El asesino del crimen de Morata de Tajuña se niega a declarar y no colabora con la investigación
Tras confesar verbalmente el crimen, se niega a declarar formalmente
El detenido ni colabora ni muestra arrepentimiento
El asesino del triple crimen de Morata de Tajuña se niega a declarar y a colaborar con la investigación. Tras presentarse en el cuartel de Arganda del Rey y contarle a los agentes que asesinó a golpes a los tres hermanos porque le debían 60.000 euros, el pakistaní Dilawar Hussain se niega a declarar formalmente y a colaborar con los agentes en el esclarecimiento del crimen. Los investigadores dudan de su relato y de la estabilidad mental del detenido.
Dilawar, de origen pakistaní y DNI español, se presentó a las 00:30 horas del pasado lunes 22 de enero en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey diciendo: «Soy el que ha matado a los tres hermanos de Morata».
El asesino continuó relatando que les había matado porque le arruinaron. «Me debían 60.000 euros», dijo. Dilawar les había prestado 30.000 euros con la promesa de que los hermanos le devolverían el doble. Lo que no sabía es que los hermanos estaban totalmente arruinados por una estafa amorosa en la que estaban enredados desde hacía siete años.
Dilawar también dijo que entró en la casa con la llave que todavía conservaba de cuando vivía con los hermanos en enero de 2023. Explicó a los agentes que les reclamó el dinero a las víctimas y estalló una fuerte discusión durante la que les golpeó y apuñaló con un arma blanca.
Luego, añadió como apiló los cadáveres de los hermanos en una estancia de la casa y rodeó los cuerpos con trapos, papel y maderas. Los roció con gasolina e intentó carbonizar los cuerpos sin conseguirlo, antes de huir del lugar del crimen.
Se niega a declarar formalmente
Sin embargo, a lo largo de la tarde del lunes, la actitud del detenido cambió radicalmente. Tras la llegada de su abogada de oficio, se desdijo de todo lo que confesó a los guardias verbalmente y se negó a declarar formalmente por escrito.
Desde ese momento, Dilawar se negó a colaborar con la investigación y guardó un silencio sepulcral durante el registro de su domicilio, la casa que okupaba junto a otros pakistaníes en Arganda del Rey donde no se han encontrado las armas del crimen.
Debido a su actitud, la Guardia Civil y el juzgado han aplazado la diligencia de reconstrucción del crimen y el arrestado pasará a disposición judicial a lo largo del próximo miércoles.
Buscan a un posible cómplice
Entre tanto, la Guardia Civil busca a un presunto cómplice que pudo haber prestado ayuda al asesino del triple crimen de Morata de Tajuña. Los agentes sospechan que un compañero de piso le ayudó a trasladarse al domicilio en el que tuvo lugar el crimen y le facilitó la gasolina con la que intentó incinerar los cadáveres.
También tratan de reconstruir los últimos pasos del homicida para conocer si recibió ayuda para ocultar pruebas. En este punto, la Guardia Civil duda del estado mental del detenido y pone en cuestión su confesión basada en que las víctimas del crimen de Morata de Tajuña le debían dinero.
La violencia desatada en la vivienda de Morata de Tajuña, la forma en que acabó con las vidas de las víctimas, sin descartar el ensañamiento, que presentan heridas de golpes y de arma blanca, y la evidencia de que el presunto homicida no intentó ocultarse tras matar a tres personas, hacen que los guardias duden de la salud mental del arrestado y, por ende, de su testimonio.
Ahora, los investigadores intentan reconstruir el último año de vida de las víctimas y averiguar la relación que tenían con el asesino.
Amelia, Pepe y Ángeles, fueron víctimas de una estafa amorosa que les dejó en la ruina. Esa situación les empujó a pedir préstamos que no habían devuelto y que podrían estar relacionados con su brutal asesinato y la quema de sus cuerpos para borrar las huellas del triple crimen.
Las dos hermanas, de alrededor de 70 años, entablaron una relación sentimental con dos falsos capitanes del ejército de EEUU destinados en Afganistán a los que entregaron 400.000 euros a cambio de cobrar una herencia de 7 millones de dólares.
Durante ocho años, los tres hermanos de Morata de Tajuña entregaron a los estafadores todo el dinero que fueron capaces de reunir. Vendieron su casa familiar en el distrito madrileño de Ciudad Lineal y pasaron de una vida acomodada a sufrir penurias económicas, sin dinero para comprar ropa o comida.
En algún momento, conocieron al detenido que se dedicaba al envío de dinero al extranjero desde su locutorio y acabaron alojándole en su casa de Morata de Tajuña durante meses, hasta que en febrero de 2023 atacó a Amelia a martillazos en la cabeza. Tras el juicio de septiembre de 2023, en el que consiguió un pacto para no cumplir en prisión la sentencia de dos años de cárcel, el detenido tenía una orden judicial de alejamiento de 500 metros de sus víctimas. Sin embargo, sólo tres meses después regresó y acabó con sus vidas.