Estudio ¿Cómo duermen los jóvenes?

El 13% de los menores de 34 años cumple con los criterios de insomnio crónico

sueño
La luz artificial de las pantallas inhibe la producción de melatonina y dificulta el sueño.

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A pesar de que el descanso es fundamental para tener una vida saludable, tal y como corroboran los expertos, muy pocos de los jóvenes españoles dedica el tiempo suficiente a disfrutar de un sueño de calidad. Así lo afirma un nuevo estudio de la Fundación Mapfre, la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española del Sueño (SES) sobre los hábitos de descanso de los menores de 34 años. ¿Cuáles son las consecuencias de dormir mal? Síntomas como cansancio,  dolores de cabeza o mal humor aparecen cuando no hemos descansado lo suficiente y pueden hacer que la calidad de vida disminuya en picado.

 El estudio ha sido presentado por su investigadora principal, la neuróloga Marta Rubio, que ha desgranado algunas de las claves que han podido analizar en este informe. Se trata de la primera investigación que analiza los hábitos de sueño de los españoles de entre 18 y 34 años en España y es el resultado de una encuesta realizada a 3.405 participantes. Una de las conclusiones que quizá resultan más preocupantes es que «cerca del 13% de los jóvenes (menores de 34 años) cumple criterios diagnósticos de trastorno de insomnio crónico, lo cual puede tener graves consecuencias a largo plazo» tal y como ha explicado la doctora Rubio.

Incluso entre aquellos que no sufren insomnio crónico, más del 80% presenta alguno de los síntomas de insomnio y el informe subraya que un 33% de los jóvenes admite dormir de forma insuficiente, es decir, menos de 7 horas. Las Comunidades Autónomas donde menos se duerme son La Rioja, Baleares, Comunidad Valenciana, Asturias, Castilla La-Mancha y Canarias. Además, los jóvenes no sólo duermen poco, sino que además lo hacen tarde. La dra. Rubio ha explicado que lo más habitual «en días laborables es acostarse entre las 22:00 y las 23:00, pero en víspera de día libre pasa a ser de 23:00 a 1:00, sobre todo en hombres». Esto genera un desequilibrio entre los períodos de descanso y los horarios lectivos y laborales, que hace que se descanse poco. Además, las extensas jornadas hacen que muchos jóvenes dediquen parte de esas horas de sueño a la realización de ocio o tareas que no han podido llevar a cabo durante el día. La dra. Rubio ha hecho hincapié en la necesidad de mejorar la conciliación y los horarios laborales para dejar suficiente espacio al descanso en el día.

Ansiedad, café y pantallas

Cada vez está más extendido entre los jóvenes el uso de dispositivos electrónicos con pantalla en la cama antes de irse a dormir (83%), a los que dedican una media de 48,6 minutos y que conlleva que tarden más tiempo en dormirse, en concreto, una hora más de media. Para mitigar el impacto nocturno de los dispositivos electrónicos, un 59% adopta medidas, como «activar la función filtro de luz» o utilizar dispositivos de «tinta digital». La luz artificial de las pantallas inhibe la producción de melatonina, lo que dificulta conciliar el sueño y tener un sueño de calidad.

Una consecuencia de la falta de descanso es que los jóvenes recurren al uso de sustancias estimulantes para mantenerse despiertos o relajantes para facilitar su conciliación. El 62% de los jóvenes reconoce que consume café, la sustancia estimulante que más ingiere a diario, y el 43% lo hace con el objetivo de mantenerse despierto. Con respecto a otras sustancias, el 39% consume alcohol al menos una vez al mes y el 10% de ellos con el objetivo de conciliar el sueño; el 8% consume cannabis al menos una vez al mes, la mayoría (63%) con la intención de favorecer el sueño; y el 15% toma «remedios» sin receta de forma ocasional, que ayudan a dormir, y casi uno de cada 10, fármacos hipnóticos, en este caso semanalmente.

El informe analiza también el estado de salud mental de los jóvenes españoles y su relación con la falta de descanso, y en este sentido, indica que uno de cada tres (29,3%) afirma tener un problema de salud mental diagnosticado. La ansiedad y la depresión son las enfermedades más comunes en este grupo de edad, con un 21% y 11% respectivamente. Entre las emociones más frecuentes, un 69% admite haber estado «estresado o nervioso» a menudo en el último mes, así como «desanimado» (58%). No obstante, la mayoría de los jóvenes valora su estado de salud mental como «bueno o muy bueno» (65%) y, aquellos que no lo hacen, lo suelen valorar como «regular» (32%). Por sexo y edad, las sensaciones de nerviosismo, estrés o desánimo a la hora de realizar las actividades cotidianas están más presentes en las mujeres y entre los más jóvenes (de 18 a 23 años).

Asimismo, la doctora ha indicado que «la falta de sueño también perjudica a los de mayor edad, sobre todo por las consecuencias que tiene en su estado de ánimo y condición de salud, que llevan asociado un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas».

 

 

 

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