Las cuatro pruebas del auto de la juez que acorralan al presunto asesino de Juana Canal
Son las cuatro pruebas del auto de la juez que acorralan al presunto asesino de Juana Canal. La titular del juzgado número 3 de Ávila no cree que el investigado matara de forma accidental a su pareja. No le cree porque antes tuvieron una fuerte discusión, porque el investigado decide descuartiza el cuerpo de la mujer, porque la entierra junto a una finca de su familia y por los indicios que se desprenden de las escuchas telefónicas.
Jesús Pradales consiguió ocultar el crimen de Juana Canal durante 19 años y tardó 24 horas en desmoronarse ante la Policía desde su detención este miércoles 26 de octubre, confesando el crimen el día después. A los agentes primero, y luego ante la juez, contó que la madrugada del 22 de febrero de 2003 Juana estaba bebida y discutieron fuertemente, que la mujer le quitó 600 euros y le pegó, y él, al apartarla con el brazo le golpeó en el cuello sin intención de matarla. Jesús sostiene que fue al regresar al domicilio de uno de sus viajes al coche para cargar sus pertenencias, cuando constató que Juana había muerto. Entonces, ha confesado, corto su cuerpo en dos trozos, los introdujo en un par de maletas, las cargo en su taxi Skoda Octavia y los enterró en un paraje junto a la finca de su familia en Navalacruz (Ávila).
El relato de Pradales con la ayuda de su defensa apunta a un accidente tras el que, por miedo, decidió descuartizar el cadáver y enterrarlo.
Sin embargo la juez no le cree y como las acusaciones, la pública y la particular que ejerce la familia, se inclina porque hay «motivos bastantes» para investigarle por un homicidio. Las razones de la juez que sustentan su hipótesis se hallan en el auto que ha enviado a prisión provisional al presunto asesino.
La primera, es la certeza de que previamente a la muerte de Juana hubo una fuerte discusión entre ambos, que está constatada por los policías que acudieron al domicilio y se marcharon después de que la víctima les llamara esa noche alertando denunciado a su pareja por pegarle. La segunda razón que sustenta la acusación es la propia confesión del investigado la noche del jueves, contando que mató a Juana por accidente en defensa propia. Sin embargo la juez no cree su relato, porque inmediatamente después la descuartiza y entierra sus restos para ocultar las pruebas. Las escuchas telefónicas a las que se sometió al acusado en el mes de septiembre, poco después del hallazgo de los últimos restos de Juana junto a la finca familiar del sospechoso, es el cuarto indicio que la juez argumentan para descartar la teoría del presunto asesino.
Ahora, Pradales está en prisión investigado por homicidio en el ámbito de la violencia de género, por la gravedad de la condena a la que se enfrenta, el riesgo de fuga y la posibilidad de destruir pruebas si estuviera en libertad. La acusación que pesa sobre él se podría ver agravada hasta convertirse en una acusación de asesinato, mientras la Guardia Civil analiza los restos de Juana que hallaron en las últimas horas, restos de apariencia humana y probablemente de la víctima.