psiquiatría

Salud mental y dolencias musculoesqueléticas: la nueva cara del absentismo laboral en España

Son las responsables de más de la mitad de las bajas por incapacidad temporal

El dolor crónico empeora la salud emocional y el estrés continuado aumenta la tensión muscular

salud mental
Un trabajador estresado.

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El absentismo laboral por incapacidad temporal (IT) vive un crecimiento sin precedentes en España. Según se desprende del informe ‘Estudio cuantitativo sobre la incapacidad temporal y la siniestralidad’, de Umivale Activa, los problemas de salud mental y las dolencias musculoesqueléticas (algias) concentran más de la mitad de los días de baja y explican dos tercios del incremento del absentismo del último lustro. Este análisis, presentado por Marija Davcheva en el Congreso Ágora Bienestar 2025, pone cifras a un fenómeno que ya impacta de forma crítica en sectores enteros y amenaza la productividad y la sostenibilidad del sistema de prestaciones.

Las cifras son contundentes: a diario, 1,6 millones de personas no acuden a su puesto por incapacidad temporal. Para 2025, la factura derivada de las bajas por contingencias comunes superará los 32.000 millones de euros, convirtiéndose en el segundo mayor gasto del país, solo por detrás de las pensiones. La mitad de esa carga la asumen las empresas, no solo en costes directos, sino en forma de disrupciones organizativas, pérdida de productividad y dificultad para sostener el ritmo operativo.

Las empresas, los expertos y la Administración coinciden en que se trata ya de un problema estructural que tal y como plantean desde la CEOE exige reformas urgentes para garantizar la sostenibilidad del sistema y la competitividad del tejido productivo.

Dos epidemias silenciosas

La salud mental atraviesa un deterioro significativo en amplias capas de la sociedad. Ansiedad, depresión, estrés crónico y trastornos adaptativos figuran entre los motivos más frecuentes de baja, según los datos del informe de Umivale Activa. Son patologías que, aunque no siempre visibles, condicionan profundamente la calidad de vida, la capacidad de concentración, la motivación y el rendimiento cotidiano. Su incremento está muy relacionado con factores como la sobrecarga vital, la incertidumbre económica, la soledad no deseada, la hiperconexión digital y las dificultades para conciliar.

En el informe de Umivale Activa se señala que, entre 2018 y 2023, los días perdidos por bajas de salud mental se han más que duplicado, convirtiendo a este diagnóstico en el principal motivo de IT entre los menores de 30 años. Uno de los datos más preocupantes es que los menores de 35 años pierden 9,5 millones de días trabajados mientras esperan atención psicológica o psiquiátrica, reflejando la saturación del sistema sanitario y la falta de recursos terapéuticos accesibles.

A ello se suma el fuerte aumento de las algias musculoesqueléticas: lumbalgias, dorsalgias, cervicalgias y otros dolores de origen multifactorial. Estos problemas, que antes se asociaban a trabajos físicos intensos, hoy se distribuyen por igual entre trabajadores de oficina y profesiones sedentarias. La falta de actividad física, las malas posturas, el teletrabajo sin ergonomía adecuada, el estrés sostenido y las cargas familiares o emocionales actúan como detonantes de dolores crónicos que requieren reposo, fármacos o rehabilitación.

Ambas patologías, salud mental y algias no sólo son las más frecuentes, sino que se potencian mutuamente. La evidencia clínica muestra que el dolor crónico empeora la salud emocional y que el estrés continuado aumenta la tensión muscular, favoreciendo contracturas persistentes. Esta combinación se ha convertido en uno de los grandes desafíos sanitarios de la vida moderna.

En el estudio se advierte además de que estas patologías son difíciles de objetivar, lo que complica el diagnóstico precoz desde la atención primaria. Las pruebas complementarias no siempre arrojan resultados concluyentes, por lo que el criterio clínico y la percepción del paciente son claves. Esto, unido a la creciente cronicidad, obliga a reforzar los recursos de salud mental, fisioterapia, rehabilitación y programas integrales de promoción de estilos de vida saludables.

Procesos cada vez más largos y repetidos

Otro hallazgo clave tras el estudio es el fuerte aumento de los procesos de baja de larga duración. Tal y como explicó Marija Davcheva en su presentación en Ágora Bienestar, los casos que superan los 365 días se han duplicado desde 2018, pasando de 83.000 a 167.000 en 2023. Aunque representan solo el 2,4% de los procesos finalizados, concentran el 34,1% de los días totales de baja, un salto del 87% en seis años.

Además, más del 50% de las personas con baja activa en 2023 fueron «repetidores», es decir, trabajadores que encadenaron más de un proceso en el mismo año. Estos casos, aunque solo suponen el 16,6% de la población protegida, concentran el 69,6% de las bajas y el 64,5% de las jornadas perdidas.

Tras analizar más de 60 millones de procesos de IT, concluye que el aumento no se debe al sector, la penosidad, la edad, el género o el territorio. «Tres ejes explican la tendencia: las patologías, la duración de los procesos y los DNI de los pacientes», afirmó durante la presentación.

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