El asesino de la familia Chiloeches se enfrenta a prisión permanente revisable por tres asesinatos
El asesino también está acusado de robo e incendio
El asesino de la familia Chiloeches se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por tres asesinatos. En prisión provisional tras su detención por el asesinato a puñaladas de Ángel, Elvira y su hija Laura durante el asalto para robar en el domicilio familiar, Fernando P. es según la investigación el autor material de los crímenes y al haber supuestamente asesinado a más de dos personas, candidato directo a la condena más grave que establece el Código Penal español. Sólo se salvó el hijo de la pareja, Yerai.
Fernando P. , según fuentes judiciales, es la persona que en la madrugada del sábado 14 de abril, entró a robar en la casa de la familia armado con un machete y se convirtió en el asesino de tres de los cuatro miembros de la familia Villar en Chiloeches.
Se trató, de momento y según la investigación, de un robo fallido en el que el ladrón fue descubierto por las víctimas cuando entró en el chalet. La madre fue la primera en llamar al 112 alertando de que alguien había entrado en la casa, antes de que se desatara la violencia extrema con la que asesinó a las víctimas.
Fuentes del caso creen que el padre se enfrentó al asesino y este le apuñaló con saña. Ángel era aficionado a las artes marciales y tenía una envergadura importante, viendo a su familia en peligro no dudó en enfrentarse con Fernando y recibió más de una decena de puñaladas que le causaron la muerte. La madre también fue asesinada en el dormitorio familiar y el presunto asesino de Chiloeches atrapó a la hija cuando intentaba escapar escalera abajo.
Sólo se salvó el hijo
Sólo se salvó el hijo. Yerai, de 21 años, se encerró en su habitación al escuchar el ruido del enfrentamiento y aprovechó para escapar cuando el ladrón o los ladrones registraban la casa para llevarse el botín. Luego le prendieron fuego a la casa para borrar las huellas del triple crimen.
Yerai corrió por su vida, en pijama alcanzó el club social de la urbanización Medina Azahara y desde allí llamó inmediatamente al 112. Fue la segunda llamada. Su actuación hizo posible la llegada rápida de los bomberos y que se pudiera conservar el escenario del crimen y gran parte de las pruebas.
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