Descubren un mecanismo para que las proteínas ataquen a células infectadas con tuberculosis o cáncer

ensayos clínicos
La revista Nature muestra varios ensayos clínicos contra enfermedades como el cáncer o el sida.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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El reto de los científicos es claro: acabar con las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, toxoplasma, chlamydia y, por supuesto, con el cáncer. Un nuevo descubrimiento abre esta posibilidad al identificar un mecanismo de guardia, como han denominado los investigadores, que a través de una proteína puede atacar a los microbios de las células infectadas.

El importante estudio que se ha llevado a cabo revela cómo se controla la proteína de ataque a través de un proceso llamado fosforilación, un proceso en el que un grupo fosfato se añade a una proteína por enzimas llamadas proteínas quinasas.

Este descubrimiento fue realizado por Daniel Fisch, antiguo estudiante de doctorado del laboratorio de Frickel, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y quien ha señalado que «ha sido un proyecto fantástico en el que he trabajado durante los últimos seis años y en el que han participado muchos grupos de investigación de todo el mundo. Nada de esto habría sido posible sin la ayuda de nuestros colegas y amigos del Instituto Francis Crick de Londres, el EMBL de Grenoble (Francia), el ETH de Zúrich (Suiza) y la Universidad de Osaka (Japón)», recalca.

Por su parte, la doctora Eva Frickel, Senior Wellcome Trust Fellow de la Universidad de Birmingham, que dirigió el estudio, explica que «este descubrimiento es significativo por varias razones. En primer lugar, se sabía que existían mecanismos de vigilancia como el que controla la GBP1 en la biología vegetal, pero no tanto en la de los mamíferos. Piense en ello como un sistema de cerradura y llave. GPB1 quiere salir y atacar las membranas celulares, pero PIM1 es la llave, lo que significa que GPB1 está encerrada a buen recaudo».

Proteína andamio

La cinasa que ataca a la GBP1 se llama PIM1 y también puede activarse durante la inflamación. A su vez, la GBP1 fosforilada se une a una proteína andamio, que mantiene a las células no infectadas a salvo del ataque incontrolado de la GBP1 a la membrana y de la muerte celular.

El mecanismo recién descubierto impide que GPB1 ataque indiscriminadamente las membranas celulares, creando un mecanismo de guardia sensible a la interrupción por la acción de patógenos en el interior de las células.

«La segunda razón es que este descubrimiento podría tener múltiples aplicaciones terapéuticas. Ahora que sabemos cómo se controla GBP1, podemos explorar formas de activar y desactivar esta función a voluntad, utilizándola para matar patógenos», destaca Eva Frickel.

Frickel y su equipo realizaron esta investigación inicial con Toxoplasma gondii, un parásito unicelular frecuente en los gatos. Mientras que en Europa y los países occidentales es improbable que las infecciones por Toxoplasma causen enfermedades graves, en los países sudamericanos puede provocar infecciones oculares recurrentes y ceguera, y es especialmente peligroso para las mujeres embarazadas.

Los investigadores descubrieron que el Toxoplasma bloquea la señalización inflamatoria dentro de las células, impidiendo que se produzca PIM1, lo que significa que el sistema de «cerradura y llave» desaparece, liberando GBP1 para atacar al parásito. Al desactivar PIM1 con un inhibidor o manipulando el genoma celular, GPB1 atacaba al Toxoplasma y eliminaba las células infectadas.

«Este mecanismo también podría funcionar con otros patógenos, como ‘Chlamydia’, ‘Mycobacterium tuberculosis’ y ‘Staphylococcus’, todos ellos importantes patógenos causantes de enfermedades que cada vez son más resistentes a los antibióticos», apunta la doctora Frickel.

«Controlando el mecanismo de defensa, podríamos utilizar la proteína de ataque para eliminar los patógenos del organismo -prosigue-. Ya hemos empezado a estudiar esta posibilidad para ver si somos capaces de reproducir lo que vimos en nuestros experimentos con Toxoplasma. También estamos increíblemente entusiasmados con cómo podría utilizarse para eliminar células cancerosas».

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