Vox: razones y sinrazones (con El Yunque de fondo)

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Que quede claro, muy claro. No tengo ninguna razón ni profesional, ni personal, ni política para hablar bien de Vox. Todavía creo conservar algún amigo en esa formación política, y gente con la que evidentemente no me tomaría ni un café. Y aquí no incluyo a Santi Abascal. Hablo, por ejemplo, de la gente de HazteOir, de esa peligrosísima secta pseudoreligiosa que se llama El Yunque. Son gente con la que no solo no me tomaría un café, sino que además la quiero combatir personalmente, ideológicamente y políticamente porque son nocivos para la sociedad, también para los principios que dicen defender.

Dicho esto, afirmo, con igual rotundidad, que la gente de Vox tienen toda la razón para querer ser útiles y estar entre las personas y los partidos que van a negociar la sustitución en muchos sitios de España de toda la izquierda radical que nos ha venido malgobernando durante todo este tiempo.

¿Por qué Vox que respeta –o yo por lo menos creo que sí– el sistema constitucional no puede aparecer como socio de Ciudadanos o del propio Partido Popular y un partido de ultraizquierda comunista, madurista, marxista-leninista como Podemos puede estar como el perejil en todas las salsas? No termino de entenderlo ni lo voy a entender nunca. Vox tiene todo el derecho a estar en esas negociaciones, e incluso a pedir su cuota de responsabilidad. Otra cosa es que las negociaciones vayan por un lado o por otro. Pero aquí lo importante es lo que he dicho al principio. Tienen toda la razón para estar en las negociaciones. Y desde luego para ser críticos, pero también útiles, en la sustitución de la izquierda radical que nos ha venido utilizando como moneda de cambio para llegar a un Gobierno marxista-leninista como el que ha habido en muchos sitios de España hasta este momento.

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