron a la Policía española localizar al sicario fugado en Leipzig (Alemania).
No fue fácil, tras recibir estás imágenes, los investigadores tuvieron que recurrir a un sistema de identificación facial para llegar a la conclusión de que se trataba del sicario fugado de la cárcel de Alcalá-Meco en Madrid, ahora paseando a miles de kilómetros de distancia.
La investigación había llevado a la Policía desde Montpellier (Francia) hasta Alemania donde se captó información de que el Pastilla se encontraba cobijado por una familia en la ciudad germana de Colonia.
Las cámaras también captaron a otro
Una persona similar al fugitivo llegó a ser visualizada por una cámara de circuito cerrado de televisión en las proximidades del domicilio pero no había certeza de su identidad. Tras realización de comprobaciones de cotejo facial contra ABIS con la Comisaría General de Policía Científica-Grupo de Fisonómicos se obtuvo la comprobación positiva de que se trataba del fugitivo.
Por ello, la Policía española pidió a la Alemania máxima atención a los posibles movimientos de esta persona y entorno, y establecieron una alerta sobre el sujeto que llevó a su detención en la tarde de ayer jueves en las proximidades de la estación de Leipzig. Cuando fue detectado no pudo ser identificado, comprobándose que se trataba del mismo al realizar el cotejo dactilar.
La fuga de «el Pastilla»
El peligroso sicario acusado de dos asesinatos se fugó durante una visita de familiares gracias a que alguien dejó dos puertas abiertas y los once testigos que observaron su fuga no avisaron a los funcionarios.
El día 23 de diciembre, el Pastilla, sicario recién trasladado a Madrid desde la cárcel de Botafuegos en Algeciras debido a sus enfrentamientos continuos con otros clanes de narcos, recibía la visita de cuatro de sus familiares en la cárcel de Alcalá-Meco. Posteriormente, el sicario tenía autorizado un vis a vis, un encuentro íntimo con su pareja en una habitación especialmente habilitada para ello.
Sin embargo, el Pastilla nunca llegó a ver a su pareja. En el momento en que pasaba de los locutorios a la zona del vis a vis aprovechó para mezclarse con un grupo de familiares que salía tras terminar sus visitas.
Ningún funcionario detectó la maniobra del sicario, pero las cámaras de seguridad sí grabaron a las visitas observando extrañados como el preso se infiltraba entre ellos, aunque ninguno de ellos decidió alertar a los funcionarios de prisiones.
Una vez que el grupo compuesto por los once testigos mudos y el sicario llegaron al control de acceso para recoger sus DNI antes de marcharse, el Pastilla se coló por una puerta de servicio que estaba abierta pese a que debía estar cerrada. De nuevo los once testigos observaron la maniobra del sicario y de nuevo decidieron encubrir la fuga.
También de nuevo la suerte volvió a sonreír al sicario que encontró una segunda puerta abierta para escapar de la zona más controlada. Nadie le descubrió mientras recorría los últimos metros hasta las mismas puertas de la cárcel. Salvo la Guardia Civil que custodia los accesos exteriores.
Los guardias civiles también le confundieron con un familiar más, y tras advertirle que no podía salir por la zona de la barrera indicaron al peligroso preso la puerta de salida de la cárcel.
El sicario obedeció mansamente y con toda la tranquilidad del mundo salió andando por la puerta de la cárcel. Cuando creía que estaba fuera del alcance de las cámaras, esprintó durante 200 metros hasta perderse de vista.
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