El valor de la cultura del esfuerzo

El valor de la cultura del esfuerzo

La izquierda se caracteriza en materia educativa por rebajar el mérito en pos de una falsa igualdad, que pretende vender como impostada oportunidad, y que al final termina volviéndose en contra de quienes renuncian al esfuerzo y se benefician de un inmerecido premio. Pasar de curso con un número ilimitado de suspensos es un disparate que, al final, pagamos todos: los malos estudiantes, porque tarde o temprano la realidad les termina poniendo en su sitio; los mejores, porque se pierde el valor de la excelencia, y el sistema educativo en su conjunto, que se deteriora y empobrece sin remedio. La Ley Celaá en vigor permite avanzar en los estudios con un número ilimitado de suspensos, algo que el PP, con buen criterio, está dispuesto a cambiar si Feijóo alcanza la presidencia del Gobierno.

En Génova se continúa redactando el contenido de su programa electoral, que en materia educativa incorporará las propuestas de sindicatos, asociaciones de padres y expertos del sector educativo. A falta de concretar el programa, el PP apuesta por la excelencia, la calidad y valor del esfuerzo, pilares que vertebrarán las políticas educativas que el PP pretende impulsar si gana las elecciones del 23J. Otra de las banderas será la de la libertad educativa «frente al manoseo y la coacción» a la que el Gobierno socialcomunista ha sometido a la concertada y la privada. Para ello, el PP defenderá la libertad de los padres para elegir el centro y el tipo de educación que quieren para sus hijos «ya sean estos centro públicos, privados o concertados, ordinarios o de educación especial». La izquierda no es consciente de que una educación que no alcance unos niveles de exigencia y libertad básicos está hipotecando el futuro de la sociedad, entre otras cosas porque en un mundo cada vez más global y competitivo, igualar por lo bajo nos conduce inexorablemente al fracaso como país.

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