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Las piezas dentales, piezas clave en la identificación del cráneo de Castro Urdiales

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Ángel Moya

Cuando la detuvieron el sábado pasado Mari Carmen dijo “alguien dejó la cabeza de mi ex pareja en la puerta de casa y la guardé como recuerdo”. Y lo primero era poner nombre a esos restos sin ningún tipo de dudas. Sin embargo, el estado del cráneo no se lo ha puesto fácil a la Guardia Civil que finalmente ha conseguido identificarlo gracias a las piezas dentales.

El cráneo, pulido y sin restos, llegó a los laboratorios centrales de criminalística de la Guardia Civil en Madrid el pasado sábado y se estudia si la detenida ahora en prisión hirvió o trató con productos químicos los restos hasta convertirlos en una calavera.

Finalmente las piezas dentales revelaron la verdad, Mari Carmen no mentía y el cráneo pertenecía a su ex pareja Jesús María Baranda, un jubilado bilbaíno. La pista definitiva llegó confirmada por los tratamientos dentales a los que se había sometido la víctima con anterioridad y el ADN hizo el resto.

Ahora los investigadores se centran en descubrir cuándo, dónde y cómo Mari Carmen asesinó supuestamente a su pareja, en el caso de que fuera así. Y las pesquisas se han centrado en las últimas horas en el garaje del domicilio de la pareja. Allí los perros de la Guardia Civil especializados en la detección de restos biológicos han concentrado su trabajo. Es la última parte de una investigación que arrancó hace seis meses cuando la misma Mari Carmen denunció la desaparición de su pareja.

Denuncia forzosa

Entonces, el 9 de abril, un hermano de Jesús denunció su desaparición sin dejar rastro y sin llevarse su coche. Al día siguiente Mari Carmen, forzada por la situación, denunció a su vez la desaparición de su pareja. A los guardias les contó que era una desaparición voluntaria, que Jesús la abandonó llevándose 12.000 euros y su documentación, y el caso comenzó a investigarse como una desaparición voluntaria.

Según ha podido saber OKDIARIO Mari Carmen incluso insistió ante los guardias en que el desaparecido le había enviado mensajes diciéndole que se encontraba bien y no iba a volver. Mensajes, decía Mari Carmen, que ya había borrado.

Sin embargo, en todo ese tiempo no había habido movimientos en las cuentas del desaparecido, ni se había alojado en ningún hotel de España y tras llegar en sus pesquisas hasta Francia donde el desparecido tenía amistades, los guardias regresaron al punto de origen: la vivienda que compartía el desparecido con Mari Carmen.

Lo demás ya es historia, los guardias le pidieron permiso para registrar su casa y ella envolvió la cabeza, la metió en una caja y se la entregó a su vecina diciéndole que eran juguetes eróticos. Meses después la vecina abrió la caja por el mal olor que desprendía y llamó a la Guardia Civil. Mari Carmen está desde ayer en prisión provisional pero fuentes judiciales no han hecho público el delito del que se le acusa.

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