Los test médicos a corredores no siempre son suficientes
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Hace unos días fallecieron dos corredores en un maratón celebrado en Castellón, en concreto el de los Ojos Negros de Navajas. Triste noticia para un deporte que cuenta cada vez con más adeptos, pero que tampoco se libra de este tipo de percances tan desgraciados. Uno de ellos fue en plena carrera mientras que el otro al poco de cruzar la meta. Contaban con 45 y 57 años. La mayoría de estas muertes en carrera tienen como protagonistas a personas mayores de 35 años. Por encima de esa edad, la mayoría de las muertes no se deben a un problema congénito que se pueda detectar en una prueba de esfuerzo o en un test cardiológico. Al parecer, algunos profesionales creen que los test médicos a corredores no siempre son suficientes.
Rebasado ese periodo de la vida, las causas de fallecer corriendo resultan más enigmáticas o azarosas, como prefieren decir algunos. En realidad son más inconcretas en comparación con las que puede sufrir un atleta más joven. Por lo general, los mayores no presentan ninguna anomalía estructural en el corazón.
A partir de los 35 años, si no existe ningún defecto congénito, lo más normal es que la prueba de esfuerzo, que recomiendan hacer a todos los deportistas al menos una vez al año o cada dos, no detecte nada fuera de lo normal. Aunque también pueden surgir ciertos signos, como que una parte del corazón sufra un poco más de la cuenta cuando se le somete a un cierto esfuerzo.
El riesgo va aumentando a medida que se cumplen años. En los deportistas con más de 40 años, la muerte súbita lleva originada por un síndrome coronario agudo, en la mayor parte de las ocasiones. Debido a la actividad tan intensa, es posible que se desprendan placas de las arterias, se cree un trombo y acaba originado un infarto.
Por muchos avances que hay en materia sanitaria, aún no hay ninguna prueba que sea capaz de detectar ese posible trombo, pese a que los test no detecten nada fuera de lo normal en los pacientes. Por lo tanto a esa prueba se le escapan ciertos asuntos, pero sí que aprecia los problemas más visibles y comunes.
Lo que está claro, es que los médicos y expertos han apreciado como mucha gente empieza a realizar deporte una vez cumplidos los 40 años. Después de llevar una vida sedentaria, intentan darle un pequeño giro a su rutina. Dejan de salir los sábados a cenar y a tomar copas y lo sustituyen por los entrenamientos de running y las pruebas populares. Otros también abandonan el hábito de fumar. Recomiendan que en estos casos se lleve una vida más bien progresiva.
No sirve de nada tomarse tan en serio el ejercicio. Se entra en una rutina muy peligrosa cuando después de llevar unos meses entrenando nos apuntamos a una media maratón o maratón, cuando en realidad el organismo no está capacitado para soportar esa intensidad.
En ciertas ocasiones se pone al corazón al máximo, como puede ser en las jornadas de calor o de mucha dureza.