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Así es Tallulah Willis, la hija de Bruce Willis y Demi Moore: de dormir con su madre a su autismo

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Tallulah Willis, hija bruce willis,
Tallulah Willis en un estreno en Los Ángeles. (Foto: Gtres)

Mientras su apellido le vincula inevitablemente a la fama de dos gigantes del cine de Hollywood, Tallulah Willis ha construido su propia carrera. Los desafíos emocionales y los vínculos familiares han definido una existencia tan compleja como valiente. A sus 30 años recién cumplidos, esta joven creadora ha elegido vivir sin filtros y poner voz a lo que muchos prefieren ocultar.

La última etapa en la vida de Tallulah ha traído consigo una mezcla de ternura y esperanza. En diciembre de 2023, su pareja, el músico Justin Acee, le propuso matrimonio en un gesto íntimo y alejado del espectáculo: en la casa familiar de Idaho, frente a una chimenea encendida. Sin grandes ceremonias ni escenarios de postal, la escena resumió bien quién es ella hoy. «Todos los días, Justin», escribió mientras confirmaba su compromiso.

Este momento marca también una diferencia con un episodio anterior de su vida: en 2021 anunció su intención de casarse con el director Dillon Buss. Aquel compromiso no prosperó y su ruptura dejó un poso que Tallulah ha procesado con el paso del tiempo. Su decisión actual parece más asentada, más real, y ha sido celebrada en el seno de una familia marcada por el cuidado mutuo, especialmente en estos tiempos en los que Bruce Willis atraviesa una dura enfermedad neurodegenerativa.

Sus padres, Bruce Willis y Demi Moore

Hija menor del matrimonio formado por Bruce Willis y Demi Moore, Tallulah Belle nació el 3 de febrero de 1994. Pasó sus primeros años en el rancho familiar de Idaho, un entorno alejado de los focos donde la vida seguía un ritmo más sereno. Esa tranquilidad duró hasta el año 2000, cuando el divorcio de sus padres trajo consigo una mudanza a California y con ella el aterrizaje en el centro neurálgico del espectáculo.

Bruce Willis con Demi Moore. (Foto: Gtres)

La transición fue dura. Aquella burbuja donde la fama no era tan visible se rompió de golpe. Pronto comenzaron a aparecer fotografías, titulares y opiniones sobre su aspecto físico. Para una adolescente que aún no había definido su identidad, aquello fue una agresión continua. Los juicios externos se colaron en su interior y se instalaron como una voz constante que alimentó complejos y miedos, desarrollando problemas alimentarios que con los años se convertirían en trastornos diagnosticados.

Con una sinceridad inusual en el entorno de las celebridades, Tallulah comenzó a hablar públicamente sobre sus trastornos de conducta alimentaria en 2014. En una columna para Vogue, describió con detalle su experiencia con la anorexia. No era un intento de llamar la atención, sino una forma de procesar su dolor y ofrecer compañía a quienes atravesaban situaciones similares. Con el tiempo, ha continuado esa labor de concienciación, incluso pidiendo disculpas por si sus relatos hubiesen sido malinterpretados como glorificación del sufrimiento.

El pasado de Tallulah Belle

Después de una breve etapa en la Universidad de San Francisco, una depresión severa la obligó a interrumpir sus estudios. Fue entonces cuando surgió otro frente: las adicciones. El alcohol y las drogas ocuparon un espacio que antes llenaba la culpa y el vacío emocional. Sin embargo, guiada por el apoyo de sus hermanas mayores, Rumer y Scout, tomó la decisión de ingresar en rehabilitación. Aquella experiencia, tan dolorosa como transformadora, supuso un antes y un después.

Durante esos años de oscuridad, la relación con Demi Moore se volvió tensa. Tallulah sentía que su madre era parte del origen de su malestar, y se alejaron durante largo tiempo. En sus propias palabras, llegó a temerla, a sentirse intimidada por su figura. No fue hasta que leyó las memorias de Moore que pudo comprender el paralelismo entre ambas: mujeres con pasados marcados por heridas emocionales y una necesidad urgente de sanar.

La buena reputación de Tallulah Belle

Lejos de seguir los pasos actorales de sus padres, Tallulah buscó su voz en disciplinas artísticas alternativas. Aunque participó en algunas películas cuando era niña, fue en la pintura, la fotografía y el diseño donde encontró mayor libertad. En 2015 lanzó su firma de ropa, Wyllis, un proyecto de moda sostenible que integraba principios feministas y mensajes de salud mental.

El confinamiento durante la pandemia le ofreció la oportunidad de relanzar su marca, pero también de mirar hacia adentro. Rodeada de su familia, tuvo espacio para revisar quién era y hacia dónde quería ir. Con humor y honestidad, alguna vez definió su futuro ideal como «una vida llena de perros, arte y bienestar emocional». En marzo de 2024 compartió una imagen de archivo en la que se la veía junto a su padre durante un acto público. En el vídeo, de niña, repetía compulsivamente un gesto con las manos sobre la cabeza de Bruce. Años después, entendió ese comportamiento como parte de lo que se conoce como stimming, un patrón propio del espectro autista.

Ese fue el marco en el que hizo pública su condición. Diagnosticada como autista, esta nueva información supuso para ella una clave interpretativa de muchas vivencias pasadas. Como ha hecho con todos los aspectos dolorosos de su vida, no dudó en compartirlo. Quiso, una vez más, ser una aliada para quienes buscan comprensión y apoyo en una sociedad que aún estigmatiza lo diferente.

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