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¿Por qué nos cuesta tanto hacer ejercicio en invierno?: consejos para motivarte mejor

Con el descenso de las temperaturas, es habitual que la motivación disminuya aún más

Deporte en invierno
Una mujer haciendo deporte.
Diego Buenosvinos

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Sabemos que el ejercicio es esencial para la salud, pero seguimos sin movernos lo suficiente. En España, casi el 40% de la población adulta no alcanza los niveles mínimos de actividad recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El sedentarismo, especialmente común con la llegada del frío y que a menudo se asocia a la falta de tiempo o motivación, está directamente relacionado con el aumento del exceso de peso graso, la obesidad y patologías como la diabetes tipo 2 o las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la clave no está solo en la fuerza de voluntad.

Según los expertos de PronoKal Group®, compañía especializada en el tratamiento multidisciplinar del sobrepeso y la obesidad, detrás de la falta de ejercicio hay una compleja red de causas psicológicas y biológicas. El ser humano está biológicamente diseñado para ahorrar energía. Durante la evolución, moverse implicaba un esfuerzo que solo se justificaba para sobrevivir: cazar, huir, protegerse. Hoy, en un entorno hiperconfortable, esta programación cerebral nos empuja inconscientemente a evitar el esfuerzo innecesario.

Además, el descanso ofrece una recompensa inmediata. Ver una serie, mirar el móvil o tumbarse en el sofá libera al instante dopamina, el neurotransmisor del placer. En cambio, los beneficios del ejercicio son más lentos y a largo plazo, lo que hace difícil mantener la constancia sin motivación o sin un plan guiado.

Aprende a revertir el sedentarismo con el frío

Con el descenso de las temperaturas, es habitual que la motivación disminuya aún más. Los días se acortan, apetece quedarse en casa y se rompe la rutina de actividad que quizás se mantuvo durante los meses más cálidos. Pero no todo está perdido. Incorporar más movimiento no siempre implica ir al gimnasio o correr maratones.

Lo importante es romper el círculo de la inactividad con pequeñas acciones que activen el cuerpo y la mente. Al respecto, Felipe Isidro, recomienda las siguientes estrategias prácticas para revertir el sedentarismo:

Empezar por lo que se puede hacer hoy. Pequeñas «ráfagas» de actividad física, como caminar 10 minutos después de comer o subir escaleras, cuenta más de lo que parece.

Asociar el movimiento a algo placentero. Escuchar música, caminar acompañado/a o hacerlo al aire libre ayuda a mantener la constancia.
Integrar el ejercicio en la rutina diaria, no al margen de ella. Aparcar un poco más lejos, levantarte de la silla cada hora o hacer algunas sentadillas durante una llamada.

Composición corporal

Seguir un plan guiado y supervisado. En PronoKal, los programas incluyen recomendaciones de ejercicio personalizadas y adaptadas a cada fase del tratamiento, con especial atención a la preservación de la funcionalidad muscular y la mejora de la composición corporal.

La evidencia científica es clara: el ejercicio físico es el mejor aliado del metabolismo. Mejora la sensibilidad a la insulina, activa la oxidación de grasas, estimula la función mitocondrial y protege la masa muscular frente a la pérdida de peso. Moverse es una forma de reconectar con nuestro cuerpo, de cuidar la salud y de recuperar la energía vital.

Y lo más importante: si se hace bien, con acompañamiento profesional y adaptado a cada persona, el ejercicio deja de ser un deber para convertirse en una fuente de bienestar duradero.

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