Por qué los neurocirujanos llaman ‘púas’ a los traumatismos cervicales por tirarte de cabeza al agua

Cuando nos tiramos de cabeza, los brazos deben situarse en prolongación del cuerpo para proteger el cuello y la cabeza

traumatismos cervicales
Un hombre se tira de cabeza en el mar.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Durante la época estival aumenta el número de lesiones medulares por zambullidas en ríos, playas, piscinas y pantanos. Estas lesiones, de carácter irreversible, modifican totalmente la vida de los pacientes, ya que quedan anclados a una silla de ruedas para el resto de su vida.

La mayoría de estos accidentes suelen provocar tetraplejia y suelen ocurrir en chicos de 15 a 30 años como consecuencia de lanzarse al agua en zonas como muelles, acantilados o incluso en la playa.

El doctor Antonio Vargas, neurocirujano del hospital Vithas Almería, ha señalado el aumento de casos en época estival de fracturas vertebrales por lanzarse de cabeza a piscinas o al mar y las consecuencias de las lesiones que pueden tener este acto.

Según ha indicado la entidad sanitaria en una nota, las urgencias hospitalarias registran un «alarmante» aumento de accidentes acuáticos por inmersión durante la estación veraniega; unos traumatismos sufridos principalmente por personas que se sumergen «violentamente» en el agua.

Esta situación se da «tanto en playas como en piscinas y ríos» y a menudo resultan «en lesiones de la médula espinal que pueden causar paraplejia o tetraplejia, dependiendo de la localización del golpe».

Existen dos grandes grupos de traumatismos relacionados con la columna vertebral y la médula espinal debido a inmersiones. En primer lugar, «los traumatismos cervicales, comúnmente conocidos como púas, ocurren cuando las personas se lanzan de cabeza al agua».

«A pesar de hacerlo en zonas aparentemente profundas, la velocidad del cuerpo puede llevar a una colisión con el fondo, causando fracturas cervicales y lesiones medulares que a menudo resultan en tetraplejia. Estas lesiones suelen requerir cirugías para estabilizar la columna cervical, pero las secuelas neurológicas pueden resultar permanentes en la mayoría de los casos», afirma el doctor Vargas.

El segundo grupo, que está en aumento, se produce cuando las personas se lanzan al agua de pie o en posición fetal desde pequeños acantilados o zonas elevadas, conocidas popularmente como bombas. «Incluso en zonas de mayor profundidad, estos saltos pueden causar fracturas vertebrales en la región dorsal y lumbar, provocando paraplejia», han observado los profesionales.

La concienciación sobre la gravedad de estas lesiones y el grado de discapacidad que pueden generar es «esencial para prevenir estos accidentes».

«Es importante tener en cuenta que en el caso de que exista una lesión medular debida al traumatismo las cirugías correctoras han de llevarse a cabo de manera urgente para lograr estabilizar mecánicamente la columna vertebral, pero no siempre van a lograr restaurar la función neurológica si el daño medular es severo», comenta el doctor Vargas.

Recomendaciones:

  • Evitar las inmersiones bruscas por zambullida. Si lo hacemos, debemos tener en cuenta la altura desde la que nos sumergimos, que debe ser cómo mínimo de un metro y medio de profundidad. Evitar también lugares no aptos desde los que tirarnos, como son árboles, balcones u otros espacios inadecuados.
  • No tirarse de cabeza en lugares en los que desconozcamos la profundidad, ya que ésta podría ser menor de la que creemos, pudiendo golpearnos y ocasionarnos una lesión medular, que puede ser causa de parálisis.
    Introducirse en el agua lentamente o tirarse de pie varias veces antes de hacerlo de cabeza.
  • Cuando nos tiramos de cabeza, los brazos deben situarse en prolongación del cuerpo para proteger el cuello y la cabeza. Tener en cuenta que una mala caída desde una elevada altura puede tener como consecuencia una lesión, aunque el impacto sea sólo contra el agua.
  • Los lugares con poca profundidad y aguas turbias son peligrosos, porque no podemos visibilizar si hay elementos sumergidos (rocas, árboles u otros objetos) contra los que podamos impactar.
  • Bañarte en las zonas reservadas y habilitadas para el baño, evitando áreas no aptas o por las que circulen vehículos acuáticos (motos, tablas de windsurf, lanchas…). Además, se deben elegir playas o piscinas que estén supervisadas o vigiladas por socorristas, y respetar las banderas de señalización. No nadar a contracorriente.
  • En las piscinas se debe tener especial precaución con bordillos y zonas mojadas para no resbalar, caer al agua, lesionarte o lesionar a otros. También se debe tener precaución con los toboganes y trampolines. Es recomendable poner vallas de protección para evitar que los niños puedan acercarse cuando están solos, especialmente en las piscinas particulares.
  • Vigilar a los niños, aunque sepan nadar, ya que ante un ahogamiento, y con tan solo tres minutos sin respirar, se pueden producir daños cerebrales irreversibles. También es conveniente tener cuidado con las olas del mar. Un mal golpe de ola, puede propiciar un traumatismo cervical y producir una tetraplejia para toda la vida.
  • Evita bañarte de noche o cuando has consumido alcohol, ya que nadie podrá verte si te ocurre algo. Además, con el alcohol disminuye tu capacidad de reacción ante un peligro y aumenta la desinhibición, lo que fomenta las conductas de riesgo.

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