La pareja de Dana Leonte la asesinó a palos, la envolvió en un edredón y la enterró en el monte
“Entre las 19:00 y las 22:40 del pasado 12 de junio Sergio Ruíz golpeó en la cabeza con un palo a su pareja Dana trasladando el cuerpo para ocultarlo”, así lo señala el auto del juez, al que ha tenido acceso OKDIARIO, que envía a la cárcel a la pareja de Dana Leonte tras tres meses de investigaciones.
Ruíz lo negó una y mil veces a la Guardia Civil, pero los investigadores centraron la investigación en su persona desde el principio. Sin embargo, también tenían claro que mentía porque la torpe estratagema del presunto asesino no dio resultado. Tras el asesinato de Dana el pasado 12 de junio, Sergio, que según el juez conocía las claves del teléfono de la joven, agarró el móvil de su víctima y envió varios mensajes a familiares y conocidos relatando que se marchaba voluntariamente del domicilio de la pareja.
Sin embargo, la Guardia Civil descubrió que tanto el teléfono de Dana como el suyo estaban a la misma hora, cerca de las 20:00 horas, en el domicilio de la pareja en la localidad malagueña de Arenas y no como Sergio había declarado: él en Vélez (Málaga) y ella en paradero desconocido tras haber huido. Además, y para colmo, el presunto homicida cometió una torpeza más: encendía y apagaba varias veces los móviles, el suyo y de Dana a la vez en la casa, de forma que los repetidores telefónicos le ubicaron con precisión. Es más, ni siquiera se preocupó de imitar la pulida ortografía de Dana al escribir los mensajes desde el móvil de la mujer, los envió con una ortografía llena de faltas y palabras recortadas que jamás había usado la víctima en sus whatApps.
El preciso análisis de los móviles a cargo de la Guardia Civil no es la única prueba que arrincona a Sergio. En su domicilio los perros expertos en detección de restos cadavéricos encontraron sangre en el palo que tenía el presunto homicida en su casa, en muebles, el suelo y algunas prendas del domicilio familiar que permiten reconstruir el lugar donde, presuntamente, asesinó a Dana y cómo luego la envolvió en un edredón y arrastró el cuerpo escaleras abajo para meterlo en el maletero de su coche y hacerlo desaparecer.
Con todas las cartas en la mano la Guardia Civil vigilaba a Sergio con la esperanza de que les condujera hasta el cadáver, pero los hechos se precipitaron el pasado 21 de septiembre cuando el perro de un vecino halló el fémur de Dana en el monte cercano al pueblo de Arenas. Una vez más los teléfonos son decisivos según el juez. «El señor Ruíz dice que siempre apaga su móvil por la noche, pero la madrugada del día 15 de junio lo encendió justo en la zona que donde ha sido hallado el hueso”, reza el auto al que ha accedido este periódico.
De nada le sirvió limpiar la casa con lejía y aguarrás. Los guardias hallaron los restos de sangre en la vivienda y una cascada más de indicios con los que el juez decretó prisión provisional para Sergio por el homicidio de Dana para evitar el riesgo de fuga y la destrucción de otras pruebas del crimen que supuestamente podría haber ocultado.
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