¿Cómo saber si mi hijo tiene problemas de visión y cuándo debo acudir al médico?

Los oftalmólogos recomiendan realizar la primera revisión ocular antes de los tres años para evitar problemas de visión en el futuro

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A menudo, la salud ocular en la infancia ocupa un segundo plano, cuando es absolutamente fundamental para el aprendizaje y el desarrollo adecuado del niño. Los problemas más habituales de visión, como la miopía, el astigmatismo o el estrabismo, aparecen en los primeros años de vida y muchas veces sin que ni los adultos ni los niños se den cuenta. Por ello, los especialistas recomiendan estar atentos a problemas de aprendizaje y señales sencillas, como un guiño excesivo de los ojos en los más pequeños, así como a realizar la primera revisión ocular antes de los tres años.

Unas revisiones que deben repetirse periódicamente durante el crecimiento, para poder detectar así cualquier alteración a tiempo, y que pueden, no sólo mejorar el pronóstico y disponer un tratamiento acorde, sino que junto a un aprendizaje de buenos hábitos (como una exposición controlada a las pantallas), pueden contribuir a mejorar el bienestar visual de los más pequeños.

El 5% de los niños sufren de ojo vago

La miopía es una de las principales causas de ceguera a nivel mundial. Un problema que cada vez tiene mayor prevalencia entre los niños, por la falta de control y seguimiento de la miopía infantil. Para el Dr. José Manuel Sandoval, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Málaga, «la detección temprana y la monitorización de la progresión de esta enfermedad es tan importante como la implantación de tratamientos para frenarla en los casos indicados». «Actualmente, las patologías refractivas (astigmatismo, miopía e hipermetropía) afectan a alrededor del 20% de los niños, mientras que el 5% de la población infantil sufre ambliopía u ojo vago, una de las patologías más comunes en niños», explica el oftalmólogo, «ya que es prácticamente indetectable por los padres en la mayoría de los casos».

«A partir de los 6/7 años, la recuperación del ojo vago es mucho más difícil. Por eso es tan importante realizar una primera revisión oftalmológica a los 3 años, cuando la recuperación suele ser completa», advierte la Dra. Ainsa Ibáñez, especialista en Oftalmología infantil, incidiendo en que «independientemente de la edad, es siempre necesario acudir al oftalmólogo si aparecen síntomas, o si existen antecedentes familiares importantes; sobre todo refracciones altas, tanto miopes, hipermétropes o astigmáticos».

Otro de los grandes problemas de visión entre los más pequeños es el estrabismo, que ocurre cuando los dos ojos no están perfectamente alineados y no miran en la misma dirección, lo que hace imposible la visión binocular o estereopsis, además de producir una importante repercusión estética y psicológica que puede limitar al niño en su desarrollo psicosocial.

Un tratamiento precoz, clave para evitar problemas en el futuro

Los especialistas coinciden en indicar que, si el tratamiento de estos problemas de visión se ralentiza, o no se recibe un diagnóstico adecuado, puede existir una pérdida permanente de vista, por lo que ambas patologías (ojo vago y estrabismo) deben ser detectadas y corregidas en edad infantil para permitir un correcto desarrollo visual.

Además de recomendar encarecidamente que se realice una primera visita al oftalmólogo a los 3 años, inciden en que los padres y profesores «deben estar alerta a síntomas como el mal rendimiento escolar, la falta de atención y concentración o el dolor de cabeza inespecífico», añade la Dra. Luisa Guijarro, especialista en Oftalmología Pediátrica de Quirónsalud Málaga, recordando que «los problemas de visión entre los más pequeños son difíciles de detectar porque los niños no saben cómo deberían ver o no saben expresar lo que les ocurre».

Cómo detectar si los niños tienen problemas de visión

Ante la dificultad de detectar los síntomas de una mala visión en los más pequeños, los especialistas de Quirónsalud explican algunos de los signos que nos pueden poner alerta:

  • Miopía: los niños entrecierran los ojos para poder enfocar. Además, se acercan mucho para ver la televisión, o se alejan para poder ver los objetos.
  • Hipermetropía: suele venir acompañada de dolores de cabeza, enrojecimiento ocular y cansancio cuando se llevan a cabo actividades en los que es necesario fijar la vista, como la lectura.
  • Astigmatismo: guiños constantes, entrecerrar los ojos, mover la cabeza para intentar enfocar y frotarse los ojos con frecuencia son habituales. Además, es posible que aparezca picor y enrojecimiento y que le cueste leer y escribir en líneas rectas.
  • Estrabismo u ojo vago: Cerrar los ojos intermitentemente e inclinar la cabeza para mirar fijamente y ojos no se alinean en la misma dirección.

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