La confesión de Chicote sobre su peor momento que pone los pelos de punta: «Me entró una…»
Alberto Chicote tiene 56 años y ha confesado cuál ha sido su peor momento
El chef ha explicado que tuvo que enfrentarse a una depresión
"Vivía en un cuarto de una residencia de ancianos, me entró una depresión enorme"
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Alberto Chicote es, desde hace años, uno de los rostros más sólidos de la televisión. Chef de prestigio, comunicador directo y figura clave del entretenimiento gastronómico, su imagen pública ha estado siempre asociada a la energía, el control y la seguridad. Sin embargo, detrás de esa apariencia firme se esconde un episodio personal profundamente delicado que él mismo ha decidido relatar sin filtros. Una confesión que pone el foco en la vulnerabilidad y que demuestra que incluso quienes parecen inquebrantables atraviesan momentos de enorme fragilidad.
Fue el pasado mes de septiembre cuando el cocinero madrileño sorprendió con un testimonio tan honesto como estremecedor durante su participación en el pódcast Tengo un plan. En una conversación alejada del tono televisivo habitual, Alberto Chicote habló abiertamente de una etapa de su juventud marcada por una depresión profunda que llegó sin previo aviso y que condicionó su día a día durante un largo periodo de tiempo.
El episodio tuvo lugar cuando trabajaba en Suiza, una etapa que, sobre el papel, reunía todos los ingredientes para ser positiva. Tenía empleo, estabilidad y una red social activa, pero nada de eso fue suficiente para frenar el golpe emocional. «Me entró una depresión muy grande», explicó, reconociendo que nunca llegó a entender del todo el origen de aquel estado anímico que se apoderó de él de forma repentina.
El problema al que se enfrentó Chicote
Chicote relató que en aquel momento vivía en una habitación dentro de una residencia de ancianos, una circunstancia que, sin ser la causa directa, contribuyó a reforzar una sensación de aislamiento difícil de gestionar. A pesar de que su trabajo le gustaba y de que contaba con amigos, la depresión se instaló sin dar explicaciones, rompiendo cualquier lógica aparente.

Uno de los aspectos más duros de su relato tiene que ver con la obsesión que desarrolló por su propia salud. El chef explicó que vivía convencido de que estaba gravemente enfermo, atrapado en un bucle de pensamientos catastrofistas que no le dejaban descansar. «Pensaba que me moría ya», confesó, describiendo una ansiedad constante que transformaba cualquier dolor leve en una amenaza grave.
Durante aquel periodo, la hipocondría se convirtió en una carga diaria. Chicote explicó que no se trataba de simples temores, sino de una certeza irracional que se apoderaba de su mente. «No me dio por pensar, me dio por saber que me estaba muriendo todo el rato», relató, poniendo palabras a una experiencia que muchos expertos asocian directamente a los cuadros depresivos severos.
Cualquier síntoma se convertía en una señal de alarma. Un dolor de cabeza, por ejemplo, era interpretado automáticamente como algo irreversible. «Tenía el convencimiento absoluto de que si un día me dolía la cabeza es que tenía un tumor», explicó. Un testimonio que refleja con crudeza cómo la depresión puede distorsionar la percepción de la realidad hasta límites extremos.
El momento que lo cambió todo
A pesar de la dureza de aquellos años, Chicote también quiso subrayar que esa experiencia marcó un antes y un después en su forma de entender la vida. Lejos de romantizar el sufrimiento, reconoció que atravesar esa etapa le cambió la manera de afrontar los problemas y de valorar lo verdaderamente importante.
«El Alberto Chicote de antes de eso y el de después no digo que sean completamente diferentes, pero desde luego sí te cambia el prisma de las cosas», afirmó. Una reflexión que conecta directamente con la resiliencia que ha demostrado a lo largo de su carrera profesional, tanto dentro como fuera de las cocinas, y que ayuda a entender la fortaleza que hoy proyecta.
Superada aquella etapa, el presente profesional de Chicote atraviesa uno de sus momentos más sólidos. El chef continúa siendo una de las piezas clave de Atresmedia y refuerza su presencia en prime time al frente de la tercera temporada de Batalla de restaurantes, un formato que combina gastronomía, competición y espectáculo.
En este programa, Chicote ejerce como juez principal con un papel decisivo gracias a su ya icónico «tenedor rojo y amarillo», con el que determina el destino de los locales participantes. Los restaurantes compiten por un premio de 10.000 euros y por el reconocimiento al mejor establecimiento de su región, en una dinámica que ha logrado consolidar al formato entre la audiencia.
Alberto Chicote, el rey de las Campanadas
Pero su agenda televisiva no termina ahí. Como ya es tradición, Alberto Chicote volverá a ser uno de los grandes protagonistas de las Campanadas de Fin de Año. Una cita fija para millones de espectadores que, un año más, contará con la presencia de Cristina Pedroche como compañera inseparable en la Puerta del Sol.
Será la novena ocasión en la que ambos compartan retransmisión, consolidando una de las parejas televisivas más reconocibles de la Nochevieja. La retransmisión podrá seguirse a través de Antena 3, La Sexta y Atresplayer, con un importante despliegue técnico que incluirá cámaras en directo, conexiones con el interior de los locales y una cobertura constante en redes sociales. En definitiva, un plan muy ambicioso para poner el broche de oro a 2025.
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