¿Dormir con pijama o sin pijama? La ciencia nos da las claves

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Llega el frío y toca abrigarse bien por las noches. Los hay que apuestan por los pijamas de felpas, dormir con calcetines, aumentar la cantidad de ropa de la cama e incluso acostarse con la calefacción encendida. ¿Pero es mejor dormir con pijama o sin pijama? Si eres de los que te decantas por la primera opción tenemos malas noticias para ti. Ya puedes ir despidiéndote de él. El descanso nocturno sin pijama acarrea una serie de ventajas que deberías tener en cuenta, de los cuales muchas de ellas tienen una cierta vinculación con la regulación natural de la temperatura del organismo, algo que resulta más complejo cuando nos acostamos con ropa.
Distintas clases de insomnio están asociadas con una mala regulación de la temperatura corporal. En el momento en que empezamos a dormir empieza a disminuir, lo que consigue que tengamos un sueño más profundo, como explican desde el Instituto de Estudio del Sueño de Los Ángeles. El empleo de pijamas puede interferir en este proceso si el cuerpo se encuentra más caliente de lo debido.
En el caso de que consigas que el cuerpo se mantenga estable a una temperatura de 21 grados se originarán más melatonina y otras hormonas que nos permitirán disfrutar de un aspecto más rejuvenecido. Por lo tanto, dormir ligero de ropa nos quitará temperatura pero también años de encima.
La hormona del crecimiento, que es la que se ocupa de reparar huesos, músculos y piel, tendrá más problemas para producirse si empleamos sábanas muy pesadas o pijamas muy calientes. Es mejor conseguir una temperatura más bien fresca para que s produzcan estas hormonas reparadoras.
Tus partes íntimas también se verán beneficiadas de dejarse el pijama en el armario. Durante la noche el cuerpo ventilará y habrá menos riesgo de infecciones. Las bacterias y los hongos encuentran su hábitat ideal en aquellos espacios calientes y húmedos, algo que podrías evitar al dormir desnudo. Si echas en falta algo de calor, siempre podrás arrimarte un poco más a tu pareja. Al entrar en contacto con la piel de otra persona se incrementará la producción de oxitocina, que está calificada como la hormona del amor y que además de ayudarnos a sentirnos bien, también previene patologías como la depresión y el estrés.
Otro aspecto a tener en cuenta es que llegarás a ganar en seguridad. Estarás más contento con tu cuerpo una vez que te acostumbres a dormir una noche tras otra sin pijama. Al principio puede resultarte algo chocante, pero con el tiempo le encontrarás mucho más sentido. También notará tu cuerpo una mejora de la circulación de la sangre, ya que no tendrá que soportar ninguna obstrucción en forma de gomas o de prenda.
Serás más productivo
Aunque parezca mentira, el simple hecho de dormir desnudo por la noche te convertirá en una persona más activa. Siempre existe el riesgo, en el caso de los que se acuestan con pijama, de pasarse toda la mañana con él puesto y no salir de casa. Sin embargo, al dormir sin ropa nos estamos obligando a ponernos algo encima nada más levantarnos, lo que puede conseguir que tu mañana resulte mucho más productiva.
Al igual que recordábamos los beneficios que implicaban para las partes íntimas el descanso nocturno sin ropa, algo similar ocurre en el caso de la piel. De esta forma podrá respirar por la noche y posiblemente esa dosis extra de ventilación y oxígeno le vendrá muy bien a tu cuerpo y espalda sobre todo si tienes acné o granos.
En cualquier caso, al margen del uso del pijama o no, cada vez los expertos detectan más casos de insomnio y además a edades más tempranas. Gran parte de la culpa se encuentra en los dispositivos electrónicos. Nos metemos en la cama con la televisión encendida al tiempo que echamos un último vistazo a los mensajes del móvil o revisamos alguna información en el portátil. De poco servirán los consejos que nos proporcionan para conseguir un descanso adecuado si no evitamos estos aparatos durante al menos un par de horas antes de acostarnos.
Es preferible que la habitación se encuentre a oscuras, en silencio y con una temperatura más bien fresca que no nos impida conciliar el sueño con facilidad.