Asocian niveles bajos de vitamina D con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares
Hay evidencia de que niveles bajos de 25-hidroxi vitamina D están vinculados con una mayor tasa de infartos y una mayor mortalidad cardiovascular
Los especialistas en Cardiología Clínica son claves para detectar su déficit y tratarlo adecuadamente para mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares
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Vitamina D: ¿para qué sirve y por qué es tan necesaria?
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La vitamina D forma parte de un complejo sistema hormonal cuya principal función consiste en regular el metabolismo fosfocálcico y la homeostasis esquelética. Pero hoy se sabe que los receptores de vitamina D no solo están presentes en las células del hueso, del intestino y de los demás órganos implicados en el metabolismo del calcio, sino que esta hormona se expresa también en otros tipos celulares como el miocardio, el endotelio y el músculo liso vascular .
Todo esto sugiere que las acciones de la hormona D no se limitan solo al hueso y al intestino, sino que tiene otras acciones, más allá del metabolismo fosfocálcico, denominadas extraesqueléticas. Entre ellas se encuentran las acciones sobre el sistema inmune, sobre la defensa contra las infecciones, la proliferación celular y, también, el sistema cardiovascular.
En esta línea, el Dr. Fernández Lozano, jefe de la Sección de Arritmias del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, en Majadahonda, destaca la posible relación de niveles bajos de 25-hidroxi vitamina D con un mal pronóstico cardiovascular: «La hormona D inhibe el sistema renina angiotensina y se ha demostrado, tanto en el Estudio Framingham como en el Health Professionals Study, que niveles bajos de 25-hidroxi vitamina D se asocian con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares, una mayor tasa de infartos y una mayor mortalidad cardiovascular y mortalidad total» .
Una asignatura pendiente
Si bien en la práctica clínica, la importancia de la hormona D ha sido interiorizada por muchos grupos de especialistas, como los endocrinólogos, los nefrólogos o los médicos de atención primaria, entre otros, parece ser todavía -según el Dr. Fernández Lozano- la asignatura pendiente de los cardiólogos: «No somos conscientes de que muchos de nuestros pacientes pueden tener un déficit de 25-hidroxi vitamina D. Es el déficit nutricional más importante en nuestro medio, especialmente en ancianos, en pacientes con insuficiencia cardíaca o con un alto riesgo de desarrollarla, y en personas con cardiopatía isquémica. Hay evidencia de que niveles bajos de 25-hidroxi vitamina D parecen empeorar el pronóstico cardiovascular, se asocian con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares, una mayor tasa de infartos y una mayor mortalidad cardiovascular y mortalidad total como demostró el Estudio Luric» .
Por esta razón, el Dr. Fernández Lozano insiste en que es necesario concienciar a los especialistas en cardiología clínica de la necesidad de detectar el déficit de 25-hidroxivitamina D y de tratarlo adecuadamente para mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares: «No nos olvidemos de determinar la vitamina D, porque podemos encontrar muchos enfermos que pueden beneficiarse de la suplementación en casos de déficit».
En la actualidad, en España existen varios tratamientos disponibles para tratar el déficit de 25-hidroxi vitamina D. A este respecto, el Dr. Juan José Díez, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, reconoce que: «El colecalciferol es la vitamina D3, la que se sintetiza en la piel y necesita la doble hidroxilación para convertirse en un metabolito activoi. Por su parte, el calcifediol es el precursor directo del calcitriol, el metabolito activo, y frente al colecalciferol, su principal ventaja es que no necesita la 25-hidroxilación hepática. Además, es más potente, posee una mayor tasa de absorción intestinal, tiene un menor secuestro en tejido adiposo y presenta una curva dosis-respuesta lineal».